Por: Julio César López
Autlán de Navarro, Jalisco. 03 de abril de 2022. (Letra Fría) Hablar de sexualidad es abordar una de las dimensiones más importantes del ser humano, sin embargo, también tenemos que admitir que es una de las más desconocidas. Que la gran mayoría de la población adulta ejerza su sexualidad, no implica que tenga los conocimientos adecuados y actualizados, así como las motivaciones acertadas para vivirla.
A pesar de que estamos en el año 2022, no podemos hablar de una educación sexual integral en la gran mayoría de las familias ni en las escuelas: estos grandes educadores carecen de claridad en los conceptos básicos de la sexualidad humana (aspecto que las nuevas generaciones están teniendo más acceso a través de las redes sociales e internet); ésta educación sexual se aborda solamente desde una perspectiva reproductiva y genital, enfocando su atención en los riesgos y tratando el tema, a través del miedo, lo que dificulta el acceso a información fidedigna y profesional para todas las personas.
Los sectores más afectados ante esta especie de censura o desconocimiento son, especialmente, la comunidad estudiantil: infancias y adolescencias a quienes el acceso a los temas de sexualidad es limitado o erróneo y poco profesional: dichas temáticas son abordadas con poca información, conceptos no actualizados, pero que sobre todo, se aborda desde la perspectiva de que ejercerla es “un riesgo”.
No hay cosa más lejana de la realidad que este enfoque, porque la sexualidad es una dimensión fundamental que vivida de forma sana y responsable, facilita el acceso al desarrollo integral de la persona, ya que esto nos llevaría como seres humanos, a reconocer la capacidad reproductiva en su esplendor, así como nuestra capacidad de sentir placer sin culpa ni vergüenza, de identificar conceptos erróneos en la construcción del género, nuestra habilidad para enamorarnos y establecer vínculos con las personas que nos rodean.
Abordarlo de esta manera hace que giremos la mirada hacia el modelo de los holones que maneja el sexólogo mexicano Eusebio Rubio Aurioles y que busca, en todo momento, que la sexualidad sea abordada desde una perspectiva integral, es decir, encaminada hacia una educación sexual integral e integradora, que nos lleve a reconocer en las diferencias, la riqueza y complejidad del ser humano, e identifica los siguientes holones: Reproducción, Género, Erotismo y Vinculación Afectiva.
Estamos ante uno de los retos más importantes en la actualidad porque, como sociedad y de manera individual, no podemos negar las consecuencias de una educación sexual deficiente y restrictiva. A saber: nuestro país ocupa los primeros lugares en embarazo adolescente y abuso sexual en las infancias, se vive rebrote de infecciones de transmisión sexual (gonorrea y sífilis, específicamente, que ya habían sido controladas ante la realización de prácticas sexuales de riesgo sin información actualizada; iniciación de la vida sexual activa cada vez a más temprana edad y la brecha de diálogo muy desgastada entre generaciones por tener concepciones erróneas de conceptos como machismo, patriarcado y diversidad sexual, entre muchos otros.
Para los educadores en general y especialmente a los educadores sexuales, nos implica un reto de actualización académica, empatía, diálogo y comprensión de diversas realidades que nos acercarán a la construcción de ambientes libres de violencia, basados en el respeto y reconocimiento de los derechos humanos de todas las personas. Y esa no es una tarea sencilla.
MA/MA
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