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Un empresario gabrielense con gran visión en la industria del calzado

José de Jesús Guzmán Mora, cronista de San Gabriel, Jalisco, en su Columna DESDE EL LLANO RULFIANO, escribe acerca de la vida y obra de don Salvador López Chávez, el más destacado empresario del calzado en Latinoamérica.

Por: José de Jesús Guzmán Mora, Cronista de San Gabriel, Jalisco.

Autlán de Navarro, Jalisco, 14 de agosto de 2022. (Letra Fría). En las crónicas de la industria y el comercio de México, hay historias muy especiales, escritas con grandes esfuerzos e intensos trabajos, por hombres y mujeres creados de una manera muy especial. Son historias que deben contarse por su ejemplar contenido.  

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Ésta una de ellas. 

La vida y obra de don Salvador López Chávez es la historia apasionada y profundamente humana de un compatriota esforzado y visionario que, desde una posición en extremo modesta, escaló las más altas cimas empresariales, creando la organización productora de calzado más importante del país.

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Es la historia del ejemplar self-made man que empezó de la nada y terminó como presidente y propietario de uno de los imperios zapateros más poderosos del mundo: “Calzado Canadá”.  

Don Salvador era poseedor de un talento innato para implantar sistemas y procedimientos que llegaron a revolucionar la industria del calzado, ya que fue el creador del proceso para la producción en banda continua. En la parte comercial no se quedó atrás, y es que tras iniciar la venta de su calzado con un simple aparador que puso afuera del taller de la Calle Pedro Loza, en Guadalajara, Jalisco, a la vuelta de los años había abierto una cadena nacional de puntos de venta y su propia red de distribución.

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Dinámico sin precipitaciones, benévolo sin debilidades, estricto sin injusticia, fuerte sin rigideces, era un gran motivador de esfuerzos y voluntades y un líder de empresa atinadísimo.  

De tal modo se hallaba ligado a la empresa, que cuando hacía un viaje de negocios al extranjero, desde el país en que estuviera enviaba a Guadalajara instrucciones para los diferentes departamentos de la empresa.  

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Este empresario gabrielense dio cuantiosas muestras a la sociedad, no solo como productor de excelente calzado popular y mantenedor de una gigantesca fuente ocupacional, sino como ser humano involucrado en el proceso y el bienestar común; a lo largo de su atareada vida halló tiempo para dedicarlo a actividades relacionadas con el sector productivo al que pertenecía y al sector empresarial en general, así como a otras vinculadas al bien de la colectividad nacional. 

En el proceso de crecimiento de “Calzado Canadá”, el factor humano fue invariablemente prioritario para don Salvador. 

El respeto y la comprensión que dio a cada uno de los trabajadores de la empresa, como colaboradores y como personas, fueron muy grandes, y sus obreros tuvieron para él una importancia que quedó muy por encima de los aspectos económico y tecnológico.  

Así era don Salvador López Chávez, un hombre entregado en cuerpo y alma a la empresa que fue, junto con su familia y empleados, el motor de su vida. A lo largo de su atareada vida halló tiempo para dedicarlo a actividades relacionadas con el sector productivo al que pertenecía y al sector empresarial en general, así como a otras vinculadas al bien de la colectividad nacional. 

Salvador López Chávez. Foto: Cortesía de su familia.

El empresario don Salvador López Chávez, nació en el barrio de Las Olas Altas en San Gabriel, Jalisco, el 10 de agosto de 1915. Hijo único del señor Aurelio López Núñez y de la señora Teresa Chávez. Su padre, don Aurelio, tenía el oficio de zapatero y experto en la fabricación de calzado a mano. 

Durante su infancia, se ocupaba en asistir a la Escuela Primaria Elemental No. 23 para niños “Ramón Corona” que dirigía el Profr. Apolinar Z. González, ubicada en la antigua Casa de Ejercicios Espirituales anexa al Santuario Guadalupano, en donde se atendían los cursos de 1° a 4° grados. 

Por las tardes ayudaba a su padre en el taller de reparación de zapatos, hacía pequeños mandados que requería su madre, jugaba con los amigos de su barrio, recogía fruta de las huertas cercanas, siempre en calidad de mozo; participaba en las fiestas religiosas y en lo que era menester dada su corta edad. Salvador, un niño vivaz e inquieto, solamente cruzó los tres primeros años de la escuela primaria, ya que la situación económica de sus padres no daba para más. 

El nacimiento del pequeño Salvador coincidió con la época revolucionaria que en San Gabriel, Jalisco y los alrededores, tuvo un gran impacto.  

