Rieleras y juanes, ¿qué opinan ustedes de un área de urgencias de una institución pública que no cuenta con un médico cirujano para atender…urgencias?
Justo eso enfrentó una estudiante de aquí del CUSur, que como a muchas personas les puede suceder, presentó un severo caso de apendicitis y al ser derechohabiente del seguro facultativo, como está establecido en nuestro país para todos los estudiantes de universidades públicas, acudió al área de urgencias del IMSS de Ciudad Guzmán.
Esto sucedió la noche del sábado 20 de abril. El médico de turno la atendió, la revisó y confirmó que su caso ameritaba una intervención de urgencia. De manera previa la chica había acudido a un médico particular amigo suyo quien le mandó hacer una ecografía.
Los tres testimonios –los de los dos médicos y el estudio- coincidían: era urgente hacer una intervención quirúrgica por una apendicitis aguda. Habían pasado ya 9 horas desde el primer síntoma y el dolor y los signos de alerta iban en aumento.
Sin embargo, la jefa médica del área de urgencias responsable esa noche no lo consideró así. Argumentó que no había cirujano y que lo único que podía hacer era ponerle un suero, medicarla y esperar hasta la mañana del domingo para ver si entonces había cirujano.
Sin soluciones
Al ser interpelada por la madre de la joven, respecto a cómo resolvía los traumas y casos graves un área de urgencias de un hospital del IMSS sin cirujano, la respuesta de la médica fue que no había llegado desde la mañana el cirujano, que no sabía el motivo y que tampoco había hecho falta, salvo por el caso de la joven cuya historia aquí se narra.
La madre entonces le pidió a la médica un traslado a otro hospital que si tuviera cirujano para la atención del cuadro agudo que presentaba la chica. La respuesta volvió a ser negativa y ya en un tono de descalificación de la petición de la madre, como si exigir el cumplimiento de un derecho relacionado con la preservación de la salud y la vida fuera exagerado o desproporcionado, le dijo que eso no era posible pues debía buscar espacio en la clínica 180 o el Centro Médico de Guadalajara.
La madre a esas alturas ya no sabía los motivos de por qué no era posible hacer una gestión para buscar las posibilidades de que se atendiera a la joven. Justo en ese momento la madre recibió una llamada: había disposición de intervenir a su hija de manera inmediata en el hospital regional de Ciudad Guzmán.
Los jóvenes amigos de su hija consiguieron lo que no pudo o no quiso hacer una médica responsable del área de urgencias del IMSS.
Preservar la vida
La chica fue intervenida a las 3 de la mañana del domingo 21 de abril y a decir del cirujano que la atendió, se hizo apenas a tiempo.
Ciertamente haber esperado más, como lo pretendía la médica responsable del área de urgencias del IMSS de ciudad Guzmán, hubiera generado un resultado contrario a lo que se espera de la intervención responsable de un profesional de la salud: preservar la vida de las personas.
Hoy la chica ya está en su casa con su familia y se está recuperando favorablemente. Esa joven es mi hija mayor, y la madre que interpeló con desesperación y angustia a la médica responsable del área de urgencias del IMSS la noche del sábado 20 de abril es esta Adelita.
Deseo que nadie pase por lo que pasó esta familia, pero seguramente cada lector de estas carrilleras conocerá una historia similar.
Este es un síntoma de los contrastes que existen en la asistencia sanitaria de nuestro país: médicos a quienes el puesto administrativo no les alcanza para dar soluciones. Galenos poco profesionales que no se presentan a trabajar y redes de apoyo que logran con voluntad lo que no hacen médicos que reciben un sueldo e incumplen el juramento hipocrático de velar con el máximo respeto la vida humana.