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Héctor Grajeda: «El socorrista es una persona de noble corazón» | Crónica

Héctor Miguel Grajeda Partida, tiene poco más de 40 años como voluntario de la Cruz Roja Autlán. Muchos años y carnavales atrás, con apenas 14 de edad, el joven Héctor ingresó a la institución. Él cree que esa voluntad de ayudar a la prójimo y su pasión por la atención médica, pudo haberlas heredado de su madre, quien fue doctora. "Es que mi inclinación primaria siempre fue lo clínico. No llegue a ser médico, pero estoy en lo paraclínico y me siento muy orgulloso".

Por: Darinka Rodríguez

Autlán de Navarro, Jalisco. 03 de marzo de 2022.- (Letra Fría) El mes de marzo comienza, el Carnaval de Autlán 2022 llega a su fin. La bandera color grana ha vuelto a se resguardada en su caja de madera, donde permanecerá dormida en espera de que llegue el próximo carnaval. La torrecilla del reloj de la plaza de toros «Alberto Balderas» luce un poco desnuda, sin la brillante bandera ondeando en ella.

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Abajo en la arena, el presidente municipal Gustavo Robles, agradece a todos los que hicieron posible que la máxima celebración de Autlán pudiera llevarse a cabo, y hace un reconocimiento especial a los socorristas y paramédicos de la Cruz Roja, quienes estuvieron siempre pendientes desde el puesto de emergencias de la plaza de toros, listos para atender a cualquier persona que los necesitara. El personal de la Cruz Roja entonces es llamado al centro del ruedo para recibir el aplauso de toda la población. Con su uniforme rojo y blanco, el equipo de socorristas desfila por el perímetro del ruedo, encabezando la ordenada fila, va Héctor Grajeda, coordinador local de socorros de Cruz Roja Autlán.

El aplauso de los autlenses es apenas un pequeño reconocimiento para la trayectoria de Héctor Miguel Grajeda Partida, quien tiene poco más de 40 años como voluntario de la Cruz Roja Autlán. Muchos años y carnavales atrás, con apenas 14 de edad el joven Héctor ingresó a la institución.

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«Ser voluntario de la Cruz Roja ha contribuido de muchas formas a que yo pueda comprender lo que es la vida y buscar la forma de cuidarla, de ayudar. Algo propio de las personas es la voluntad, dentro de ella es que podemos ayudar sin recibir nada a cambio, e incluso podemos dar la vida por salvar la de otro», me comparte Héctor Grajeda, su voz es sincera, su expresión transparente.

Héctor Grajeda tiene el cabello muy corto y algo rebelde en la parte de la coronilla, su piel es clara y sus ojos oscuros están enmarcados por unas escasas cejas de color castaño. Él cree que esa voluntad de ayudar a la prójimo y su pasión por la atención médica, pudo haberlas heredado de su madre, quien fue doctora. En su juventud eso a él lo llevo a ponerse como meta en la vida llegar a ser médico. Por eso cuando en su adolescencia, su amigo Juan Carlos Vargas Pelayo, quien ahora es uno de sus compañeros veteranos, lo invitó a ingresar a la Juventud de la Cruz Roja, él no se lo pensó dos veces.

La Coordinación de Juventud es un espacio donde niñas y niños desde los ocho años de edad pueden sumarse como voluntarios a las actividades que realiza la Cruz Roja Autlán, y en donde llevan una capacitación primaria en primeros auxilios y técnicas de rescates.

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«Yo estaba por terminar la secundaria y entrar a la preparatoria cuando entré a la Coordinación de Juventud de la Cruz Roja, ahí poco a poco me fui forjando. Como todo el mundo, llegué con muchas ganas de aprender y de ver si realmente podía ser útil para la institución, porque conforme vas avanzando, hay emergencias y accidentes que te hacen cuestionarte si puedes seguir aquí; como ver la sangre, o pensar que quizás tengas que cargar a una persona que ya no tenga signos vitales. Casi todas las personas que ingresan como voluntarios ya no continúan por cuestiones de ese tipo», relata el coordinador de socorros.

