Apatía al suicidio: una silenciosa violencia de género

Por Jade Ramírez | Perimetral

Guadalajara, Jalisco. Viernes 26 de noviembre de 2021 (Letra Fría) Se han reducido los espacios seguros para la niñez y las mujeres, en un contexto de violencia tácita como la que atraviesa México.

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La casa dejó de ser un lugar seguro iniciado el confinamiento por la pandemia en 2020.

Las “cuidadoras” de siempre, además, se volvieron maestras, enfermeras, psicólogas.

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Los lapsos de tranquilidad e intimidad se extinguieron.

Comenzamos a hablar de depresión y ansiedad pero no cómo las mujeres, estaban rebasadas por los roles de género que no se pusieron a discusión.

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La carga simbólica «una mujer es el pilar de una familia» se agotó en el caso al que nos acercamos de suicidio.

¿Y los de alrededor, qué hacemos ante eso? ¿El sistema social está preparado para crisis que detone el suicidio? ¿El sistema de Salud pública en México fue fortalecido para atender secuelas mentales y psicológicas por la pandemia?

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En este artículo a partir del testimonio de quién intenta resolver su salud mental, describimos cómo no hay un plan de contingencia a nivel público.

Y cómo la apatía normaliza el desbordamiento de una mujer en «modo protesta», como lo llama en su Teoría de la Mujer Enferma, Johanna Hedva, que dedica su posicionamiento a quienes se supone no sobrevivirían y lo hicieron.

Y también a quienes se oponen, pero son obligados, a ser legitimados clínicamente para intentar arreglar enfermedades derivadas por el capitalismo que sí o sí: quiere cuerpos productivos aún enfermos y agonizantes.

Salomé tiene 44 años de edad, vive en Tlajomulco de Zúñiga en Jalisco.

La atendieron en la Cruz Verde y poco antes de iniciar la pandemia, inició su tratamiento en el Centro de Atención Integral en Salud Mental de Estancia Prolongada El Zapote, tras sobrevivir al suicidio. 

Al cerrarse todo por instrucción sanitaria, el Centro El Zapote interrumpió la recuperación psicológica de Salomé y no le dieron recomendaciones o instrucciones.Después de muchas negativas para darle el servicio durante la pandemia, Salomé se «dio de alta» a sí misma

Como adelantamos hace algunos meses, el Poder Ejecutivo y el Legislativo, desestimaron los impactos de la pandemia a la Salud Mental.

Lejos de destinar mayores recursos para aplicación de medicamentos controlados, que por afuera son costosos, se redujo el presupuesto en la materia.

Para José de Jesús Gutiérrez Rodríguez, Coordinador General del Centro de Servicios Psicológicos para la Comunidad del Colegio de Profesionales de la Psicología del Estado de Jalisco, la pandemia sólo evidenció la crisis de salud mental que transtorna a México.

Consultamos por transparencia a los 125 municipios de Jalisco para saber la cantidad de terapias psicológicas que dieron en los primeros 15 meses de pandemia, así como el estatus de personal e insumos para el área.

Solo respondieron 30 municipios con insumos muy variables y datos no apegados a las preguntas expresas.

Entre Tuxpan, Tepatitlán, San Juan de los Lagos, San Ignacio, San Diego de Alejandría, Jocotepec, Jamay, Ixtlahuacán del Río, El Limón, Degollado, Cuquío, Concepción de Buenos Aires, Cañadas de Obregón, Amatitán, y Amacueca, se dieron 6 mil 179 terapias psicológicas.

Del primero de enero de 2020, al 13 de marzo de 2021, los DIF municipales de solo 30 municipios dieron 6 mil 179 solicitudes de terapia psicológica.

De manera específica en acumulado, registraron 225 solicitudes de atención por depresión, ansiedad o problemas de violencia vinculadas con la COVID19.

Salomé no tenía respuestas para lo que vivía y al dolor que le provocaba haber visto morir a uno de sus hijos a los ocho años de edad por cáncer, se sumaba una inestable y deficiente relación de pareja. 

No le bastaba que le dijeran «tienes que ser fuerte».

A la muerte de su hijo le siguió el fallecimiento de su papá, lo que terminó de colapsarla como lo contó a Perimetral, pues era el único hombre que la protegía:A veces el llanto es la única forma de sacar el dolor

Convertirse en sobreviviente de suicidio es tan complejo como elegirlo. Ella recuerda que el enfermero que la atendió de inmediato la miraba con molestia; un rasgo evidente de juzgamiento y reproche social que no abona a la recuperación de nadie.

Cuando la dieron de alta, su hermana se hizo responsable de ella y de inmediato la llevó a El Zapote.

