Una disculpa por la ausencia, me tome dos semanas libres para festejar que el viernes 22 de marzo en nuestro país fue aprobada una ley que prohíbe y sanciona las terapias de conversión, artículo 465 Bis a la Ley general de la salud.
Con 267 votos a favor por parte de la izquierda, 104 en contra, que vinieron de la ultraderecha y 33 abstenciones, el pleno aprobó la prohibición en todo el país. El Partido Acción Nacional (PAN), fue en su mayoría el que votó en contra, lo menciono para que lo tengan en cuenta en las próximas elecciones, pues aunque vaya escondidito en coalición con otros partidos, esos votos le cuentan para seguir con vida y seguir legislando en contra nuestra.
Llama mi atención la abstinencia de apoyo por parte de la hermana de la cantante Thalía, siendo esta una aliada de nuestra comunidad, al parecer le ganó su religión cristiana. Quizá ellos creen en que con una terapia de electroshock y maltrato físico una persona se puede “curar”.
¿Qué es una terapia de conversión?
Es una práctica que tiene como objetivo «cambiar» la orientación sexual y la identidad de género. En mis propias palabras, lo definiría como un acto moderno de tortura.
Quienes pertenecemos a la comunidad, sabemos de lo que se trata. Ustedes pueden darse una pequeña idea en la serie “La Casa de las Flores”, donde un capítulo se aborda este tema.
Se trata de unas cabañas en las afueras de la ciudad, donde los padres envían a sus hijos en contra de su voluntad o con engaños, con el supuesto de que se los regresan curados. Esta serie lo aborda muy por encima y con tintes de humor negro, en la realidad estos actos no tienen nada de gracioso.
Es tortura
Aquí y en China, aunque lo quieran disfrazar de amor, de algo que te curará, que es por tu bien, ¡patrañas! Es tortura física y psicológica, que nadie merece experimentar.
Durante mi infancia y adolescencia escuché todo tipo de historias. Que supuestamente los padres en un intento desesperado por “enderezar” a sus críos, recurrían a las inyecciones de hormonas masculinas, a llevar a sus hijos a que se “hicieran hombres” con «las cariñosas», e inclusive a llevarlos con doctores especialistas.
También en ese tiempo, yo solía ser apegadísima a la religión católica y rezaba todos los días para que a mi no me sucediera, nada parecido a lo que se rumoraba en ese entonces.
Fue más adelante, ya con mayoría de edad y cursando la universidad que fui a dar a un “retiro” de esos espirituales, que yo veía que a varias personas les servía, en cuestión de cómo se manejaban, algunas dejaban sus vicios.
Blanca e inocente palomita, yo que imaginaba un parque, cabañas, pastos verdes, un río, unos paisajes bellísimos en los alrededores del Volcán de Colima, ¡sorpresa! Era un taller de violencia psicológica, en la que la gente como yo era muy mal recibida, y nuestras prácticas eran diabólicas, perversas etc, etc fue así que quedé a merced en medio de la nada con un grupo de fulanos supuestamente “recuperados”.
Violentar a la comunidad
Podría dedicar páginas y páginas hablando de los detalles de esa estancia de dos días, donde no te permiten dormir y medio comes un taco. En todo momento me sentí amenazada, estos fulanos si se les daba la gana me podían violentar, al final, el tipo que se supone me tenía que convencer de dejar la vida que yo llevaba como miembro de mi maravillosa comunidad.
Me hizo jurarle que a mi regreso me haría una novia, ahora la pobre inocente palomita fue él, porque no fue así, lo único que hice a mi regreso fue sentir asco por toda esa gente que dedica su tiempo, energía y dinero para intentar acabar con los que son como yo.
Nunca me he dedicado a señalar a estas organizaciones, es más no sé si aún existan. Este suceso fue antes de 2010, pero espero que ya no estén vigentes, esos retiros son perfectos para gente que ha hecho daño a otros, personas que el abuso de sustancias los ha llevado a agredir a alguien, o para quienes han violentado a una mujer, sin embargo en su afán de cobrar y ganar lana, llevan a señoras de 60 y más, niños menores de edad y adolescentes “confundidos”, lo cual me parece nefasto e innecesario.
Si entraras en mi mente, encontrarías un mundo de caramelo, donde no hay cabida para la maldad y por eso suelo olvidar que allá afuera siguen existiendo personas malintencionadas, cuidémonos y por favor denunciemos.