En el año 2009, la banda de música “Ireneo Monroy”, cumplió 50 años de haber sido creada. Con ese motivo entrevisté al Maestro Manuel Rodríguez Blas. Recientemente la banda cumplió 64 años de haber ofrecido su primera audición musical, el 1° de mayo de 1960.
He aquí un poco de historia de la banda.
Corría el año de 1958 en el apacible San Gabriel, el pueblo conservaba todo el sabor de la provincia. La tranquilidad y el silencio solo eran interrumpidos por las alegres fiestas patronales, por algún acontecimiento especial, y por las notas musicales de la pequeña banda de don Álvaro Pérez, donde tocaban también don Nicolás Rodríguez Romo y el joven Valente Rodríguez Fuentes, entre otros más.
En aquellos tiempos, un grupo de personas altruistas, desinteresados benefactores y deseosos de que San Gabriel destacara en todos los rubros de la vida, tuvieron la iniciativa de adquirir un buen lote de instrumentos musicales, con la firme idea de crear una institución musical más sólida y mejor preparada.
Aquellos ilustres hijos de San Gabriel, fueron don Remigio Guzmán Hernández, empresario ampliamente conocido en la región Sur de Jalisco y en la capital tapatía. Don Adolfo Arias Benavides, distinguido agricultor, porcicultor y comerciante; y don Filiberto Villalvazo Chávez, acreditado comerciante.
Con la rapidez y entusiasmo que da la juventud, y la firmeza que se consigue con la madurez por los años vividos, comunicaron sus deseos al señor Cura don Nemesio Rivas Barrera, quien contagiado por los anteriores personajes, no solo le agradó la idea, sino que ofreció en nombre de la parroquia, cooperar en la compra de los instrumentos musicales.
Igualmente lo comunicaron a la autoridad municipal, quien en ese tiempo era don Justo S. Arámbula Rodríguez, sumándose al ambicioso proyecto y habiendo obtenido una exención de impuestos de un 75% que se solicitó a través de su gobierno.
La compra de instrumentos en Alemania
Don Remigio Guzmán, se encargó de hacer el pedido de los instrumentos a Alemania, de excelente calidad y manufactura. Durante algún tiempo los instrumentos fueron exhibidos en el negocio de don Fausto de la Torre. Ahora faltaba dar el siguiente paso: conseguir un buen maestro que se dedicara en cuerpo y alma a la enseñanza del arte musical.
Esa tarea (ya en 1959) fue confiada a don Remigio Guzmán, quien conocía muy bien el medio musical en la ciudad de Guadalajara. Para tal efecto se entrevistó con el Director de la Banda del Estado, el señor Arturo Xavier González, en busca de orientación para buscar un buen maestro, quien le notificó que en este momento se encontraba libre de compromisos el insigne Maestro Alfredo Ignacio Salmerón, y quien según su opinión, era el más apreciado músico que había en la urbe para el tipo de asociación que se pretendía.
El testimonio de Manuel
Don Manuel Rodríguez Blas, actual director de la banda desde 2019, me platicó sobre su vida e ingreso a la agrupación musical. A manera de homenaje en vida, les ofrezco su testimonio, al que he titulado…
Mis recuerdos en la banda de música.
Nací un 28 de octubre de 1940. Mis padres fueron don Antonio Rodríguez Liberio y doña Martina (María) Blas Gómez.
Fui el último de una familia de diez hermanos que fueron, María Guadalupe, María de Jesús, Agustín, Cecilia, (tal vez por ella el gusto por la música), Alberta, Lucía, Ramón, Pedro y Luis.
A la edad de seis años ingresé a una escuela particular ubicada en la calle Prisciliano Sánchez, donde hoy se encuentra la imprenta. Tuve por maestras a Ma. Guadalupe Navarro y Amparo Yáñez González, quien realizaba sus prácticas.
Al año siguiente ingresé a la escuela oficial, que estaba en la calle Mariano Morett. Actualmente es el lugar que ocupa actualmente la Casa de la Cultura “Enrique Trujillo González”.
La enseñanza
Mis maestras en primer grado fueron Francisca Larios y Josefina Rodríguez; en segundo, la Maestra Emilia López, conocida como “La viuda”; en tercero, el Profr. Francisco Estrada; en cuarto, Bertha y Mari Arámbula, un poco después Sofía Preciado. En quinto nuevamente Francisco Estrada; y en sexto, Odila “Lila” Gómez Michel, siendo la directora la inolvidable Maestra Ma. Guadalupe “Lupita” Michel Argote.
