Al menos cada semestre alumnos de la materia de plantaciones forestales comerciales del Centro Universitario de la Costa Sur asisten a conocer este sistema agrosilvopastoril. Además, se da el intercambio de experiencias, tanto para productores como para técnicos.
Por: Mayra Vargas
El Chante, Jalisco. 5 de mayo de 2020. (Letra Fría) En la localidad de El Chante, en Autlán de Navarro, desde hace 15 años existe la experiencia de un sistema agrosilvopastoril. Se trata de una parcela familiar dividida en cuatro grandes bloques con los componentes agrícola, silvícola o forestal y ganadero, cuya producción desde el origen ha sido diversa y libre de agroquímicos.
Este sistema insertado en dicha localidad es administrado por Samuel García Robles, encargado del área de conservación de la biodiversidad y sistemas productivos de la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente para la gestión Integral de la Cuenca Baja del Río Ayuquila (JIRA) y su familia, principalmente junto con su padre.
Samuel describe que al ingresar a la parcela lo primero que encontramos es plantación de caña de azúcar, mientras que en la periferia cuentan con linderos maderables o llamados “cercos vivos”, donde tienen distintas especies:
“Tenemos primavera, rosa morada, caoba, parota, palma de coco, en una parte tenemos un cerco vivo con zarzamora, la cual también produce fruta para autoconsumo, al igual que todos los demás frutales. Tenemos guamúchiles, y otra parte que tiene sangre de grado, como le decimos comúnmente a una variedad de jatrofa (tipo de arbusto)”, explicó.
En la siguiente sección tienen melina (Gmelina arborea) y teca (Tectona grandis), especies de árboles, con una densidad de mil 111 plantas por hectárea. También en los callejones, donde al principio cultivaban maíz, hortalizas y garbanzo, establecieron algunas variedades de pastos forrajeros.
El tercer bloque es igual que el primero, de caña de azúcar con linderos maderables. Mientras que en el cuarto sistema en una parte se tiene teca con Arachis pintoi,que es una leguminosa rastrera forrajera y lo demás es melina. Ahí también se establecieron algunas variables de pasto.
En este cuarto bloque hay una parte con piña bajo sombra, que hasta el momento tiene poco más de dos años de establecida y continúan a la espera de la primera fructificación.
Entre los objetivos de trabajar este sistema agrosilvopastoril, Samuel comparte que al principio la prioridad era la producción maderable, pero después se direccionó hacia la conservación de la biodiversidad y también como un tipo de parcela demostrativa o experimental:
“Estamos produciendo incluso forraje y produciendo semilla para poderlo difundir a nuevos sistemas con los productores, con los que se interactúa a través de la junta intermunicipal (JIRA) en el esquema de las escuelas de campo principalmente”, detalló.
El encargado del área de conservación de la biodiversidad de la JIRA señaló que desde hace 15 años que comenzó este proyecto familiar agrosilvopastoril y la producción se realiza sin agroquímicos:
“Cuando renovamos el cultivo de caña es muy común que cultivemos maíz, pero no se utiliza ningún agroquímico para nada, generalmente se maneja algún tipo de estiércol o compostas como mejorador de suelos para incrementar la productividad, darle más fertilidad al suelo, pero lo que son herbicidas, insecticidas, de eso no utilizamos absolutamente nada, prácticamente control biológico y para el control de hierbas pues sea control mecánico o mediante el mismo pastoreo del ganado se controla”.
Respecto a los beneficios de trabajar con un sistema así, Samuel apuntó que se obtiene una alta diversidad, que principalmente proporciona mucho alimento para autoconsumo:
“Obtenemos, zarzamora, parota, guamúchil, hay una gran diversidad de cosas que cosechamos ahí; aguacate, cítricos, estamos esperando lo de la piña también, entonces es mucho para consumo familiar principalmente”.
Señaló también el cuidado del medio ambiente y la ganancia económica a través de la venta de la caña de azúcar, considerado el producto comercial más solicitado hasta el momento. En el mediano plazo, esperan un beneficio económico a través de la comercialización de la madera cosechada a partir de este sistema.
Esta parcela ha servido también como demostración. Al menos cada semestre alumnos de la materia de plantaciones forestales comerciales del Centro Universitario de la Costa Sur asisten a conocer este sistema agrosilvopastoril. Además, se da el intercambio de experiencias, tanto para productores como para técnicos.
Ha habido visitas promovidas desde el esquema de las juntas intermunicipales como la JIRA, entre ellas destaca la JINOR, JICOSUR, JIRCO y JISOC, e incluso algunos talleres:
“Ha sido sede también de algunas prácticas de los talleres en el marco del proyecto BioPasos, que es la capacitación de escuelas de campo, en donde convergen técnicos de prácticamente todo el estado, para hacer algunas prácticas de campo”.
A partir de esta experiencia, Samuel invita a los productores a que se informen, comprendan los procesos y la importancia de contar con árboles dentro del sistema productivo:
“Lejos de que nos hagan un perjuicio para la agricultura o la ganadería por la sombra que generan, es mucho mayor el beneficio que nos pueden dar que el perjuicio que pueda generar, entonces incentivarlos a que dentro de sus sistemas productivos mantengan e incorporen mucho el componente arbóreo dentro de sus sistemas”.
LL/LL
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