Por: José de Jesús Guzmán Mora | Cronista de San Gabriel.
San Gabriel, Jalisco. (Letra Fría). La antigua ciudad de San Gabriel, destacaba ya en las postrimerías del siglo XIX, como un pueblo culto, deseoso de progreso, con una arquitectura admirable, un comercio abundante, el florecimiento de casi una decena de haciendas, varias estancias para ganado y múltiples ranchos; el deseo enorme de sus habitantes por incidir en el avance de la vida de los sud jaliscienses.
En este orden de ideas, la música desempeñaba un elemento de primordial importancia para complementar las actividades culturales, cívicas, o de orden religioso con la que se disfrutaba mejor de la convivencia.
El Semanario “El Gabrielense, periódico independiente, de variedades, noticias y anuncios”, apareció por primera vez en 1887 en la Villa de San Gabriel. El responsable era don Juan C. de la Torre, era editado por la Imprenta Libertad cuyo propietario era don Juan E. Morán.
Para destacar la actividad musical, que en ese tiempo había en San Gabriel, cito a continuación algunas notas. En el ejemplar del 14 de agosto de 1887, aparece la siguiente nota:
“La lira gabrielense. Estos amigos nuestros que tanto nos deleitan con las dulces notas de sus instrumentos, se han propuesto no estudiar seguramente porque ya saben lo suficiente para cobrar lo que valen las retretas, sería de desear que se pusieran a estudiar piezas nuevas a fin de que tocaran siquiera una, pues muchas veces no sabemos qué pieza musical se toca…”
En el ejemplar del 18 de septiembre de 1887, hay una reseña de cómo se llevaron a cabo las celebraciones, organizadas por parte de la Junta Patriótica.
“…a las ocho de la noche la Plaza principal estaba vistosa y elegantemente adornada con verduras y alumbrada con profusión, a la cual desde el comienzo de la noche , la multitud se agolpó en los portales y en las calles adyacentes, de tal manera que hacían muy difícil el tránsito (de personas) y aumentó el número cuando las músicas dirigidas por los inteligentes y bien recomendados profesores Señores Miguel Bustos y Juan Luque, por sus conocimientos musicales, alternativamente esparcieron en el viento las melodiosas notas de sus instrumentos…”.
Aquellos músicos con los que contaba San Gabriel, en el siglo XIX eran los profesores don Juan Díaz Santana Jiménez, Ignacio S. Anguiano, Estanislao Díaz; ya en el siglo XX surgieron el connotado Blas Galindo Dimas, don J. Jesús Osorio, el Profr. Salomé Cantero Parra y sus hijos Rafael y Cecilio, sin dejar de mencionar al Profr. Alfredo I. Salmerón, los hermanos Ramón y Manuel Rodríguez Blas, Leoncio González López, José Luís Pérez González, Efrén Rodríguez Valdivia, Agustín Villalvazo Blas y Leoncio Estrada Sánchez, entre muchos otros.
El día de hoy me referiré a dos de ellos. He aquí su vida y obra.
EFRÉN RODRÍGUEZ VALDIVIA, mejor conocido como “La turra”, apodo que siempre ostentó porque en su infancia a las ratas les decía “turras”. Nació en San Gabriel, Jalisco, el 19 de junio de 1948, fue el sexto hijo de don Feliciano “Chano” Rodríguez Palomino y de doña Eugenia Valdivia Meza. Tuvo como hermanos a Abelardo “El topete”, Inés, Carmen, Simeón, Ninfa, Julia, Benjamín “El prisco” y Martha.
Sus estudios elementales los cursó en este mismo pueblo. Desde muy joven aprendió de su padre el gusto por la música, aprendió a tocar de manera destacada el violín.
Contrajo matrimonio con la señorita Angelina Martínez Hernández el 4 de marzo 1972, de ese matrimonio nacieron siete hijos: Efrén, Alma Angelina, Delia Margarita, María de Lourdes, José Feliciano, Verónica e Israel Rodríguez Martínez.
Sus gustos gastronómicos eran el tradicional “bote”, la birria, los asados, sin faltar su tradicional ponche de granada y sus “faustinas”. Y para la cruda sus típicas aguas de coco con guachi col. Dentro de sus aficiones al deporte era seguidor de las “Chivas rayadas del Guadalajara” y en cada partido las dirigía desde su televisor.
