Alimentos como el yogur, kombucha, kéfir, kimchi y tejuino son ejemplos de productos fermentados que han cobrado gran popularidad en la alimentación diaria de las personas. Uno de los principales beneficios de los alimentos fermentados es su efecto positivo en la salud digestiva.
De acuerdo con la maestra Monserrat Rodríguez León, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), estos productos contienen probióticos, que son microorganismos vivos que ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, ya que dentro del intestino compiten con las bacterias nocivas e impiden su crecimiento.
El equilibrio de las bacterias que conforman la microbiota intestinal es esencial para lograr una adecuada digestión, pero su desequilibrio puede ocasionar problemas gastrointestinales, como el síndrome de intestino irritable, estreñimiento o intolerancia a ciertos alimentos.
Según Rodríguez León, el sistema inmunológico también se beneficia del consumo de estos alimentos, ya que puede incrementar la producción de anticuerpos y mejorar la respuesta inmunitaria, lo que ayuda a prevenir infecciones y combatir enfermedades.
Otro de los beneficios de la fermentación es que aumenta la absorción de nutrimentos. Algunos alimentos contienen sustancias que dificultan la absorción de vitaminas y minerales en el intestino. La fermentación ayuda a descomponer estos “antinutrimentos”, mejorando la disponibilidad y absorción de los nutrimentos de manera más efectiva.
La ingestión de productos fermentados se ha asociado con la disminución de marcadores inflamatorios en el cuerpo, lo que contribuye a mejorar la salud y prevenir enfermedades crónicas como las del corazón, diabetes, colitis ulcerosa, cáncer, entre otras.
La académica de la UAG detalla, que la salud intestinal y la salud mental están interrelacionadas a través del eje intestino-cerebro, que es una conexión bidireccional entre ambos órganos. Por lo tanto, el bienestar del intestino puede influir en el estado de ánimo y la salud emocional. Los probióticos que se encuentran en los alimentos fermentados pueden ayudar a regular la secreción de neurotransmisores como la serotonina, hormona relacionada con la felicidad y el bienestar. Así, el consumo de fermentados puede reducir o prevenir cuadros de estrés y depresión.