Rieleras y juanes renovar o morir dicen y en términos de seres humanos y ciclos de vida estamos en constante cambio. Hoy los estudiantes de Periodismo del CUSur están en plenas jornadas académicas y en ellas tituladas “Periodismo en Resistencia” se plantean, desde diferentes perspectivas, cómo el periodismo permanece y evoluciona para continuar con su labor.
El periodismo ha evolucionado y aunque tiene más de un par de siglos de existir como una actividad que incide en la construcción del imaginario público, ciertamente el ejercicio periodístico de hoy es diferente al de hace una década y mucho más que el de principios del siglo XX y finales del XIX.
Impulsora de ideales revolucionarios y plataforma para el escrutinio de asuntos de importancia social, la prensa escrita que sirvió para plantar la semilla del cambio a través de las plumas críticas y contestatarias de los periodistas del siglo XIX, tuvo que evolucionar con la tecnología del radio y la televisión que fue protagonista durante casi todo el siglo pasado.
La información ya no solo se compraba impresa, sino que se hizo un espacio en la sala de cada casa del país para escucharla y luego para recibirla a través de las transmisiones de video.
Evolución del periodismo
La revolución del internet, comparable solamente con la de la imprenta, hizo de nueva cuenta mella en la distribución del conocimiento, pero esta vez de una manera exacerbada.
Antes se necesitaba tener un libro, un documento o un periódico en la mano para estar en contacto con los contenidos, limitados por el espacio que el papel impreso ofrecía; ahora eso quedaba atrás y era una conexión a internet la que ponía en contacto a cada ser humano con el resto del mundo, sin límites, salvo el tiempo disponible para ello.
Los medios de comunicación tuvieron que ceder entonces el espacio a la supremacía de la red de redes y sus contenidos, incluidos los informativos que también tuvieron que evolucionar.
Ahora, en este milenio, para informar no hace falta ser parte de un medio de comunicación grande, estructurado, que cotice en la bolsa o que pertenezca a una gran cadena nacional. Ahora, cada periodista se puede convertir en su propio medio o se puede asociar con otros periodistas con quienes coincide en sus líneas de convicción ideológica para convertirlas en lineamientos editoriales, con el único fin de ser útiles para la sociedad.
Lo que no ha cambiado, al menos desde que existe la teoría periodística que asentó los principios de los diversos géneros, es la constante búsqueda de la verdad y la convicción de que el buen periodismo es el que sirve a las personas para tomar buenas decisiones, desde qué podrá vestir el día de hoy de acuerdo a las condiciones del clima, hasta la parte de la boleta electoral que considera pertinente marcar.
Todos y todas están invitados al análisis, la reflexión y la evolución de este periodismo, que se aferra a continuar y resiste.