Por: Mayra Vargas
Costa Sur de Jalisco. 09 de julio de 2020. (Letra Fría) La Universidad de Guadalajara coordina cinco campamentos que hay a lo largo de la Costa Sur de Jalisco, uno de ellos es La Gloria, en el santuario playón de Mismaloya en Tomatlán, campamento insignia donde desde hace más de 30 años se ha registrado el mayor número de anidaciones. Por ejemplo, el año pasado se protegieron casi 10 mil nidos.
El segundo campamento se encuentra en bahía de Navidad en Melaque y Barra de Navidad, en el municipio de Cihuatlán, donde usualmente se tiene un corral de incubación a cargo de dos estudiantes. En el resto de los campamentos el investigador junto con su equipo, apoyan desde la creación de los comités de vigilancia, trámite de sus credenciales, los permisos, talleres de educación ambiental. Les proporcionan todo lo que requieren.
José Antonio Trejo Robles, profesor investigador del Departamento de Zonas Costeras de dicho centro, y coordinador del programa, explicó que hay otro campamento en el hotel La Quinta de Cuastecomates, también en Cihuatlán. Se trata de una pequeña playa de no más de 500 metros donde se ha registrado la llegada de tortugas:
“Si salen una, dos, tres, cuatro son importantes y vamos a protegerlas y el hotel de ahí está muy comprometido, ya hizo un corral el año pasado y está comprometido en proteger a la tortuga”, señaló Trejo Robles.
En La Huerta, específicamente en el hotel Ángeles Locos en Tenacatita, tienen más de doce años con corrales de incubación. Ahí se capacita al personal y se les apoya en el trámite de los permisos. Además, en esta zona cuentan con sensores de temperatura para monitorear cuál es la óptima para el corral.
Un campamento más se encuentra en la playa El Coco, también en Cihuatlán dirigido por el comité de vigilancia “Las Guásimas”. De acuerdo con el investigador, para este año se suman dos áreas más a la protección, se trata de la zona del hotel Playa Grande, donde hay personas de manera permanente y que están interesadas en el programa de conservación, por lo que están comprometidos para unirse a proteger mejor la playa y a las tortugas.
Quienes ayudan en los campamentos son, desde voluntarios, hasta prestadores de servicio social y de prácticas profesionales, quienes realizan diferentes actividades. El investigador explicó que se les capacita para ir a la playa a caminar en busca de tortugas hembras ovipositando, se colecta su nido, los huevos se transportan y se llevan a los corrales de incubación. Después de 50 días en promedio nacen las tortugas:
“Hay que estar al pendiente, hay que colocar mallas, protección a los corrales y estar al pendiente de que no lleguen aves u otros animales. Está cercado pero hay que tener cuidado y después de que nacen las crías, se liberan al mar en horarios que sean más convenientes y después de dos días se hace una limpieza del nido para sacar completamente cascarones, huevos que no eclosionaron, crías que murieron en el camino, pero principalmente para saber cuál fue la producción de ese nido, cuántas murieron, cuántas nacieron y todo su registro”, detalla Trejo Robles.
A quienes permanecen en el campamento se les brindan los alimentos, espacio para descansar, hay regaderas, baños y hay un área para acampar.
En 35 años han liberado más de 5 millones de crías de tortuga

En 35 años, el programa de conservación de la tortuga marina del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, ha protegido más de 95 mil nidos y más de 9 millones de huevos, logrando liberar en tres décadas y media 5 millones 930 mil 496 de crías de tortuga en las playas de la costa sur de Jalisco.
José Antonio Trejo Robles, profesor investigador del Departamento de Zonas Costeras de dicho centro, y coordinador del programa, detalló en entrevista para Letra Fría que en 1982 surgió el programa, pero fue en 1985 cuando se le asignó un presupuesto fijo para operar y sigue vigente hasta la fecha:
“Compañeros de la quinta generación de la facultad de ciencias, de la Universidad de Guadalajara viendo la problemática que había de tortugas marinas junto con compañeros de la Universidad de Michoacán y la Universidad de Sinaloa iniciaron actividades en sus lugares de origen. Aquí en Jalisco también, en 1985 es cuando ya hay un presupuesto fijo para poder trabajar en el programa de tortugas marinas, donde ha habido bastantes logros y evolución. Son más de 30 años donde prácticamente ningún año se ha dejado de proteger las playas”, explicó el biólogo.
Siete de las ocho especies de tortugas reconocidas en el mundo anidan en las playas de México, tanto en las del Pacífico como en las del Golfo de México y El Caribe. Las costas de Jalisco son visitadas por diversas especies, entre ellas, la golfina (Lepidochelys olivacea), especie que se ha recuperado en México y todo el mundo.
De acuerdo con el investigador, la presencia de esta especie comienza a partir de julio. Entre octubre y noviembre empieza a arribar la tortuga laúd (Dermochelys coriácea) y la tortuga prieta (Chelonia agassizii), aunque la presencia de estas especies corresponde más a otras playas, también se han registrado en las costas jaliscienses:
“La tortuga laúd está en peligro crítico, no es de Jalisco, es de playas más bien de Michoacán, pero algunas llegan hacia acá y empiezan a llegar en octubre, noviembre, diciembre. Nosotros nos quedamos si lo permite el presupuesto hasta febrero, para liberar las últimas crías que tenemos de la colecta de diciembre”, explica Trejo.
La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) no se ha registrado en los campamentos de la universidad, pero sí llega a la zona de Careyes. El investigador señaló que ahí se encuentra el campamento Teopa, coordinado por un experto en esta especie:
“Llega a las playas de Teopa coordinado por Alejandro Peña, en Careyes y bueno, porque hay características de que es una playa que tiene coral (…) y obviamente aquí hay poco coral y había mucho más, hace miles de años me imagino que más, y las tortugas carey son todavía animales que llegan a esta playa, no muchas, llegan como 15 al año”, calcula el investigador.
De acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), todas las especies de tortugas marinas de México se encuentran clasificadas en la categoría de riesgo de “en Peligro de extinción” (P), de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Además, se ha documentado la declinación drástica de las poblaciones de tortuga laúd del Pacífico y la carey del Caribe, por lo que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las clasifica en peligro crítico de extinción.
MA/MA
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