Paramédicos y socorristas de la Cruz Roja Autlán se dirigen al centro del ruedo de la «Alberto Balderas» para recibir un aplauso por el trabajo que realizaron durante el Carnaval Autlán 2022
Foto: Vianney Martínez

Fue su voluntad de ayudar a los demás y la profunda admiración que tenía por las acciones que realizaban los socorristas de la Cruz Roja en ese tiempo, lo que motivó la permanencia de Héctor Grajeda como voluntario de la Coordinación de Juventud, y después al cumplir los 18 años de edad, como voluntario de la Coordinación de Socorros, que por aquel tiempo era conocida como el Comité de Socorrismo. Fue ahí donde continuó con su preparación hasta cumplir con todos los objetivos de la capacitación como socorrista, en sus niveles básico, medio y avanzado.

El ahora responsable de la Coordinación de Socorros, me platica que, como en aquel tiempo aún no existían los paramédicos en México, para continuar con su preparación como miembro de la Cruz Roja Autlán, viajó a California, Estados Unidos para cursar una capacitación en una base de bomberos y obtener su certificación como paramédico. Unos años después, poco a poco la Cruz Roja Mexicana comenzó a preparar a sus voluntarios mediante los protocolos de capacitación de los paramédicos estadounidenses, pero sin dejar de lado la formación de socorristas.

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Lo anterior me deja un poco confundida, por lo que le pido a Héctor Grajeda, quien se encuentra sentado detrás de la mesa de un consultorio médico dentro de las instalaciones de la Cruz Roja Autlán en donde nos resguardamos del ruido del carnaval, que me explique las principales diferencias entre un socorrista y un paramédico.

«Un socorrista es una persona que tiene conocimientos en primeros auxilios, que lleva una capacitación, pero que a diferencia de un paramédico todavía no cuenta con una certificación que lo avala para brindar atenciones prehospitalarias en una emergencia. El socorrista rescata por ser una persona que realiza trabajo voluntario, una persona de noble corazón que realmente quiere profesionalizarse y ayudar a las personas. En ese sentido la Coordinación de Socorros de Cruz Roja Autlán abre las puertas tanto a mujeres como hombres mayores de 18 años que deseen conocer y empaparse de las actividades que tiene la institución», explica generoso.

Héctor Grajeda me comparte que alrededor del 95 por ciento de personas que ingresan como voluntarios a la Coordinación de Socorros, tienen aptitudes para convertirse en paramédicos. En ese sentido la Cruz Roja Autlán ofrece todos los recursos que conlleva apoyar la preparación de un voluntario hasta que obtenga su certificación como paramédico. De hecho el coordinador asegura que a nivel nacional la Cruz Roja es la institución número uno en preparación para atención prehospitalaria y rescates.

«Yo estoy muy agradecido con la Cruz Roja, porque la mayor parte de mi capacitación no me ha costado, me la ha proporcionado la institución. Nosotros siempre estamos en capacitación, no podemos dejar de actualizarnos, tenemos que estar preparados. Yo como director de la Coordinación de Socorros también soy el responsable de la capacitación de todos mis muchachos en atención prehospitalaria y atención de rescates», expresa Héctor Grajeda.

Héctor Grajeda con dos de sus muchachos de la Coordinación Local de Socorros
Foto: Vianney Martínez

Para Héctor Grajeda pasar de ser paramédico a ser el coordinador de socorros de la Cruz Roja Autlán, implicó un cambio muy grande en su persona, él reconoce que principalmente un cambio de actitud, pues necesitas una actitud muy positiva para sobrevivir al sinfín de cursos y certificaciones que se necesitan para poder preparar a los nuevos socorristas que ingresan a la institución.

«Yo estuve tres años en Guadalajara aprendiendo todo lo que realmente hay que saber en cuanto a los temas más relevantes y primordiales en la preparación prehospitalaria, y de atención de rescates y desastres. Todo eso implicó mucha preparación y aún así yo no te puedo decir que sea el número uno. En la Coordinación de Socorros también tenemos muy claro que todos valemos lo mismo, que si tenemos más capacitación es para poder extenderle la mano al compañero, ayudarlo a que aprenda y dirigirlo por el buen camino», afirma el coordinador.

Ya ha pasado casi una hora desde que Héctor Grajeda comenzó a platicar conmigo dentro del silencioso consultorio. <<Pues así fue como brinqué de voluntario de la juventud a socorrista, y de socorrista a paramédico, y pues me da un poco de vergüenza decir que ya tengo 24 años en la Coordinación de Socorros>>, me suelta con una sonrisa apenada en el rostro. Yo permanezco en silencio, sorprendida por haber recorrido una historia de vida en menos de una hora.