En 1926 comenzó la “guerra cristera”, esta rebelión provocó que no hubiese seguridad ni garantías sociales en el pueblo gabrielense, por eso, al igual que otras familias, don Aurelio López Núñez, su esposa y el pequeño Salvador tuvieron que abandonar San Gabriel y establecerse en la capital del estado donde instalaron su taller en la Calle Independencia. 

Ya en Guadalajara estudió inglés en una Academia cercana a su casa; a los dieciséis  años de edad abandonó su hogar en busca de aventuras y experiencias. En su deambular estuvo como aprendiz en la Fundición Nacional de Artillería en 1931 en la Ciudad de México. 

Para 1936 se encontraba ya en los Estados Unidos trabajando en diversos sitios, viajó en tren a Texas, donde trabajó en los campos algodoneros, llegando hasta Detroit, Michigan, allí conoció la fábrica de automóviles acumulando observaciones y experiencias y, al mismo tiempo, moldeando su carácter que más tarde le fueron útiles como un gran empresario. 

En 1938, regresó a la Ciudad de México y trabajó en la Cooperativa “Mecánico Industrial” que producía arados para los campesinos; entonces se le presentó la oportunidad de regresar a Guadalajara hacia 1939 en donde su padre continuaba con su pequeño taller.

Él, vislumbrado el porvenir de la moderna producción de calzado, renunció a la cooperativa y con el dinero ahorrado y un préstamo, se incorporó al negocio de su padre. 

“Calzado Canadá” inició oficialmente sus actividades el 13 de julio de 1940 aprovechando todo el cúmulo de experiencias de don Salvador. Su domicilio estaba en la Calle de Pedro Loza No. 130.  

Fue él mismo quien diseñó el logotipo de su marca, aprovechando el malinchismo de sus consumidores, pues el nombre de “Calzado López” no era tan atractivo como “Calzado Canadá”.

La marca “Canadá” creada por don Salvador López Chávez. Foto: Cortesía.

A mediados de 1960, la compañía exportaba la producción a los Estados Unidos, convirtiéndose en la primera empresa mexicana de carácter transnacional. Llegó a producir 40,000 pares de zapatos diariamente.

En otro orden de ideas, don Salvador fue uno de los fuertes impulsores para que se instalara en 1956 la Televisión en Guadalajara, quedando enseguida como Presidente del Consejo Administrativo de la empresa denominada “Televisión Tapatía” S. A., de C. V. 

Empleados-directores de la fábrica de calzado “Canadá”. Foto: Cortesía

“Calzado Canadá”, se consolidó como el consorcio zapatero más grande de América Latina gracias a que don Salvador se hizo cargo de la comercialización del producto y se propuso incluir en la industria todas las actividades complementarias. Tenía un afán constante por conocer, era lector asiduo de Mecánica Popular y cuando tenía una duda no vacilaba en investigar. Además le encantaba adquirir cosas nuevas, sobre todo relojes y autos. 

Estos últimos fueron su gran afición, compraba hasta los que estaban en mal estado, él los reparaba y modificaba. También era un gran corredor y utilizaba los autos para hacer publicidad a la empresa. 

Salvador López Chávez era aficionado de las carreras de automóviles. (Foto: Especial)

Quienes visitaron el “Complejo Industrial Canadá” inaugurado en 1972, junto al Presidente de Chile don Salvador Allende y al Ejecutivo Nacional Mexicano don Luis Echeverría Álvarez, conocieron la fuerza industrial de una empresa 100% mexicana que disponía de más de 300 tiendas propias y de 600 concesionadas, fundada por el esfuerzo visionario de un gabrielense. 

En 1974 se mudó al nuevo “Jardín Industrial Canadá”. Ahí construyó una clínica para su rehabilitación y era frecuente verlo pasar en su silla de ruedas por las líneas de producción de la fábrica. 

Procreó con su esposa Catalina Benavides de López siete hijos: Sandra, Lucía, Teresa, Marcela, Tomás, Carmen, Gabriela, y con su segunda esposa a Aurelio y Laura López Rocha.

En 1970 fue nombrado Presidente Nacional de la Cruz Roja Mexicana. Entre sus actividades podemos recordar sus funciones como Presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, de la Confederación Mexicana de Ejecutivos de Ventas y Mercadotecnia.

Fichas conmemorativas de calzado “Canadá”. (Foto: Cortesía)

A causa de una caída, se lesionó la columna vertebral y el fémur. Tuvo que internarse en un hospital de la Ciudad de México y pronto se apropió de todo el piso para instalar oficinas y mantenerse activo. 

En ese tiempo fungía como Presidente Nacional de Cruz Roja Mexicana y a pesar de su padecimiento se reportaba ante el personal de esa institución. 

