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“¿A son de qué?”, volver al pasado

(Foto: Especial)

Por: Jesús D. Medina García | Simpatía por el débil

Autlán de Navarro, Jalisco. 28 de agosto de 2022. (Letra Fría) Nació como uno de los megaproyectos de la actual administración federal, pero se ha complicado su avance por infinidad de irregularidades. Sin embargo, hay un aspecto que refleja una característica de la 4T y que quisiera comentar, el Tren Maya.

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Utilizará diésel para su funcionamiento, lo que provocará un serio problema porque la industria petrolera no produce, ni generará a partir de que tome vías férreas en 2023 el suficiente combustible de este tipo y menos de Ultra Bajo Contenido de Azufre (UBA) para reducir contaminación.

Mientras en Alemania esta semana se inauguró una línea ferroviaria que funcionará a base de hidrógeno, con este combustible se evitará generar 4 mil 400 toneladas de dióxido de carbono cada año. Además de Alemania, Francia e Italia introducirán este tipo de trenes y la demanda de parte de distintos países aumenta.

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¿Por qué entonces ese tremendo error de apostarle a energías del siglo XX y no a las del XXI? Tal vez porque en general se ha optado por tratar de volver a modelos, esquemas y diatribas que funcionaron más o menos hasta finales de la década de los años setenta, aunque ya en esa época no amarraban a los perros con longaniza como se decía que la gente rica lo podía hacer durante el Porfiriato.

Un amigo que se quedó desempleado me buscó al inicio de año para decirme que si le podía elaborar una carta de recomendación, tiene esposa y una hija pequeña, se notaba francamente desesperado, pues por aquí sólo encontraba empleos con muy bajo salario y malos horarios.  

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-Ya le pensamos bien y me la voy a rifar, a Estados Unidos ya se puso muy difícil pasar, pero un compa me dijo que hay buena chamba en el Tren Maya, te dan hospedaje y buen sueldo-, dijo.

-Bien, a veces es necesario moverse buscando la vida, con gusto te elaboro la carta-, le respondí.

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Se la envié por correo electrónico, me contestó agradecido prometiendo que iba a comunicarse por WhatsApp y así fue, a la semana me envió un mensaje diciendo que ya lo habían contratado como asistente que, aunque estaba muy pesado el ambiente, insectos, calor y lluvias torrenciales iba a aguantar. 

A las dos semanas me envió otro mensaje: «Hola, estoy emocionado, un compa y yo descubrimos una cueva enorme que al fondo conduce a un cenote, está muy obscuro volveremos con unas lámparas potentes puede haber algo de valor por ahí, los peones mayas que contrataron están enojados pues creen que estamos violando lugares sagrados con el tren, pero también otros están contentos pues piensan que les va a ir mejor de lo miserable que viven», decía el texto.

Dejó de mensajear, yo le enviaba mensajes sin recibir respuesta, hasta que después de un mes llegó un mensaje: «Hola, no te había escrito pues pasó algo extraordinario, nos fuimos mi compa y yo un domingo por la tarde al cenote con todo y lámparas, cuerdas, palas pequeñas, visores. Avanzamos sin problema entre la humedad, al llegar al final lucía impresionante la superficie verdosa del cenote, mi acompañante sabía bucear y era muy valiente, así que se quitó la ropa se colocó un visor, lámpara acuática en mano se deslizó tipo rapel hasta tocar las heladas aguas mayas. Yo sostenía la cuerda2», decía parte del texto.

Era un mensaje muy largo, me dejó intrigado, ya no escribió más, le escribí, pero no me respondió. Después de casi dos meses me volvió a escribir: «Hola, no había podido escribir porque me tenían encerrado, purificando mi mente y mi cuerpo. Cuando fuimos al cenote no nos dimos cuenta de que sigilosos nos iban siguiendo unos mayas, yo sostenía la cuerda y mi amigo se había sumergido, ellos prendieron sus lámparas, antorchas y comenzaron a gritar, llevaban el rostro pintado de negro y rojo», ahí terminaba el mensaje.

A la media hora volvió a escribir: «Nos llevaron a otra cueva, hablaban en maya, nos obligaron a tomar una bebida verdosa, nos sentaron en una esquina diferente a cada uno, nos desnudaron por completo…de la profunda obscuridad salió un enorme jaguar, nos olfateó, nos orinó y se retiró, sólo entonces los mayas hablaron en español y nos dijeron, el espíritu del cenote los perdonó, aunque ahora sus espíritus son de él».

La verdad no supe si me estaba vacilando, cotorreando o de plano la bebida verde le alteró el cerebro, como a Luis el Optimista (al que le dieron un pastel de cannabis sin avisarle y felizmente perdió la razón). Le volví a escribir, no me contestó, como a los 20 días llegó otro mensaje:

– Pues acá andamos echándole ganas, hemos encontrado muchas piezas arqueológicas, donde quiera, algunos se las llevan clandestinamente, pero todo bien-, dijo.

¿Todo bien? Sí, la última vez casi se lo come un jaguar mágico. 

Al mes el último mensaje: «hola, es la última vez que te escribo. Ya me despedí de mi hija y mujer, no puedo volver. Gracias por tu ayuda, pero tengo cosas que hacer, ya no puedo contribuir a la destrucción de esta selva milenaria, ya supimos que el tren va a contaminar todo esto, que va a usar diésel, ahora tengo otra chamba, nocturna, por cierto. No puedo volver al pasado», decía.

Puros misterios, aunque ésta vez realmente me confundió pues no entendía bien la relación entre su trabajo, el cenote, el jaguar, volver al pasado o al futuro, no sé, solo sé que esa zona es especial, ahí está Chicxulub donde hace 66 millones de años, la península  se convirtió en el epicentro del impacto de un asteroide de 14 kilómetros de diámetro, cuyos efectos dieron paso a una extinción masiva que cambió el curso de la vida en la Tierra y puso fin a la era de los dinosaurios, y dejó gran cantidad de polvos y partículas extraterrestres (venían de fuera de la tierra), dejó radiactividad, dejó muerte y nueva vida, se extinguieron decenas de especies vegetales y animales, surgieron otras. 

Ahí los antiguos mayas hicieron fabulosas aportaciones al conocimiento astronómico, arquitectónico, gastronómico, matemático, mítico…etcétera.

Ahí va a estar el Tren Maya, cueste lo que cueste, ahí estará con sus combustibles anacrónicamente ideologizados, ahí por los cancunes turísticos y acosados por la inseguridad, por ahí espero ande mi cuate en sus cinco sentidos y su percepción ampliada bajo el espíritu del Gran Jaguar. No lo sé.

CAC

Historiador y escritor. Ha publicado en diversas revistas, medios y modalidades. Es profesor investigador titular de la Universidad de Guadalajara.

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