Cuando le preguntó por su formación académica, el coordinador se sonríe nuevamente y me confiesa que es ingeniero agrónomo, algo que dista mucho de su verdadera vocación. «Es que mi inclinación primaria siempre fue lo clínico. No llegue a ser médico, pero estoy en lo paraclínico y me siento muy orgulloso».

Como paramédico de la Cruz Roja, Héctor Grajeda cuenta con diversos reconocimientos y certificaciones a nivel nacional e internacional.

La odisea de un socorrista en carnaval

El Carnaval de Autlán está en todo su apogeo y en la plaza de toros «Alberto Balderas» la gente se ha reunido para disfrutar del toro de once. El sol brilla con intensidad en lo más alto del cielo. Abajo en el ruedo el tercer toro de reparo se mueve con bravura dentro del cajón, el jinete está unos centímetros arriba de él, buscando el mejor ángulo para montarlo. El jinete levanta la cabeza hacia el cielo y el sol ilumina su rostro, permitiendo ver con claridad las facciones bajo su sombrero; no se cuántos años tiene, pero el acné en su rostro y el incipiente vello facial, indican que podría tratarse incluso de un adolescente.

Finalmente, el joven jinete se monta sobre el toro y las puertas de cajón se abren de inmediato. El animal brinca con fuerza, se sacude tratando de quitarse de encima al jinete, mientras que este, hace todo lo posible por aferrase al lomo del toro con las piernas. La banda toca animadamente y en las gradas la gente no pierde detalle de lo que acontece en el ruedo, hasta el momento es el jinete que más tiempo ha aguantado arriba del toro.

De repente el toro renueva sus fuerzas y gira con rapidez. El jinete se suelta y cae a la arena, el animal continúa brincando cerca de él y percibo cómo logra golpear el cuerpo del jinete con sus patas. Rápidamente dos hombres sujetan al toro con sus lazos, forzándolo a alejarse del jinete y abandonar el ruedo.

Sin embargo, el daño ya está hecho, el jinete se levanta y una mueca de dolor se le dibuja en el rostro al tratar de apoyar uno de sus pies en la arena, entonces se acerca renqueando lentamente al burladero, en donde dos personas ataviadas con un uniforme rojo con blanco se acercan para auxiliarlo; se trata del personal de la Cruz Roja Autlán que atiende el puesto de emergencias de la plaza de toros durante el carnaval. A unos metro detrás de ellos, se encuentra el coordinador local de socorros de Cruz Roja Autlán, Héctor Grajeda, al pendiente de la situación.

«Yo personalmente llevo 36 años participando en los eventos de carnaval. La Cruz Roja Autlán tiene 48 años brindando servicio a plaza de toros, en donde se maneja un área de enfermería. Ahí nuestra función es la misma de todos los días; estar atentos a cualquier tipo de emergencia y ayudar lo más pronto posible a cualquier persona que lo necesite ya sea por accidente o por enfermedad. En conjunto con Protección Civil y otras dependencias nuestro deber es brindar atención prehospitalaria y en caso de ser necesaria una atención clínica realizar el traslado», explica Héctor Grajeda.

Para la mayoría de las personas que viven el Carnaval de Autlán, los diez días que dura la celebración son fugaces, se les escapan rápidamente sin poder detenerlos, así como escurre el agua por entre los dedos cuando tratamos de retenerla con las manos. Pero para el equipo de la Cruz Roja, estos días significan largas jornadas de trabajo, que muchas veces parecen interminables y que implican un esfuerzo extenuante.

«Realizamos un contrato con la plaza de toros para que nuestro personal esté permanente las 24 horas, porque aunque se supone que no hay eventos nocturnos, a veces los eventos se atrasan y la gente está aquí hasta muy tarde. Te puedo decir que hubo días en los que salimos hasta las 5 o 6 de la mañana por quedarnos a vigilar el último evento. No tenemos episodios de descanso muy amplios, porque somos 24 horas por 24 horas los mismos compañeros durante los 10 días que dura la festividad del carnaval. Para nosotros es muy desgastante, pero lo hacemos con gusto y agradecemos que el Ayuntamiento de Autlán, el Patronato Organizador del Carnaval y la plaza de toros continúen confiando en nuestro servicio», externa el Coordinador de Socorros.

