Por: Oscar Cárdenas.
Autlán de Navarro, Jalisco. 21 de junio 2018. (Letra Fría).- Las abejas pertenecen al orden Hymenoptera (del griego hymen, “membrana” y pteros, “ala”) al cual pertenecen también las avispas y las hormigas; existen más de 20,000 especies de abejas y muchas de ellas son especies que no poseen aguijón. La especie más reconocida es Apis mellifera, o “transportadora de miel” por su nombre científico en latín, aunque lo que transportan cuando visitan las flores es más bien néctar y no miel.
Esta especie es la que utilizamos comúnmente en la industria de la producción de miel y fue traída al continente americano por los primeros colonizadores europeos. Antes de su llegada, los habitantes del continente ya consumían miel de abejas sin aguijón que vivían en los diferentes ecosistemas de América. A finales del siglo XIX, una vez que se estabilizaron las poblaciones humanas en el continente, las abejas que vinieron de Europa y África se convirtieron en parte de nuestro paisaje y ecosistemas.
Las abejas son importantes en términos ecológicos, económicos y sociales. El valor comercial de los servicios ambientales que prestan las abejas es de varios miles de millones de dólares anuales, siendo la polinización el servicio ambiental más importante en las tres áreas. De hecho, las abejas pueden considerarse como el principal agente polinizador de las plantas, ya que permiten que 9 de cada 10 plantas puedan reproducirse. Al polinizar alrededor de la tercera parte de nuestros cultivos comerciales y de subsistencia, las abejas pueden considerarse como responsables indirectos de la alimentación de una gran parte de la población humana.
Desafortunadamente, en los últimos años se ha registrado una declinación en el tamaño de las poblaciones de abejas melíferas. En muchos países los apicultores han reportado la desaparición de numerosas colmenas, que han sido abandonadas por las abejas y que se conoce como “Desorden del Colapso de Colmenas” o CCDpor sus iniciales en inglés (Colony Collapse Disorder). Aunque se desconoce a ciencia cierta la razón de este abandono, numerosos estudios lo atribuyen a uno o a la conjunción de varios factores, que incluyen:
Calentamiento global, que causa variaciones en la floración de las plantas.
Uso indiscriminado de pesticidas y agroquímicos, que afectan directamente a las abejas.
Pérdida de hábitat, debido al crecimiento de las zonas urbanas y la deforestación.
Parásitos, que infestan las colmenas y obligan a las abejas a abandonarlas.
Sea cual sea la causa de la desaparición de las abejas, es indispensable realizar más investigación al respecto, y considerar la necesidad de listar a estos organismos como un grupo amenazado para que se puedan tomar las medidas legales para su conservación.
AJEM