En 1956 recibí las primeras clases de música en el salón del curato, siendo mi primer Maestro el Presbítero don José Sánchez. Él nos enseñó a conocer las notas musicales y los cantos eucarísticos en latín.
En 1958, llegó el padre José María Velasco “el padre Chema” que tenía bastantes conocimientos musicales. Formó un coro parroquial al que entré porque ya habían entrado mis hermanos.
A mediados de 1959, ya había la idea de formar una banda de música, pues ya se habían encargado los instrumentos a Alemania y se exhibían en el aparador de don Fausto de la Torre.
En uno de los ensayos del coro, fue don Remigio Guzmán Hernández y otros integrantes del patronato para hacernos la invitación de formar parte de la banda, a lo cual nos comprometimos. Mis hermanos Ramón, Pedro y Luís se inscribieron con tiempo, yo hasta el primer día de clases porque mi mamá me mandó.
Herencias y aprendizajes
De mi papá, heredamos el gusto por la música, ya que él tocó en la banda que organizó el señor Cura don Ireneo Monroy, en la que también tocó don Blas Galindo.
También de mi papá heredamos el oficio de hacer huaraches. Ya que desde que estábamos en la escuela contábamos con el permiso de la directora para no asistir los viernes por la tarde con la idea de ayudarle a mi papá a terminar el trabajo.
El primer día de clases en la banda fue el 10 de agosto de 1959 y asistimos un poco más de sesenta alumnos de todas las edades. Todo bajo la tutela del Maestro Alfredo I. Salmerón.
El método con el que iniciamos no era entonado, sino de rítmica y métrica de Jerónimo Baqueiro Foster. Poco a poco fue mermando la asistencia ya que a muchos muchachos se les dificultó aprender ese complicado método.
Después de tres meses de estudio hubo un reconocimiento o especie de examen público en la Casa de la Juventud y ahí recibimos instrumentos varios alumnos, entre ellos, mi hermano Ramón y yo.
Los demás poco a poco fueron recibiéndolo hasta completar toda la instrumentación de una banda que comprende trompetas, clarinetes, saxofones, flautín, trombones, bajos, saxores y batería, que a su vez se forma de tambora, platillos, triángulo y redoblante.
Durante tres meses más combinamos el estudio de métrica, rítmica con el método de instrumentos.
Los retos musicales
Un buen día el Maestro consideró que ya teníamos capacidad suficiente para estudiar una pieza de música y en marzo de 1960 empezamos a estudiar el vals Sobre las olas que nos dio mucho trabajo aprender, en ocasiones el Maestro se desesperaba, por lo que nos puso otro vals un poco más fácil llamado Sentimiento.
El domingo 1° de mayo de 1960, a mediodía, dimos la primera audición en el kiosco de la Plaza de Armas con la asistencia del patronato y las autoridades municipales, ya que el General Alfonso Fuentes López nos dio permiso de no asistir al servicio militar a cinco elementos que formábamos parte de la banda y que éramos Leoncio y Alberto González López, Sergio Lugo Rojas, Sergio Grajeda Curiel y un servidor.
Continuamos con los estudios aprendiendo piezas nuevas. En el mes de julio el Maestro Salmerón enfermó de gravedad y tuvo que irse a Guadalajara a curarse.
El patronato contrató al Maestro Agustín Ibarra Gil con el que tocamos en las Fiestas Patrias por primera vez en 1960; en octubre del mismo año tocamos en la recepción del Arzobispo de Guadalajara el Cardenal don José Garibi Rivera. En noviembre se fue el Maestro Ibarra y volvió el Maestro Alfredo Salmerón ya restablecido.
Para diciembre actuamos en las fiestas a la Virgen de Guadalupe; en enero de 1961 tocamos por primera vez en las Fiestas al Señor de Amula con solo nueve piezas musicales hasta entonces aprendidas.
Fue en junio de 1961 estrenamos el primer uniforme tipo militar y tocamos en Ciudad Guzmán el día 25 en una graduación del “Instituto Comercial” del Maestro Jorge Lugo, y al regreso, cerca de Sayula, la camioneta del señor Cura Rivas sufrió un accidente donde él resultó herido y los integrantes de la Banda que con él viajaban.