A las emergencias que debe atender el personal de la Cruz Roja en la «Alberto Balderas», se suman los servicios que la institución brinda cotidianamente a la población de Autlán y demás municipios de la región. La Cruz Roja Delegación Autlán está ubicada en un punto donde le corresponde atender a un conjunto de municipios que abarca desde Tecolotlán, hasta Tomatlán y Cihuatlán en la Costa Sur de Jalisco.

Héctor Grajeda confiesa que en ese sentido la atención de servicios por parte de la Cruz Roja Autlán, se vuelve especialmente complicada durante la celebración del carnaval, ya que el número de accidentes automovilísticos sufre un incremento considerable, tanto dentro del área metropolitana del municipio, como en todas las carreteras de la región.

«Nosotros tenemos documentado este incremento de accidentes como estadística interna de la Cruz Roja. Mira, el detalle es que tú bien sabes que el alcohol no se presta con el volante, y en estos diez días el consumo de alcohol es bastante grande. Entonces, es obvio que eso contribuye al incremento de accidentes vehiculares y de motocicleta. A parte de eso suma los heridos que dejan los pleitos en el callejón y ya te imaginas el colapso que se nos viene. Han existido carnavales donde hemos tenido que salir inmediatamente a apoyar emergencias en otros municipios y eso nos debilita el personal que se queda en Autlán, pero no podemos dejar de apoyar a todos los municipios de la región en donde estamos», menciona Héctor Grajeda.

Extensión del «Callejón de la Alegría» visto desde arriba
(Foto: Especial)

Por la ubicación del «Callejón de la Alegría», resulta imposible que gran parte de las atenciones que realiza la Cruz Roja Autlán, cuyo edificio se ubica sobre la calle Álvaro Obregón, justo a la altura donde se instalan los puestos que venden bebidas alcohólicas, estén relacionadas con el consumo excesivo de alcohol. Pero a Héctor Grajeda algo que lo ha conmovido durante los últimos años es la cantidad de menores de edad que han atendido por este motivo.

«Hemos tenido niños de 12, 13, 14 años bien alcoholizados. Nuestro trabajo es atenderlos pero también avisar a sus padres para que vengan a recogerlos. Desconozco dónde consigan el alcohol los chamaquitos, puede haber mucho lugares aunque siempre se maneja un protocolo de no venta de alcohol a menores aquí en el callejón. También es muy triste que hemos atendido personas que están completamente intoxicadas por un alcohol adulterado o por otras sustancias químicas que les echan a las bebidas; en estos casos hemos atendido estadísticamente a un mayor número de mujeres que de hombres. Por eso yo siempre les digo a los jóvenes que tengan mucho cuidado con lo que compran, con lo que les invitan», cuenta Héctor Grajeda.

A la fecha existen dos quejas realizadas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) respecto a la ubicación del «Callejón de la Alegría». La quejas 241/2008 y 520/2018 derivaron en la recomendación 02 emitida por la CEDHJ en el año 2020, la cual no ha sido atendida por el municipio. En la recomendación precisamente son mencionadas algunas de las afectaciones directas a la Cruz Roja Autlán, entre ellas la obstrucción de la salida y entrada de sus vehículos para la atención de emergencias.

«Si te fijas, la Cruz Roja está en medio de esta área de diversión y por ello llevamos nuestras actividades un poco presionadas, dado que para poder sacar a un lesionado o acceder a donde están ubicadas nuestras ambulancias aquí en lo que es la esquina de Juárez y Cuauhtémoc, pues siempre es complicado buscar la forma de hacerlo rápidamente, además de que es incómodo para las personas que atendemos tener que trasladarlas en camilla a través del callejón hasta llegar al edificio», admite el director de la Coordinación de Socorros.

Es precisamente por estas situaciones que al término de los días de carnaval, todo el personal de la Cruz Roja se enferma, eso es lo que me cuenta Héctor Grajeda y agrega que lo primero que les pega inmediatamente después de la celebración es el cansancio, el agotamiento físico por los horarios de atención de 24 horas con solo un par de horas de descanso.