Inició con atención psiquiátrica pero también requería terapia psicológica; gestionarla no fue sencillo pues pasaron meses sin que lograra una cita.

Para la depresión crónica le recetaron diazepam pero aceleraba su corazón. Para la ansiedad tomaba otro medicamento y finalmente le cambiaron el coctel.

Los padecimientos de la entrevistada atravesaron la condición física, económica y el largo agotamiento por la desigualdad, contexto en la que viven mujeres en precariedad.

Por la falta de perspectiva de género en los servicios de salud pública, en el Centro El Zapote donde debía encontrar mejoras, la llevaron a experimentar culpa:

Con la llegada de la COVID 19 todo empeoró y tuvo que buscar por cuenta propia continuar su proceso, pues naturalmente sus emociones no estaban todavía curadas.

Un derecho caro que no otorga el Estado

Para Fabiola Morán Salazar, psicóloga y académica de la Universidad de Guadalajara, la salud mental es una parte fundamental del bienestar personal y social que el Estado debiera proveer.

Sin embargo no sucede así y lo reprocha la terapeuta:

La atención clínica tiene un alto costo y en Jalisco de 2020 a 2021 se redujo 1 millón de pesos al Instituto Jalisciense de Salud Mental.

A nivel federal también, se recortaron 2 millones de pesos al recurso que provee medicamentos, insumos y personal.

En el caso de Salomé cuenta que esperó poco más de seis meses sin terapia, hasta que en su familia encontraron una no tan costeable, pero sí solidaria.

En el servicio comunitario de bajo costo en el Colegio de Psicólogos Profesionales del Estado de Jalisco, concluyeron a la precariedad individual como lo que recrudece daños psicológicos.

De los 30 municipios que respondieron, 13 gobiernos municipales cuentan solo con un psicólogo para toda la demanda entre niñez, jóvenes y adultos.

Salomé permaneció en casa de su hermana todo el tiempo que fue posible, pero llegó un momento en que su estancia ahí, se volvió un problema.

La mujer que la apoyaba, también daba soporte a sus hijas. El círculo de siempre.

No le quedó de otra y volvió a la única opción firme aunque no estuviera convencida del todo.

La salud mental aunque se normalizó hablar de ella en la pandemia, no ha dejado de ser un estigma porque se juzga desde el desconocimiento.

Lo que poco que se habla es de la enorme capacidad de las mujeres por permanecer agonizantes y aún así, desdoblarse para alguien más.

Después de sobrevivir al suicidio ella estuvo acompañando a otra madre con hijo enfermo de cáncer, a los procesos de despedida, entierro y duelo.

Sobre el estigma José de Jesús Gutiérrez, recalca:

Atender los daños pero ¿Cómo?

De los 125 municipios a los que se les solicitó información, el 56% aseguró que había tenido al menos  un paciente que requirió terapia a causa de la pandemia.

Entre esos municipios están: Jamay, San Juan de los Lagos, Tepatitlán, Tuxpan, Cañadas de Obregón y Degollado.

La Universidad de Guadalajara creó el Programa Psicovid19, un equipo de 11 especialistas que atendieron del 7 de abril del 2020, al 26 de marzo de 2021, 586 chats de whatsapp.

Y realizaron mil 29 intervenciones con pacientes hospitalizados por COVID19 en el El Hospital Civil de Guadalajara.

Amaranta Guerrero Gutiérrez, maestra del Centro Universitario de la Ciénega en Ocotlán donde se imparte la licenciatura en Psicología, pone a contraste a qué se le da prioridad desde la salud pública, y refuerza la idea de que solo la mirada es clínica o patologizante.

A grandes rasgos el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales a Trabajadores del Estado (ISSSTE) en 2019 ejerció para atención psicológica y psiquiatría 12 millones 343 mil 734 pesos y el siguiente año, 7 millones menos.

No se desagregó la lista de medicamentos adquiridos -aunque la solicitud lo requería-, con tal recurso.

Pero pueden ir desde controlados para la esquizofrenia, la abstinencia al alcohol, insomnio, antiepilépticos, ansiedad, hipnóticos, inhibidores, para alzheimer, psicosis u opiáceos.

Salomé sigue sin acceso a atención clínica y psicológica por parte del Estado de Jalisco autogestionando sus crisis. En su panorama hay un claro escenario que necesita vivir:

– ¿Después de esto realmente qué le gustaría hacer Salomé?

– A mí me gustaría viajar por el mundo, conocer lugares que me den paz.

*Letra Fría tiene permiso para compartir este contenido, ambos medios pertenecen a la alianza de medios de la red de periodistas de a pie*

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