Por: PopLab | Alianza De Medios
Es bien sabido que leche materna proporciona grandes beneficios: ofrece protección inmunológica a los recién nacidos, los blinda de infecciones estomacales, de enfermar de neumonía; disminuye el riesgo de afecciones alérgicas, contribuye a un mejor desarrollo motor . Hay evidencia de que los bebés prematuros que son alimentados con leche materna tienen un mayor coeficiente intelectual, mejores logros académicos en lectura y matemáticas y menos síntomas de hiperactividad o déficit de atención a los 7 años de edad. Y también les ayuda a mejorar la barrera intestinal que les protege de enfermedades; estimula el desarrollo adecuado del apetito y el sueño del bebé; estrecha el vínculo madre-hijo y reduce el estrés fisiológico para ambos.
¿Entonces por qué tan pocos bebés son alimentados con leche materna? La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que se debe a que los beneficios de alimentar de manera natural a los bebés quedan opacados por “prácticas de comercialización abusivas empleadas por la industria de los preparados para lactantes”.
Según la Encuesta Nacional de Salud, en México, solo el 28 por ciento de los bebés menores de 6 meses reciben lactancia materna exclusiva y el 42 por ciento de los niños y niñas menores de 1 año consume fórmula.
Un análisis realizado por la prestigiosa revista médica The Lancet muestra cómo las empresas de leche de fórmula utilizan argumentos pseudo científicos para convencer a padres y madres que “sus productos son soluciones para los desafíos comunes de desarrollo y salud infantil. Los anuncios afirman que las fórmulas especializadas alivian la irritabilidad, ayudan con los cólicos, prolongan el sueño nocturno e incluso fomentan una inteligencia superior”.
El documento hace énfasis en la inequidad pues “las ganancias obtenidas por la industria de la leche de fórmula benefician a las empresas ubicadas en países de altos ingresos, mientras que los daños sociales, económicos y ambientales están ampliamente distribuidos y son más dañinos en los países de bajos y medianos ingresos”.
The Lancet alerta que “más niños que nunca antes están consumiendo leche comercial de fórmula”, de esta manera se pierden numerosos beneficios y se generan altos costos.
La organización Alive & Thrive -dedicada a fortalecer los sistemas para la nutrición de madres, bebés y niños y niñas pequeños- ha calculado cuál es el costo para México de la inadecuada alimentación de los infantes: cada año ocurren más de dos mil muertes infantiles prevenibles, pues cuando un bebé no es amamantado, es menos probable que sobreviva; se generan un millón de casos de diarrea y neumonía por el uso de agua no limpia en la fórmula y porque tienen sistemas inmunológicos menos desarrollados.
El costo anual en los hogares mexicanos por comprar sucedáneos asciende a los 843 millones de dólares y otros 47 millones de dólares por gastos en tratamiento, pues “cuando los niños no son amamantados, es más probable que tanto los niños como las madres se enfermen”.
El Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna señala que la publicidad no debe idealizar el uso de la fórmula; sin embargo, las empresas ignoran la recomendación y se anuncian como una mejor alternativa pero suelen contener un alto contenido de azúcar que aumenta el riesgo de caries y sobrepeso u obesidad.
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