Se mantuvo tan dinámico que cuando se enteró de una tromba que cayó sobre Pachuca, Hidalgo acudió para ayudar en los rescates. 

Enemigo de las vacaciones, llegó a decir que las iba a abolir, su máxima pasión fue siempre el trabajo.  De este hombre, hijo de sus propias obras, quedan muchas lecciones ejemplares. Esta que sintetiza su espíritu de trabajo: 

“No perdamos el tiempo celebrando aciertos o lamentando tropiezos; hay que seguir trabajando».

El clásico modelo “Bostoniano” de Calzado “Canadá”. Foto: Cortesía.

Don Salvador López Chávez fue el único empresario jalisciense que persistió en orientar sus inversiones hacia la expansión de su industria zapatera. Su estrategia consistía fundamentalmente en dirigir todo el proceso productivo, desde la producción, hasta la distribución y comercialización.

Igualmente dirigía todos los procesos que podían garantizar altas tasas de ganancia en la fabricación de calzado: huleras, tenerías, fábrica de pieles sintéticas, de suelas, moldes, hormas, pegamentos, fábricas de herrajes, hebillas, agujetas, hilos, un departamento de mantenimiento capaz de elaborar y reproducir maquinaria, fábrica de rótulos de propaganda y avisos luminosos y fábrica de muebles para las distribuidoras.

El éxito de su empresa consistía en que don Salvador con su peculiar modo de ver las cosas decía que él producía “… lo que le gusta al mexicano”. 

Llegó a tener una plantilla de 12,000 empleados y a producir entre 60 y 70 mil pares de zapatos diariamente. Su hija Sandra López Benavides, estuvo al frente de esa empresa. Una calle de la perla tapatía lleva su nombre. 

“Calzado Canadá”, fue durante más de medio siglo, la empresa de calzado más importante en Latinoamérica; también vendía sus productos en Estados Unidos. 

Una empresa que prosperó en una época en que las industrias mexicanas producían lo que el país requería y las importaciones eran casi nulas para proteger a la industria nacional. 

“El Jardín Industrial Canadá”, lamentablemente, es ejemplo de una empresa que no pudo sobrevivir después de la apertura comercial, en 1994, con el Tratado de Libre Comercio. Empezó a liquidar a miles de empleados.

“Su caída se debió a su incapacidad de adaptación a la apertura comercial que permitió la llegada de zapatos extranjeros más baratos…” afirmó la doctora Patricia Arias, profesora investigadora del Departamento de Estudios Organizacionales del Centro Universitario de los Altos, durante una conferencia sostenida en septiembre de 2014. 

Don Salvador López Chávez, murió en Guadalajara, el 21 de julio de 1976, siempre al pie del cañón como los buenos soldados. 

En San Gabriel la calle “Av. 5 de Junio” ostentó su nombre de 1992 a 1998, año éste en que volvió a su nombre original  impuesto en 1885.

En el 107° aniversario de su nacimiento, recordemos la recia personalidad de un gabrielense emprendedor que empezó de la nada y terminó como presidente y propietario de uno de los imperios zapateros más poderosos del mundo en el siglo pasado. 

REFERENCIAS

GUZMÁN Mora, José de Jesús, Salvador López Chávez, un gabrielense exitoso. En el primer aniversario de su nacimiento1915-1976. Edición patrocinada por el H. Ayuntamiento de San Gabriel, Jalisco, 2012-2015.

Profesor, músico y cronista municipal, originario de San Gabriel, Jalisco.

El 1° de septiembre de 1994, recibió el nombramiento de “Cronista de la ciudad”, de manos de la autoridad municipal.

Es miembro Cofundador de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco, A. C., desde el 19 de octubre de 1996.

Primer cronista vitalicio de San Gabriel, desde el 28 de julio de 2010.

En noviembre de 2011 se integró a la Asociación de Cronistas Municipales del Occidente de México, formada por Jalisco, Colima, Michoacán y Nayarit.

Con treinta y cinco años de servicio en el magisterio estatal en primaria y secundaria, es maestro jubilado desde el 1° de junio de 2011.

Ingresó como consocio a la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, Capítulo Sur, el 15 de octubre de 2016 con el tema: “La hacienda de Nuestra Señora de Guadalupe del Salto del Agua”.

De 2009 a 2021 fue el responsable del Archivo Histórico Municipal de San Gabriel, Jalisco.

Ha publicado una treintena de libros con temas históricos, genealógicos y monográficos. Ha participado en la prensa jalisciense, en revistas locales y en programas de radio y televisión estatal, nacional y del extranjero.

Correo: cronistademipueblo1994@hotmail.com

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