Por: Oswaldo Ramos.
San Gabriel, Jalisco. 06 de agosto de 2019. (Letra Fría).- Hablar del sexenio de Enrique Peña Nieto es rememorar la corrupción rampante que caracterizó su gestión, en especial dentro de los programas sociales que tenían como fin abatir la pobreza y desigualdad. Tal es el caso de Rosario Robles, la Cruzada Nacional Contra el Hambre y el entramado de la llamada Estafa Maestra, una investigación de Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI).
La ex titular de la ya extinta SEDESOL, fue una de las piezas clave dentro de la operación del desvío millonario que se hizo a través de universidades públicas y empresas fantasma, sin embargo nunca hubo consecuencias contra Rosario a pesar de existir pruebas contundentes para iniciar una investigación en contra de ella y otros altos funcionarios del Gobierno Federal.
Ahora que la Fiscalía General de la República retomó el caso y abrió una carpeta de investigación basada en lo que documentó Animal Político y MCCI se crea también la posibilidad de una próxima coyuntura política en la que el actual Gobierno Federal pueda comenzar a desmenuzar todo el entramado de corruptelas y nexos con funcionarios, para por fin arrancar de raíz el mal que tanto aqueja al país. Esto también le agregaría legitimidad al Ejecutivo Federal, cuyo titular se mantiene la férrea convicción de acabar con la corrupción a pesar de seguir a tientas en su lucha.
Teniendo a un pez gordo en la mira y con pruebas de peso en la mesa sería un acto irresponsable que se le dejara de dar seguimiento al caso por tratarse de una simulación, sin embargo, siempre existe el beneficio de la duda sobre el cual se ha mantenido nuestro presidente. El desafío no está en encarcelar a Rosario sino en destripar toda la ruta de conexiones políticas que le dieron forma a una estafa que no solo tiene implicaciones políticas, pues el impacto social es también un daño sobre el que no ha versado la narrativa pública, quizá porque no termina por ser tan mediático como ese morbo esperanzador de ver a un ex funcionario de alto nivel caer.
La tarea ahora es mantenerse al pendiente como cuando fue el caso de Duarte, Padrés o Granier. ¿Qué le toca a la Fiscalía y al Gobierno Federal? Hacerla buena aplicando la ya conocida frase Al margen de la ley nada; por encima de la ley, nadie.