Catárticas expresiones de desprecio hacia quien convierte en famosos a personajes funestos y a producciones audiovisuales enajenantes y de bajísima calidad, son un primer paso para referirse al fenómeno televisivo La Casa de los Famosos 2. Pero más allá de liberar la bilis, nada se podría lograr, ni siquiera entender la situación. Como dirían los chavos, es una Red flag la enorme atención que logró la salida del youtuber Adrián Marcelo del programa, superando por mucho la aprobación de la Reforma Judicial, que sucedió de manera prácticamente simultánea.
Siempre viene bien un poco de contexto. Televisa produjo la segunda temporada del reality La Casa de los Famosos.
Hace unos meses, celebré en esta misma columna que Wendy Guevara aprovechó el espacio para legitimar a su comunidad transexual; lo hizo con humor y reflexionando sobre temas relevantes.
La popularidad
En esta segunda temporada, el youtuber Adrián Marcelo captó la mayor cantidad de atención, pero por comportamientos machistas, clasistas y manipuladores. Concretamente, fueron sus acciones y discursos violentos hacia sus compañeras los que recibieron la mayor atención y condena.
Abandonó el programa la misma noche que se aprobó la Reforma al Poder Judicial, y esta trascendental modificación legal fue mucho menos discutida de lo que se necesitaba.
Ahí es donde vienen los corajes: por la evidencia de que espectáculos de esta naturaleza gocen de tanta popularidad. Pero superando esta primera etapa, bien que sirven para pensar sobre lo que muestran de la manera en que somos, de lo que nos apasiona e interesa, de las luchas que peleamos.
Adrián Marcelo es un ser incivilizado, si asumimos las orientaciones que establecen que la civilización la construimos seres humanos capaces de crear condiciones, a través de acuerdos y rasgos culturales, que garantizan la convivencia pacífica y, con ello, la propia existencia.
El comunicador encontró un mercado que le aplaude y monetiza actitudes desafiantes ante demandas civilizatorias actuales: la equidad de género, el tratamiento digno de las personas más allá de sus rasgos corporales, la regulación en el uso de drogas y el clasismo.
La diferencia con Wendy
La Casa de los Famosos 2 es una caja de resonancia que alimenta el voyerismo y que nos interpela, a la manera de Foucault, como una forma de entender y aplicar el poder, de controlar a partir de conocer los movimientos y, de esta manera, también controlar la subjetividad. Quienes tienen el poder sobre lo que se ve, tienen el poder sobre la verdad.
Wendy Guevara triunfó gracias a la narrativa de hacer visible, de manera digna, a una comunidad tradicionalmente despreciada.
Adrián Marcelo dictó el ir y venir del reality por una narrativa de confrontación contra actos civilizatorios, pero no fue vencido con las reglas del juego: fue desterrado.
Esto, para un grupo, representa la derrota de la barbarie, pero para otro significa que la confrontación es el único camino para quien quiere vivir con tanta libertad, priorizando al máximo su propia individualidad, a tal grado que esas expresiones bien pueden seguir excluyendo a quien sea. El triunfo de la incivilidad.
