En uno de esos días, varios de mis estudiantes acudieron a la clase práctica que en la plaza de toros ofrecieron los matadores Miguel Ángel Martínez “El Zapopan” y Alfredo Gutiérrez.
Yo también quería llorar como la mamá de la lectura, pero estoy seguro de que, aunque es un hecho posible, tampoco es un indicador que permita juzgar a la Secundaria Técnica 67, menos a todas las secundarias mexicanas; ni a los profesores
Abundan los casos de materiales incompletos, familias a las que les vendrá bien, muy bien, ese dinero extra, que por otro lado puede ser utilizado con libertad: para la escuela, para darse un gusto que a veces es inaccesible.