Por: Ing. Nancy López Castellano y Dra. María Magdalena Ramírez Martínez
Te preguntarás ¿en qué se relacionan los tres conceptos del título? La respuesta es sencilla y larga a la vez, pero no te preocupes en este texto lo vamos a explicar muy bien.
A la mayoría de las personas nos ha pasado que al ir caminando por la calle, el parque o incluso en el campo, encontrar algún animal silvestre varado y nos resulta muy fácil agarrarlo con la mano sin ningún tipo de protección y colocarlo en algún sitio “seguro” o llevarlo a nuestra casa a rehabilitar para después liberarlo.
Esto sucede porque algunas personas tenemos el sentido de empatía con los animales más sensible que otras y nos preocupamos por el bienestar del animal en desgracia. Además de nuestras buenas intenciones de querer ayudar.
El asunto es que no conocemos la razón del porqué el animal estaba varado o se encontraba en ese lugar y en algunas ocasiones esto puede ser debido a alguna enfermedad.
Responsabilidad para evitar enfermedades
En los últimos años, nos ha tocado poner más atención en las enfermedades que afectan a los humanos y en aquellas que podemos compartir con los animales.
Aún podemos recordar el encierro durante la pandemia del 2020 causado por el virus SARS-Cov 2, que tuvo su origen en mamíferos silvestres acinados en un mercado en China. Es ahí donde hay que poner atención, pues las buenas intenciones siempre deben ir acompañadas de responsabilidad, para evitar enfermedades.
Ojo, esto no quiere decir que no intentemos ayudar al animal en desgracia, o aquellos que somos “amantes de los animales” o que trabajamos con fauna silvestre, no los toquemos nunca más, por el contrario, esto quiere decir que si nuestra intención es ayudarlos hay que hacerlo bien. ¿A qué me refiero con esto?
Como dije anteriormente, hay enfermedades que podemos compartir con los animales, ejemplo de esto es la rabia y si bien el animal no estaba varado por alguna enfermedad, nosotros sí le podemos contagiar alguna al tocarlo con las manos desnudas o podría ser el caso que ellos nos contagien a nosotros.
Por eso es importante tomar la desición correcta, si decidimos moverlo a otro lugar, se debe hacer utilizando guantes de carnaza (como los que usan los vendedores de gas) para evitar mordeduras o guantes de látex en el caso de algunas aves, reptiles o anfibios.
Manipulación segura
Si decidimos no moverlo, entonces hay que reportarlo a una instancia que atienda el rescate de fauna en tu localidad, puede ser protección civil y bomberos, alguna asociación protectora de animales, centro universitario o algún profesional que esté capacitado para realizar la manipulación segura.
Y bueno, sé perfectamente que no andamos por la vida con un par de guantes, cubrebocas y googles en la mochila o la bolsa de mano, pero existen otras opciones, desde agarrar una bolsa que sirva como protección, hasta utilizar alguna ramita que nos ayude a moverlo sin tocarlo ¡siempre hay opciones!
En el Centro Universitario de la Costa Sur, se encuentra el Laboratorio de Ecología de Zoonosis en donde realizamos proyectos de investigación relacionados con las enfermedades de la fauna silvestre que pueden afectar a los humanos.
Tenemos poco más de 15 años trabajando con fauna silvestre y la responsabilidad de siempre utilizar protección al agarrar y manipular algún animal, asimismo, proporcionar la información correcta a las personas que se puedan encontrar con algún animal en desgracia y quieran ayudarlo.
Es así que las enfermedades, las buenas intenciones y la responsabilidad siempre tienen que ir de la mano.