Por: Doctor Oscar Cárdenas
Autlán de Navarro, Jalisco 3 de marzo de 2022. (Letra Fría) ¿Alguna vez te has preguntado cómo se puede conocer la distribución de los organismos en nuestro planeta?
Aunque parece una pregunta simple, la verdad es que la respuesta es algo compleja, y esto es porque cada organismo tiene diferentes requerimientos de hábitat, por lo que encontramos diferentes especies en ambientes diferentes, es decir, no es posible encontrar a todas las especies viviendo en un mismo lugar de la Tierra.
¿A qué nos referimos con hábitat? Son aquellos factores físicos, geográficos y biológicos que permiten el desarrollo de un individuo, una población, una especie, o un conjunto de especies de cualquiera de los reinos biológicos existentes (plantas, animales, hongos, etc.).
Por ejemplo, la mayoría de los bosques de pino en nuestro país se desarrollan en altitudes que van de los 1,500 metros a los 3,000 metros de altura sobre el nivel del mar, es decir, en zonas montañosas con climas templados a fríos y en sitios con suelos de origen ígneo (es decir, suelos formados a partir de erupciones volcánicas). Estas condiciones de hábitat sólo se presentan en ciertas regiones de México, como las Sierras Madres Occidental y Oriental, la Sierra Madre del Sur y el Eje Volcánico Transversal, entre otras (Figura 1).
Figura 1. Extensión y distribución de los bosques templados en México (Fuente: CONABIO 2022, INEGI 2016).
A su vez, estos bosques de pino, que están formados generalmente por diferentes especies de pinos, constituyen también un hábitat para otras especies de plantas, hongos y animales, ya que les proporcionan las condiciones que requieren de humedad, temperatura y sitios para anidar o alimentarse.
Cuando se conocen estas condiciones de hábitat de una especie, es posible conocer su distribución, ya sea de manera real o de manera potencial.
¿Cómo sabemos la distribución real de una especie?
Lo mejor es salir a buscarla y registrarla, y una vez que tengamos suficientes registros, podemos generar un mapa aproximado de su distribución. Sin embargo, esto es muy caro y toma mucho y tiempo, por lo que se han creado varias aplicaciones que permiten que cualquier persona registre las observaciones de organismos en lo que se conoce como plataformas de ciencia ciudadana, como Naturalista (https://www.naturalista.mx/), una colaboración de la CONABIO con la organización iNaturalist.org (https://www.inaturalist.org).
En este tipo de plataformas, además de registrarse fotografías e información general sobre la especie que se observó, se incorpora el dato de ubicación geográfica, un elemento que resulta clave para desarrollar lo que se conoce como modelos de distribución espacial potencial de las especies, es decir, modelos predictivos de la distribución potencial de una especie de acuerdo con sus requerimientos de hábitat, pero que utilizan también la ubicación de los registros para tratar de predecir de manera más certera en dónde es posible encontrar a una especie en particular.
Aunque existen muchos modelos para estudiar la distribución espacial potencial de las especies, resalta entre ellos MaxEnt, un software que se basa en el enfoque de máxima entropía (o grado de desorden) para modelar nichos y distribuciones de especies utilizando variables ambientales (p. ej. climáticas) y registros de ocurrencia georreferenciadas. A partir de estos datos, el modelo muestra la distribución probable de una especie en el espacio y tiempo (Figura 2).
Figura 2. Distribución espacial potencial de una especie de ave.
Lo que observamos en este mapa es la probabilidad de que una especie de ave, en particular, pueda encontrarse en ciertas áreas y en otras no. En este caso, los puntos blancos corresponden a los registros de la especie obtenidos a partir de la plataforma conocida como Global Biodiversity Information Facility (GBIF), una red internacional que comparte información sobre la diversidad biológica de todos los países. Por otro lado, la coloración nos indica la probabilidad de ocurrencia de la especie: una coloración rojo intenso nos indica que existe una alta probabilidad de que la especie se encuentre en el lugar (casi un 100%), mientras que las áreas en verde son zonas con escasa probabilidad de encontrarla (alrededor de un 10% de probabilidad).
De esta manera, a partir del conocimiento de los requerimientos de hábitat de una especie y de la utilización de un programa de cómputo, es posible conocer la distribución espacial potencial de los organismos y, con ello, generar estrategias para su manejo (producción, conservación o restauración).
Bibliografía
CONABIO 2022. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). “Bosques Templados”. En Biodiversidad Mexicana. Recuperado de internet el 2 de marzo de 2022 en https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/bosqueTemplado.
INEGI 2014. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Conjunto de Datos Vectoriales de Uso de Suelo y Vegetación. Escala 1:250 000. Serie VI (Capa Unión). Edición 1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Aguascalientes, México.
Edición: Carmen Aggi Cabrera