«Todo esto que te menciono lo vivimos con cada carnaval, ya tenemos un poco de experiencia así que sabemos afrontarlo, aunque debo decir que cada carnaval es un reto, porque cada año es diferente. Aún así hemos logrado salir adelante. Entre todos nos damos ánimos y nos sostenemos del lema que tiene la cruz roja, que es servir al prójimo»,

Personal de la Cruz Roja Delegación Autlán posando durante el evento de clausura del Carnaval Autlán 2022
Foto: Vianney Martínez

Cruz Roja Autlán; siempre luchando por mantenerse con vida

La Cruz Roja Autlán siempre ha padecido de una severa falta de recursos económicos. Basta entrar a su edificio para comprobarlo; la farmacia tiene muchos anaqueles vacíos por la falta de medicamentos, en los consultorios muchos aparatos médicos son visiblemente obsoletos, ambulancias que necesitan un servicio en el taller mecánico. Inclusive hay partes del inmueble donde se comenzó a poner piso nuevo desde hace años y no se terminó por falta de recursos; ahora las instalaciones lucen como un disparejo cuadro de ajedrez, con segmentos intercalados de piso antiguo y piso nuevo.

«La Cruz Roja siempre ha tenido una necesidad muy grande, no hemos podido salir adelante económicamente. Con los servicios se hacen gastos de combustible, de taller mecánico, de refacciones, de todos los insumos que se utilizan en las emergencias, y todo eso cuesta. A muchos compañeros nos ha tocado poner dinero de nuestro bolsillo para poder ajustar el gasto de alguna atención. Cruz Roja humildemente hace lo imposible para hacer lo posible», comparte Héctor Grajeda.

Actualmente la Cruz Roja Autlán tiene registrados en su base de datos 76 elementos dentro de la Coordinación de Socorros; entre socorristas, paramédicos y rescatistas, siendo 35 los elementos más activos.

«La mayor parte del personal de Cruz Roja somos voluntarios. Nada más tengo cuatro paramédicos que están remunerados, todos los demás de corazón venimos a brindar nuestros servicios y ayudar a la gente que lo necesite. Yo agradezco de corazón a cada uno de mis muchachos socorristas y paramédicos, reconozco en ellos el altruismo, porque dejan todo, hasta a sus familias para dedicarse a esto», reconoce conmovido el coordinador.

Héctor Grajeda comenta que la población de Autlán siempre demanda un mejor servicio por parte de la Cruz Roja, sin saber que si la institución está precaria y tienen un servicio deficiente es porque el pueblo así la tiene, porque también ellos son Cruz Roja.

«Nosotros no somos parte del gobierno, somos un instrumento del pueblo nada más. Todo lo prehospitalario siempre genera mucha polémica, pero les aseguro que hacemos todo lo posible porque todo lo que ingresa a Cruz Roja Autlán se aplique en las necesidades de la institución. No hay desvío de fondos, aquí somos muchos y todos vigilamos que esto se lleve por buen camino. Al final vivimos de la población que nos da un peso cuando estamos boteando», afirma Héctor Grajeda.

(Foto: Cortesía)

Este Carnaval Autlán 2022 la candidata del gremio «Pollos», ahora reina del carnaval, Cory Ximena Jiménez, decidió trabajar por una noble causa y logró recaudar 336 mil 328 pesos para la Cruz Roja Mexicana Delegación Autlán, una suma, sin duda, significativa que se espera de alguna manera pueda solventar los gastos más urgentes de la institución.

La noche del martes primero de marzo, mientras la gente desaloja la plaza de toros después de despedir emotivamente el carnaval, un joven alto con un uniforme blanco que tiene una cruz roja al frente, se coloca en medio del pasillo que conduce a la puerta de salida de la «Alberto Balderas». En una de sus manos sostiene una alcancía de plástico, que agita para llamar la atención de las personas con el sonido de las monedas en su interior. Permanezco observando la escena por alrededor de 10 minutos, sin atestiguar algún cambio en ella; la gente esquiva al muchacho, pasan por un lado de él, inmersos en sus conversaciones, nadie se detiene a depositar una moneda.

Edición: Carmen Aggi Cabrera

Queda prohibida su reproducción total o parcial. El contenido es propiedad de Letra Fría.

Egresada de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Colaboró como reportera para Radio Universidad de Guadalajara Ciudad Guzmán, y en el periódico mensual El Puente. Apasionada de las letras y la defensa de los Derechos Humanos.

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