Cuautitlán de García Barragán, Jalisco.- La cofradía es una organización muy antigua en la comunidad indígena de Cuzalapa. Poder llegar a ser cofrado podría decirse que es como una herencia familiar, hay quienes lo hacen como manda o entrega a las sagradas imágenes, por un compromiso, promesa o a cambio de algún beneficio, dijo el maestro Cayetano García Rodríguez, cofrado mayor de Cuzalapa en entrevista para Letra Fría.
En Cuzalapa, una de las tres comunidades indígenas -las otras dos son Ayotitlán y Chacala- que hay en el municipio de Cuautitlán de García Barragán; un cofrado es una persona que dedica su vida (en cuerpo, corazón y alma) a las sagradas imágenes, su festividad, durante su paso por la comunidad de Cuzalapa una vez al año, en este 2025 será del 2 al 4 de abril.
Otras de las responsabilidades que tienen a su cargo los cofrados, es el resguardo de todas las herramientas para la cocina que se proporcionan a las mayordomías, se hacen cargo del mantenimiento del Templo Mayor; tienen bajo su cuidado los documentos de donación del terreno donde realizan la veneración de las sagradas imágenes, le dan mantenimiento y reforestan, además de rescatar algunas tradiciones perdidas dentro de la comunidad.
Las sagradas imágenes son cinco vírgenes, cada una de ellas originaria de una comunidad y con una advocación distinta: la Virgen de la Candelaria de Ayotitlán, Jalisco; la Virgen del Rosario de Juluapan, Colima; la Virgen de la Concepción de Zacualpan, Colima; la Virgen de Guadalupe, de Telcruz, Jalisco y la Virgen de Talpa, de Las Maderas, Jalisco.
El maestro Cayetano, además de contar sobre la tradición de las sagradas imágenes, también compartió su propia experiencia como Cofrado Mayor, el cargo principal dentro de la cofradía.
El origen del maestro Cayetano García como cofrado

Para hablar de su labor como cofrado, el maestro Cayetano recordó sus orígenes. Él nació en una familia de dos culturas diferentes, su madre católica originaria del estado de Colima que -debido a la Guerra Cristera- desde muy pequeña llegó a las tierras de Cuzalapa y su padre hijo de madre indígena, originarios de esta misma comunidad.
La familia del maestro Cayetano fue numerosa, originalmente sus padres tuvieron 9 hijos (5 mujeres y 4 hombres), de los cuales quedan -en 2025- 2 mujeres y 2 hombres.
El maestro Cayetano dijo que tendría entre 16 y 17 años, era estudiante, cuando en una ocasión su padre en la parcela, lo llevó a trabajar con él y en un descanso que hicieron aprovechó para decirle, “hazme un gusto” con un tono serio.
“Me sorprendió, uno como estudiante nunca trae dinero, porque no produce como para traer dinero, pero le dije, dígame que puedo hacer por usted”.
Su padre le dijo, “quiero que de mis hijos, tú te hagas cofrado”. La primera reacción del maestro fue preguntar qué era eso y la respuesta fue: “ser un hijo escogido y consentido de las sagradas imágenes y no va a haber cosa que le pidas que no te lo concedan”.
En aquel momento, esas palabras dejaron atónito al maestro Cayetano y sólo alcanzó a decirle que sí, con mucho gusto sería cofrado.
De acuerdo a la tradición ancestral del pueblo indígena de Cuzalapa, ser cofrado conlleva una gran responsabilidad, porque hay que entregarse en alma, cuerpo y corazón, salir al encuentro de las sagradas imágenes cuando llegan en peregrinación, hay que velarlas (acompañarlas con una vela encendida) y despedirlas al tercer día cuando se van. El hecho de mencionarlo, al maestro Cayetano le erizó la piel y lo calificó como algo maravilloso.
El golpe de la pandemia en la Cofradía de Cuzalapa
Una vez que el maestro Cayetano tuvo idea que lo que implicaba ser cofrado -consagrar su vida a las sagradas imágenes y prepararles la fiesta mayor en Cuzalapa- después tuvo otra duda, cómo iba a obtener ese cargo o nombramiento, para eso primero tenía que estar convencido de entregarse a esa causa y después buscar a un padrino que lo acompañara, él eligió a su tío Pedro Aguilar para que estuviera con él en ese momento.
