Rieleras y juanes ¿escucharon ese gran crash que sonó en Jalisco? Fue el techo de cristal de la rectoría de la Universidad de Guadalajara, la de la Red Universitaria de nuestro estado, esa que es la más importante fuera del centralismo característico de nuestro país.
La tendencia histórica de esta universidad pública se vio modificada por el contexto de cambios internacionales, de la evolución política de México con también la primera vez que una mujer ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo, además de la presencia de otras mujeres dirigiendo universidades estatales y privadas en otros estados.
La sensación de esperanza por la elección de Karla Planter al seno del Consejo General Universitario es real, pero también es particularmente simbólica. Todos los aspirantes al cargo señalaron en sus propuestas de trabajo la importancia de incluir en su agenda las acciones por la equidad para el acceso de oportunidades a mujeres académicas, estudiantes y trabajadoras y resaltaron las acciones en esa materia impulsadas desde la más alta esfera universitaria.
No es coincidencia y si evidente la necesidad de congruencia con los avances de la comprensión del pensamiento feminista en nuestro estado, país y mundo.
He visto videos que tratan de desvirtuar el proceso de elección de la primera rectora en los más de dos siglos de la Casa de Estudios de Jalisco y los casi 100 años de su refundación, que acusan a autoridades de influir en el proceso… ¡claro!, esta Universidad no habría evolucionado sin funcionarios académicos hombres y mujeres, que lo hubieran señalado, visibilizado o decidido a hacerlo. Así es la evolución estructural, es la suma de acciones sociales particulares que coinciden y toman acuerdos.
Las etiquetas patriarcales han de empezar a perder adhesivo y dar lugar a la apertura y diversidad de acción académica, de estilos de política universitaria, para finalmente desdibujarse y quedar en el histórico de una sociedad que evolucionó para ser más justa e inclusiva. Esta Adelita como Chimamanda insiste en que todos, hombres, mujeres y cualquier identidad de género, deberían ser feministas (aconsejo buscar la palabra feminismo en el diccionario antes de irse con la tendencia descalificadora y mocha).
No caigamos en el camino ya recorrido de descalificar lo que las mujeres hacen por el hecho de ser mujeres y si tener apertura para identificar los aciertos y los cambios necesarios. Dar oportunidad a la nueva rectora de demostrar lo que su trayectoria y experiencia le generaron su elección es la mejor opción para permitirnos evolucionar y ser testigos de que existen otras maneras de dirigir las grandes instituciones, incluidas las universidades.