En diciembre de 1962, la banda tuvo su primer trabajo fuera de San Gabriel, en la población de Pihuamo, Jalisco, por recomendación del Dr. Raúl Mejía Valencia, cosa que hicimos por diez años consecutivos.
La experiencias en la música
En este mismo año, en el mes de mayo, vino don Blas Galindo a apadrinar a la banda.
El Maestro Salmerón y el Padre “Chema” le pidieron apoyo para mandarme a estudiar al Conservatorio Nacional de Música, a lo que se negó, lo que al fin de cuentas le agradecí porque no tuve que salir de mi pueblo.
El domingo 13 de enero de 1963 murió el Maestro Salmerón en Guadalajara, a él siempre lo recordamos por haber sido un gran Maestro del que aprendimos a amar la buena música y, sobre todo, a ser puntuales.
Después de su muerte vino el Maestro Francisco Santos Gauna, que era Subdirector de la Banda del Estado y duró muy poco porque le pareció que mi hermano Ramón podía quedarse definitivamente al frente de la Banda.
Por varios años tocamos los domingos por la tarde, ya que la luz eléctrica que había en ese tiempo, no era suficiente. Durante las fiestas de enero, el señor Cura Rivas pasaba luz eléctrica de la planta del curato a la Plaza de Armas y a las torres de la iglesia.
Después de estudiar varios años en la Casa de Música, junto al puente, el presidente municipal don Ignacio Reyes Rodríguez (administración 1971-1973) nos prestó una casa que había sido escuela de niñas -por la calle Manuel C. Michel- luego sería un hotel y después se construiría la actual Presidencia municipal.
En esa casa duramos siete años, donde además de la banda organizamos una Rondalla, en la cual participaban de quince a veinte muchachas.
Más anécdotas
En enero de 1979, nos cambiamos a un cuarto de la calle Francisco I. Madero, propiedad del señor J. Jesús Vargas, donde pagábamos renta y cada ocho días salían los muchachos que estudiaban música a pedir cooperación en los diferentes comercios.
En el período de don J. Jesús Ávalos, (1983-1985) participamos en Sayula y Guadalajara en el recorrido de los Símbolos Patrios, para lo cual nos dotó de uniformes. Cuando fue Presidente municipal Abel Murguía, (1986-1988) ofreció pagar la renta del local que ocupábamos.
En 1982, la banda de música de Totolimispa me invitó a tocar con ellos, junto con otros compañeros y lo hicimos durante cinco años. Después formé parte del Grupo Musical “Época 5” de Armando Corona donde yo tocaba el saxofón.
En 1992 nos cambiamos a un cuarto de la casa de la familia Cobián Rivera que nos facilitaron sin cobrarnos renta y que ocupamos hasta 1995, para luego trasladarnos a la parte alta de la casa que fue de don Alberto Arámbula, frente el Casino Municipal, casa que hoy se encuentra demolida.
En ese lugar pagaba la renta el Ayuntamiento que presidía don Jorge Sedano Vargas.
Fue durante ese período que la regidora de educación Profra. Ma. de Jesús Galindo Ramos, me invitó a dirigir un taller de guitarra y consiguió a través del Ayuntamiento un apoyo de $ 20,000.00 para la compra de instrumentos, para lo cual tuve que firmar una carta-compromiso con la Secretaría de Cultura del Estado.
Solo me resta decirles a todas esas personas que confiaron en nosotros que no les hemos defraudado, nos conservamos gracias a Dios y esperamos, por algún tiempo más, seguir sirviendo a nuestro querido pueblo. A todos, muchas gracias.
Los tiempos actuales
Después de largos sesenta y cuatros años, dentro del grupo de músicos de la banda, la vida del Maestro Manuel Rodríguez continúa con muchos esfuerzos, debido a que su facultades mermaron un poco por una enfermedad; sin embargo, su gran espíritu de lucha continúa, y estoy convencido que personas como él hacen falta en San Gabriel.
En varias ocasiones ha recibido el reconocimiento del pueblo y autoridades por su gran labor, ya que no solo es el director, sino que enseña en las aulas el difícil arte de la música a las nuevas generaciones.
Mi admiración y respeto.
Referencia:
GUZMÁN Mora, José de Jesús. El arte musical en San Gabriel: la banda de música Ireneo Monroy, 1959-2009, inédito, San Gabriel, Jalisco, 2009.