Por Guillermo Tovar Vázquez, cronista municipal de Autlán | Historias de plaza pública
Autlán de Navarro, Jalisco.- Esta serie de tres entregas dedicadas a revisar algunas descripciones de Autlán que se han realizado en los últimos 500 años terminará con dos relaciones levantadas en los tiempos en que nacía el Estado de Jalisco. Acabada de lograr la Independencia y ya disuelto el efímero Primer Imperio, había la necesidad de organizar la administración pública, ya en el sistema republicano. Pero era imposible esta organización sin los datos estadísticos de cada región del nuevo país, como su población, sus recursos naturales, sus principales productos, entre otros.
En Jalisco, el señor Antonio Gutiérrez y Ulloa se dio a la tarea de hacer una memoria general de la hacienda pública, misma que comenzó a formar desde 1819, cuando tomó posesión del cargo de intendente general de la provincia de Guadalajara (antes reino de Nueva Galicia) y no encontró archivos o datos que le dieran una idea de los recursos que debía administrar. Este personaje es interesante: nacido en España, se casó con una camarista de la reina y llegó a América a hacerse cargo de la intendencia de San Salvador, siendo el primer intendente de ese territorio. En 1816 pasó a Guadalajara con el mismo cargo, aunque se topó con la negativa del general José de la Cruz de entregarle el mando, quien cumplía las funciones de intendente y comandante general de esta provincia desde la victoria del ejército realista sobre los insurgentes en Puente de Calderón, en enero de 1811. Gutiérrez y Ulloa quedó, de facto, solo como encargado de la Real Hacienda en Guadalajara.
Don Antonio Gutiérrez y Ulloa, ante la huida de José de la Cruz de Guadalajara, quedó como intendente general en junio de 1821, por lo que convocó, junto a Pedro Celestino Negrete, a la jura de la Independencia el 13 de junio de ese año en Tlaquepaque. Para agosto de 1823, precisamente el día 15, pone a disposición del gobierno del naciente Estado esta razón general, en la que describe con la mayor precisión de que fue capaz las fuentes de ingresos con que contaba la administración pública, las cuentas de las distintas tesorerías y administraciones de cuentas que había en territorio jalisciense (incluyendo todavía a la de Colima) y, a manera de apéndice, una “Noticia general de los partidos de que se compone la Intendencia de Guadalajara, en el día Estado Libre de Jalisco”. Es esta noticia la que nos interesa hoy, por los datos y las descripciones que ofrece del partido de Autlán.
Según don Antonio, Autlán tenía una población de 36,022 personas, siendo el quinto partido más poblado, por debajo de Lagos, Sayula, Guadalajara y La Barca. Autlán era cabecera de una subdelegación que seguía comprendiendo un territorio que abarcaba desde el Puerto de la Navidad hasta el cerro de Ameca, quedando dentro de su jurisdicción Tecolotlán, Ejutla y Ameca, poblaciones que tenían el rango de tenientazgos. Los autlenses, según esta relación, estarían dedicados a las cosechas de sal (recordemos que en las descripciones del siglo XVIII la Costa se poblaba en las temporadas de recolección de la sal), azúcar, grana y aceite de coco, con “alguna crianza de ganado”.
El Puerto de la Navidad y el de Santiago, para entonces, estaban custodiados por piquetes de caballería dependientes de la comandancia de la segunda división de la Costa del Sur. El partido de Autlán tenía bajo su jurisdicción, según esta relación, 18 pueblos, 2 minerales, 50 pozos de salinas y 126 haciendas y rancherías.
Llama la atención que la división política del territorio todavía es la heredada del virreinato, con subdelegaciones que después se convertirían en cantones.
La segunda descripción que veremos hoy la debemos a Victoriano Roa, un personaje que, al parecer, llegó a Guadalajara como secretario de Prisciliano Sánchez, primer gobernador de Jalisco, y que en los años posteriores desempeñó algunos otros cargos públicos. Igual que la Razón General de Antonio Gutiérrez y Ulloa, la Estadística del Estado Libre de Jalisco, que así se tituló la obra de Victoriano Roa, fue un esfuerzo por describir y conocer el territorio y la población del nuevo país, una preocupación que tuvieron los primeros gobernantes del país independiente.
Pero, a diferencia de la obra de Ulloa, la Estadística es una descripción más amplia, que incluye la geografía física de los distintos cantones, su economía, población, límites, iglesias y pueblos incluidos dentro de su territorio. Fue publicada en 1825 pero compuesta con los datos que habían sido solicitados en 1822 a los ayuntamientos de lo que después sería el Estado de Jalisco. Para el momento de su publicación, Jalisco ya había perdido los territorios de Zacatecas y Colima, por lo que en las Advertencias Preliminares a la obra el autor advierte que, de momento, no es posible conocer la extensión exacta de su territorio, sin embargo, haciendo algunos cálculos llega a la cifra aproximada de 9,162 leguas cuadradas.
Del cantón de Autlán se dice en esta obra que está dividido en dos departamentos: Mascota y Autlán. El panorama de la producción agrícola es mucho más detallado que en el trabajo de Ulloa: el departamento de Autlán tiene una producción de 1,529 fanegas de maíz, frijol y chile, sin que existan datos exactos de la producción de caña, a cuyo cultivo se dedica la mayor parte de los terrenos de la hacienda de Ahuacapán, donde se produce azúcar (cerca de 3 mil arrobas al año), y en San Buenaventura, Ejutla y la cañada de Ayutita, donde se produce panocha. También tenía importancia la producción de grana, aunque se aclara que el cultivo de la cochinilla no se ha generalizado porque no se ha alcanzado aquí la fecundidad que se tiene en lugares como Oaxaca. Pero también se producía añil, un colorante azul, en Ahuacapán y Ayutita.
La naranja de China también era un producto de importancia, el autor de la estadística afirma que, en años anteriores, se habían llevado “dos mil y pico de cargas” de este producto a la feria de San Juan de los Lagos. En cuanto a la minería, se mencionan algunas minas de plata de baja ley, incluyendo una en el cerro de San Francisco, que menos de siglo y medio después sería la principal productora mundial de manganeso.
Las aguas del valle de Autlán se limitaban a las que traía el río Ayuquila, más algunos arroyos de temporal. La escasez de agua ya se paliaba con la perforación de pozos, con una profundidad de hasta 30 varas. Para el momento en que se levantó este reporte, la parroquia de Autlán no tenía torre (la perdió en un terremoto ocurrido en 1818) y ya figuraban la de Las Montañas y la de Ahuacapán, las únicas en lo que hoy es el municipio de Autlán.
La estadística menciona que el departamento de Autlán tenía entonces 21,759 habitantes, la mayoría dedicados a la agricultura, pero con algunas industrias textiles muy básicas y la cría de ganado vacuno y de cerda. Esto contrasta con el panorama de cien años después, cuando había en Autlán fábricas de productos como aguas gaseosas, cigarros y jabón.
Fuentes:
- García, Tania G. Antonio Basilio Gutiérrez y Ulloa: último intendente de Guadalajara, en la revista Estudios Jaliscienses, de El Colegio de Jalisco, número 126, noviembre de 2021.
- Gutiérrez y Ulloa, Antonio. Libro de la Razón General de Hacienda Nacional. Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1983.
- Peregrina, Angélica. La Estadística de Victoriano Roa, en la revista Estudios Jaliscienses, de El Colegio de Jalisco, número 126, noviembre de 2021.
- Roa, Victoriano. Estadística del Estado Libre de Jalisco. Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1981.
MV