Tenía 16, 17 años de edad cuando el maestro decidió convertirse en cofrado.
Ser Cofrado Mayor, una experiencia hermosa indescriptible: Cayetano García

Transcurría el 2019 -el maestro Cayetano tenía casi 40 años de pertenecer a la Cofradía de Cuzalapa- cuando la pandemia de COVID-19 afectó al entonces Cofrado Mayor, Ruperto Torres Flores, que ese año falleció.
Alguien en la comunidad corrió el rumor de que a quien nombraran como Cofrado Mayor, iba a morir, esto retrasó la elección de este importante cargo, al grado de que el sacerdote que asistía a la comunidad, en una ocasión les dijo a las personas que debían tomar una decisión o de lo contrario la tradición de las sagradas imágenes iba a terminarse.
“Me llegó una corazonada, me acordé de mi padre -que en paz descanse- y me dijo que tenía que servir y no me importó morir, dije de todas maneras me voy a morir, si ya me toca que sea por algo hermoso y levanté la mano, pues hasta aplaudieron, yo dije, no sé si están aplaudiendo mi despedida, mi muerte o es para que no la vaya a bajar (la mano)”, narró el maestro Cayetano.
Han pasado cinco años desde que él recibió el nombramiento de Cofrado Mayor y aún sigue vivo.
“Me siento muy bien, es una experiencia maravillosa, inexplicable, es hermoso vivir a plenitud la cofradía siendo Cofrado Mayor, no tengo palabras para decir lo que se siente de hermoso y el nivel de consciencia al que se eleva uno”, expresó.
Dentro de la cofradía, hay un comité compuesto por un secretario, un tesorero y los demás integrantes son vocales; que según el maestro son más de 300 en toda la comunidad. La Cofradía Mayor por tradición le hubiese correspondido a los integrantes de este comité, pero en este caso fue para el maestro Cayetano.
Los integrantes de la cofradía, además tienen el encargo de administrar los recursos económicos que reciben como ofrenda de los cofrados año con año, así como lo que aportan los peregrinos al momento de la fiesta y rinden cuentas a la comunidad sobre el uso del recurso.
La fiesta de las imágenes
En este 2025, las sagradas imágenes llegarán a Cuzalapa el próximo miércoles 2 de abril, ese día las y los cofrados ataviados con un distintivo (collares o coronas de flores de bugambilia morada) -acompañados con danzas- salen a recibir a las imágenes.
El primer día, en la peregrinación de recepción hacen una primera parada que llaman ermita, en “Las Parotitas”, ahí las personas que pidieron algún favor a la virgen se hincan o acuestan para que les pasen las imágenes por su cabeza o cuerpo y luego los cofrados les dan la mano para levantarlos, porque dice la tradición que son ellos quienes deben hacerlo para que se conceda la petición.
La segunda ermita es junto a la casa de salud de la comunidad, luego las sagradas imágenes llegan al Templo Mayor, donde un sacerdote oficia una misa y posteriormente terminan en “Las Cocinas” (son cuatro), donde las Mayordomías ofrecen alimentos a los peregrinos y danzantes.
Los cofrados como parte de su labor deben además velar a las imágenes, es decir acompañarlas literalmente con una vela durante toda la noche.
El segundo día realizan un ritual para hacer nuevos cofrados acompañados por sus respectivos padrinos y madrinas y el tercer día es el cambio de mayordomía, se hace un ritual con diversos elementos simbólicos para la comunidad, como quesillos en la cabeza, collares de plátanos, e incluso una cabeza de res.
Esta es una ceremonia que durante todo el año se prepara, los cofrados tienen reuniones constantes, sobre todo quienes integran el comité y a las demás personas les informan sobre las decisiones que van tomando, la tecnología ha favorecido en mucho este proceso de comunicación.
Abren sus fiestas, sólo piden respeto
El maestro Cayetano compartió que poco a poco han permitido la participación a instituciones y personas ajenas de la comunidad, con la condición de que respeten sus rituales y momentos sagrados. Después de los tres días las imágenes siguen su recorrido hacia la localidad de “El Naranjal” y de ahí hasta regresar cada una de ellas a su origen.