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Periodismo de aventura:  Don Memo Roldán 

Por Jesús Medina García | Simpatía por el débil

Autlán de Navarro, Jalisco. 11 de diciembre de 2022. (Letra Fría).- Viejo guerrero de la tecla y la libreta incrustada en la porción central de las nailon, buscando el balazo (así se le llama en el argot periodístico al primer párrafo o entradilla que sigue al titular y que presenta en pocas líneas las claves más relevantes de la noticia), buscando la foto escandalosa, entrevistas de modo a los políticos. Corresponsal del Occidental durante décadas.

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Tuvo una cenaduría donde se juntaban los bohemios de aquel Autlán de los años sesenta, setenta. Iba al Occidental una o dos veces a la semana, aprovechaba para irse al Mercado Corona y degustar taquitos al pastor, tepache y tlapehue.

Acudía a la iglesia de La Merced y a la Catedral. Caminaba por el centro de Guadalajara, sacaba de su maletilla una bolsa de maíz y en segundos decenas de palomas lo rodeaban atrevidas en busca del alimento. Gran espectáculo.

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En la década de los años 90 decidimos junto con mi compadrito Octavio Santana Valencia ( D.E.P) crear un semanario regional, le pusimos “ El Regional Nueva Era”. La línea editorial era atrevida dizque de denuncia, con secciones de cultura, arte, caricatura política, fotos eróticas de mujeres y hombres.

 Alcanzamos a editar como… 9 números, ya teníamos clientes para la publicidad y puntos de venta como en 6 municipios de la región, incluso un inversionista me invitó un café y en resumen me dijo :

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– Este periodiquito puede crecer mucho más, pero hay que meterle algo de lana… mi padre anduvo en estas andanzas de los medios… me gusta como hobby, andamos invirtiendo en medios en diversas plazas del país, en software de tercera generación…

– Qué bien- le dije, pero tendría que consultarlo con mis socios-

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– Ah mira qué bueno que tocas ese tema, fíjate que ya hasta hemos pensado maquilar en otro lado, montar unas oficinitas decentes, contratar personal sobre todo para comercialización y un vehículo para su distribución… y sobre todo amigo: brincarle a lo digital. Puedes continuar con tus clases, pero serías el director, el que dé la cara y por supuesto con un buen sueldo. 

– No, pues de lujo-, entonces ya tendríamos que hablar más seriamente de pesos y centavos…

– Exacto, y mira, Don Memo puede seguir… es de la vieja guardia, ya está viejón. Peeeroooo Octavio Santana no entra en este proyecto. No hemos tenido buenas experiencias-, dijo.

Me sentí abatido, este proyecto editorial lo iniciamos románticamente con Octavio y Don Memo, ese viejo corresponsal del Occidental, que dibujaba el nombre del pueblo en el diario de circulación estatal, el que mandaba las reseñas de las corridas de toros, suplementos de carnaval atiborrados de fotos, de toreros, manolas, farolas y ocurrencias carnavalescas.

Recuerdo que en una ocasión que recorríamos la ruta : Autlán – Casimiro – Cuautitlán – La Villa – La Huerta – Cihuatlán, con su servidor al volante, apreciando el paisaje y discutiendo con Don Memo, íbamos por fotos, notas, publicidad a cobrar y lo que saliese. Hasta tejones, tlacuaches y zorrillos se cruzaban en el camino.

Esa mañana, cuando menos me di cuenta se quedó dormido camino de Cuautitlán a Villa Purificación, habíamos discutido, pues yo le reprochaba los vicios y corruptelas del sistema que él tanto defendía. Él me tiraba de rojillo, de ingenuo despistado, ignorante de cómo se mueven las cosas… sin embargo, se ufanaba de haber conocido a Fidel Castro y al Che Guevara en un café de la Ciudad de México, donde los cobijaba clandestinamente Fernando Gutiérrez Barrios. 

Me encantaba que se apasionara en nuestras discusiones con su Coca-Cola que no soltaba por nada, se enojaba con facilidad, pero como no era un hombre tonto también se contentaba con facilidad, no guardaba rencores.

Al rato, con el calor de la costa brindábamos con una deliciosa “agüita negra del capitalismo yanqui”: Una cocacolota bien helodia. La amistad, el perdón y el cariño por delante.

Andar en la sierra a esa hora, con los caminos solitarios, con temor a que nos fueran a bajar, promoviendo la prensa escrita y con Don Memo a un lado… Buena pareja: el de la voz,  de formación jipiteca y un viejón émulo del sistema, juntos ahí: más románticos que otra cosa. Insectos en la sierra.

Los camiones y tráileres siguieron comiéndose la línea en las curvas del Chorrillo, de la Cumbre, que eran de sus temas recurrentes, el agüita negra del imperialismo yanqui sigue rifando, (ya no tomo por mi deterioro físico), mi compadre Octavio Santana Valencia igual que don Guillermo Roldán, que se cuenta cayó de muy mala manera de las escaleras de un billar, han fallecido y descansan en la paz del eterno oriente. Los extraño porque los sigo queriendo… ”como el primer día”, pero me dejaron sólo, cada vez más solo.

Ah, por cierto, rechazé la oferta del inversionista la cual nunca comenté con nadie hasta estos momentos.

– Allá tú, si quieres seguirle de profe toda tu vida, sin dinero y enfermo… afectado de tus nervios y perdiendo día a día la razón… incomprendido y viejo. Allá tú, deberías de pensarlo mejor.

Y bueno, como que no andaba tan perdido, pero al igual que los tráileres siguen invadiendo carriles, igual ando aún por estos barrios, y bueno, sigo creyendo como dije en un poemario que “La Verdad es lo Único que no cambia”, aunque dice la Dra, Silvia Quezada que descubrió en ese poemario que encriptadamente sería «La muerte lo único que no cambia«.

Historiador y escritor. Ha publicado en diversas revistas, medios y modalidades. Es profesor investigador titular de la Universidad de Guadalajara.

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