Por: Mayra Vargas
Autlán de Navarro, Jalisco. 04 de agosto de 2022. (Letra Fría) Las madres de familia fueron pilares fundamentales en esta lucha por la defensa de los derechos humanos de sus hijos y los niños de la comunidad. Ellas levantaron la voz, se organizaron y no claudicaron hasta lograr que la parcela escolar estuviera libre de plaguicidas.
No estuvieron solas, las acompañó la comunidad, académicos, colectivos y activistas que presionaron a las autoridades para que atendieran el problema.
Para ellas los tres años de lucha han valido la pena.
Martha se manifestó entusiasmada y contenta, porque finalmente existe un proyecto en el que se tiene como prioridad la salud de los niños y niñas de la comunidad.
“La verdad me siento escuchada, es como una pequeña victoria, al menos se hizo justicia en respetar el área de los niños. Siento que la lucha fue lenta y difícil, pero al final se están dando frutos”, comentó una de las madres de familia de El Mentidero, quien por seguridad cambiaremos su nombre por Martha.
Las madres protegieron su comunidad; no sólo pensaron en el bienestar de sus hijos, también lucharon por las infancias que al ingresar a la telesecundaria serían afectadas por los plaguicidas, si no se frenaba el uso indiscriminado de plaguicidas.
La lucha les dejó aprendizajes, tanto para los padres como para las madres. Demostraron al mundo que la tierra se puede trabajar sin agrotóxicos y que una parcela escolar es más que un cultivo, se puede convertir en una escuela de vida.
“Principalmente va a beneficiar además de la salud, en el tipo de alimentación y a que las nuevas generaciones tengan otra concepción, otra manera de trabajar la tierra con métodos más sanos”, expresó Martha.
Otra de las madres de familia, a quien llamaremos Lucía, dijo que volvería a alzar la voz y hacer lo que hizo desde hace tres años, para hacerse escuchar y lograr justicia.
“Claro que sí, valió la pena luchar. Yo sé que no ha sido fácil, que ha pasado mucho tiempo, pero ahí va poco a poco cambiando nuestro estilo de vida y sobre todo enseñando a nuestros hijos a tener otra forma de pensamiento, que no necesitamos los pesticidas para cultivar nuestros alimentos”, dijo en entrevista.
“A mí lo que más me preocupa es la salud de mis hijos, pero también la de toda nuestra comunidad, las demás personas y niños, eso nos preocupa demasiado, saber que ya había más casos de intoxicación por tener los pesticidas cerca”, expresó la madre de familia.
Ahora su lucha es mantener el proyecto de reconfiguración agroecológica y no permitir más plaguicidas en la parcela escolar.
Este contenido forma parte del Especial El día que El Mentidero ganó una batalla contra los plaguicidas.