Por: Álvaro Díaz Herrera | Verbum Plurithema
Autlán de Navarro, Jalisco. 30 de enero de 2023. (Letra Fría) No creo en el pecado. Creo en los errores, las consecuencias de éstos y la capacidad de transmutarlos para aprender de ellos.
Pero si creyera en el pecado sería que sólo existen dos graves pecados, el MIEDO y la IGNORANCIA, son estas dos incapacidades la raíz de toda cosa discordante que aqueja a los humanos, son el miedo y la ignorancia los que mueven al odio, al rechazo, la manipulación, la soberbia que a su vez provocan guerras, división, destrucción, discriminación, polarización, pobreza, vicios, prejuicios, envidia, etc. Esto no lo digo ahora, desde el 2019 lo escribí y lo publiqué.
Creo que todo el mundo debería dejar de darle ese peso y esa importancia a la palabra "pecado", despojarla ya de una vez de ese halo de misticismo y moralismo, de castigo tenebroso, un pecado es un error y cualquier persona que respire los comete, y punto.
¿Una institución que a lo largo de la historia ha dividido, separado, mentido, que ha manipulando la fe de las personas, se ha enriquecido al grado de convertirse en una empresa transnacional multimillonaria, que sus propias agendas están manchadas de sangre de inocentes, de millones de vidas cortadas, una institución con delincuentes y criminales protegidos sistemáticamente, una institución así, puede hoy en día seguir señalando quién es «pecador» o quién no?
¿Que la iglesia católica también ha hecho el bien? Sí claro, pero ¿A qué costo? Carga con la responsabilidad de un daño colateral que aunque la misma institución intente negarlo, es innegable, no se borra, está escrito en la historia de la humanidad con letras de sangre.
Y si su líder, es más o menos carismático, sigue siendo un ser humano, y al dar una declaración que abona a la división y al rechazo de sus propios feligreses, de sus propios hermanos en el mundo, está cometiendo un error, es decir un PECADO, el pecado de ser divisionista.
Columna escrita el 27 de enero de 2023 a las 07:34 horas.