Por: Rosa Eugenia García Gómez
Zapotlán El Grande, Jalisco. 13 de abril de 2022. (Letra Fría) Rieleras y juanes, el feminismo y el reconocimiento de las conquistas que en el imaginario social ha tenido, tiene avances paralelos al eterno compañero de las mujeres, y me refiero los hombres, no en términos de binarismo, y mucho menos de pareja, sino más bien del entendimiento del amplio espectro de las diferentes maneras de serlo, esto es, de las masculinidades.
El contexto social basado en la concepción heteropatriarcal, así como generó estructuras para las formas de ser y reconocerse mujer, también lo hizo para los hombres, y de la misma manera que esto creó inequidad en el acceso al poder como capacidad de decidir sobre la propia vida en el caso de las mujeres, para los hombres lo que se les da al nacer es una camisa estructural de formas de comportamiento, que los estudiosos de género, como Riviere, de manera simple caracterizan en una triple negación: para ser reconocido dentro de marco ideal de ser hombre, estos deben demostrar que no son niños, en tanto que son independientes; que no son mujeres, al evitar atributos –también construidos- considerados propios de ese género; y que no son gay, pues debe alejarse de los comportamiento considerados homosexuales.
Para reforzar la estructura impuesta, a los hombres se les ha orillado a demostrar conductas que en no pocas ocasiones los dañan: de violencia, de riesgo y de poder. Preconcepciones que el cine comercial, sin olvidar la época de oro del mexicano, ha reforzado una y otra vez y que de paso ha denostado e incluso burlado de las personas homosexuales con estereotipos motivo de burla y discriminación.
La ventana de reflexión que en este sentido les propongo es la lectura de un compendio de textos de análisis académico coordinado por Alfonso Ortega Mantecón y Rogelio Laguna, quienes junto con otros 24 autores y autoras en el libro Otras formas de ser. Masculinidades diversas en el cine mexicano contemporáneo ofrecen una visión comprensiva y diversa del entendimiento y ejercicio de la masculinidad.
22 capítulos que abordan igual número de filmes donde la masculinidad se abre al entendimiento analítico y comprensivo, tendiente al conocimiento sensible de lo que significa ser hombre.
Entre las películas que se discuten con tono académico y se contextualizan con teorías de género están: Los marcados (Mariscal, 1971); El lugar sin límites (Ripstein, 1977); Doña Herlinda y su hijo (Hermosillo, 1985); El callejón de los milagros (Fons, 1994); Y tu mamá también (Cuarón, 2001); Sin destino (Laborde, 2022); Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor (Hernández, 2003); El cielo dividido (Hernández, 2006); Quemar las naves (Franco, 2007); Sex Express Coffee (González, 2010); La otra familia (Loza, 2011); Peyote (Flores, 2013); Quebranto (Fiesco, 2013); Cuatro lunas (Tovar, 2014); Carmín tropical (Perezcano, 2014); Yo soy la felicidad de este mundo (Hernández, 2014); Obediencia Perfecta (Urquiza, 2013); Te prometo anarquía (Hernández, 2015); Sueño en otro idioma (Contreras, 2017); Memorias de lo que no fue (Laborde, 2017); Esto no es Berlín (Sama, 2019); El baile de los 41 (Pablos, 2020).
Quizá en esta época de reflexión vale la pena mirar con otros ojos, con mente de sensible comprensión, para reconocer en los demás su oportunidad y derecho de elegir ser, más allá de los patrones construidos por la costumbre y afianzados por un imaginario social que ya es tiempo se libere y deje a cada quien sea, como su identidad se lo marque, pues el amor, la comprensión y la solidaridad, simplemente no tienen identidad sexual alguna.