Por: Jeniffer Samantha Luna | Entre percepciones, emociones y cogniciones
Autlán de Navarro, Jalisco. 01 de agosto de 2022. (Letra Fría) Somos testigos de las múltiples necesidades que aquejan a sociedades como la nuestra, de las limitaciones económicas y su bagaje cultural.
Recientemente tuve conocimiento de la necesidad en particular de “María”, una mujer que acudió a una comisaría de la región en busca de apoyo por violencia familiar, ella manifestaba física y verbalmente haber sido golpeada por su pareja, razón por la que decidió salir de su casa junto con su hija, denunciar y buscar apoyo y refugio de las autoridades.
Pero, ¿Cómo es que se lleva a cabo una denuncia por violencia familiar y cuál es el protocolo que se sigue?
Las denuncias por violencia familiar generalmente se realizan en las comisarías municipales, por ser el cuerpo policial más próximo a las personas, ellos toman el reporte y dan parte al ministerio público, quedando en manos de esta dependencia el seguimiento de la denuncia, un proceso largo y complejo, en donde se extienden órdenes de protección para la víctima mientras se lleva a cabo la investigación.
Las órdenes de protección son emitidas por el ministerio público y recibidas por la comisaría municipal, consisten de forma general en brindar auxilio cuando la víctima lo requiera, es decir, mediante un reporte que ella misma realice a la comisaría de su municipio por presentarse una nueva agresión.
La pregunta aquí es ¿cuánto tiempo se requiere para ser gravemente agredida poniendo en riesgo la vida; darse el tiempo en tal circunstancia para hacer el reporte; y el tiempo en que los elementos de seguridad acudan al lugar del reporte?
Es un proceso inconsistente totalmente y del cual dependencias gubernamentales que avalan la seguridad de las mujeres víctimas de violencia no están teniendo parte, ni tomando acciones como la institución de un refugio temporal que pueda albergar a estas mujeres y sus hijos para protegerse del agresor y evitar seguir siendo violentadas tanto física como emocionalmente.
El caso de “María” fue realmente difícil, ella después de denunciar, tomó la decisión de dejar su casa llevándose a su pequeña, argumentando que si regresaba a casa, su agresor la mataría, fue entonces cuando se procedió a buscarle un refugio temporal donde ella y su hija pudieran estar a salvo, encontrándose con que no existe en toda la región Sierra de Amula y Costa Sur un refugio temporal para mujeres y niños víctimas de violencia, y en donde las dependencias gubernamentales que tienen como propósito la atención integral de las familias manifestaron no poder apoyarla ni tampoco tener los medios para refugiarla.
Las necesidades sociales deben ser priorizadas y la atención consistente de las mujeres víctimas de violencia debería serlo. Sabemos de muchos casos de violencia familiar en donde las mujeres han sido lastimadas gravemente, incluso han perdido la vida, por lo que la institución de un refugio temporal regional atendido por un equipo profesional multidisciplinario debería ser una prioridad.
CAC