Trabajó en la Escuela Primaria Federal “Juan Escutia” como intendente, además apoyaba al personal docente a enseñar a leer a los niños que se les dificultaba. También fue director del coro de la escuela apoyando en los honores a la bandera y en los eventos cívicos de la comunidad dirigía las notas del Himno Nacional Mexicano.
En San Gabriel realizó varias actividades, entre ellas la música, aprendió a tocar varios instrumentos como el violín, la guitarra, el arpa, el barítono, la tuba, armonía o alto entre otros; perteneció a la Banda Sinfónica Ireneo Monroy; también formó parte del Quinteto Romántico San Gabriel donde tocaba el violín y hacía la segunda voz. Sus compañeros fueron don Ramón Rodríguez Blas, Leoncio Estrada, Austreberto Estrada y Agustín Villalvazo.
Posteriormente formó parte del Mariachi Son de Alista, del Mariachi González y del Mariachi San Gabriel, donde además de ser músico compartía el conocimiento con niños y jóvenes para que aprendieran a tocar algún instrumento.
Fue compositor de algunas canciones populares, alabanzas y valses como Puesta de Sol, Señor de Amula Dulce nombre de amor, Karla Cecilia, Claudia, Elvia, Alma, La vida de tus ojos, Las turras, Mis cien años, entre otras. Fue asesor de la banda de música de Totolimispa, daba clases de violín a diversos jóvenes, destacándose entre ellos el excelente violinista Luis Fernando Hernández.
Como deportista destacó en el Club San Gabriel. A su retiro de las canchas optó por enseñar a los niños y jóvenes a practicar el fútbol. En este rubro también fue el fundador del Club Deportivo Cruz Verde, en temporadas anteriores y posteriores fue entrenador del Club Silver y del Club River Plate de La Guadalupe.
Antes de fallecer apoyaba a la niñez con la liga sabatina del fútbol. Junto con el Club Deportivo Cruz Verde y el apoyo de algunas personas construyeron el vado de la calle Primer Centenario y Av. 5 de Junio (en el barrio de La Alcantarilla), y en la reconstrucción de red de agua potable en La Playita. Colaboró con trabajo para que se lograra la construcción del Dispensario Médico ubicado en el barrio de El Santuario.
En la labor altruista le gustaba apoyar a las personas que más necesitaban, además de que llevó a más de mil enfermos a atender a la ciudad de Guadalajara con diferentes especialistas, sin ningún costo. Consiguió terreno para la construcción y ampliación de la capilla de la comunidad de Los Fresnos, municipio de San Gabriel, llevando un registro puntual de todas las actividades. En las acciones con el prójimo realizaba una cena en la Noche Buena donde los invitados fueron personas sin hogar y sin familia entre los cuales asistieron personajes tan tradicionales en nuestro pueblo: Chuy “El Gallo”, Mario, Lupe “El Pescadito”, “Chalano” Pérez, entre otros. Se preocupaba por ayudar a los niños que no podían continuar estudiando, apoyándolos con zapatos, uniforme, útiles escolares, etc.; contaba con más de 130 ahijados.
Falleció el 8 de octubre del 2012 en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco. A la misa de cuerpo presente, en San Gabriel, asistieron una gran cantidad de personas.
Su cuerpo fue inhumado en el Panteón Municipal.
AGUSTIN VILLALVAZO BLAS, nació en San Gabriel, Jalisco, el 28 de agosto 1940, fue hijo de don J. Jesús Villalvazo Larios y doña María del Rosario Blas Gómez. Fue bautizado en la parroquia del Señor de la Misericordia de Amula, el 17 de septiembre del mismo año por el párroco don Salvador Santacruz Macías, siendo sus padrinos don J. Jesús y doña Evarista Rodríguez. Sus hermanos son Virginio, Celso, Antonio, María Elena, Catalina, Crescenciana y Juanita Villalvazo Blas.
Su madre, doña “Chayito” Blas Gómez, se ocupaba como una excelente ama de casa y en sus últimos años se dedicó a vender unos riquísimos tacos dorados de picadillo y papas, por fuera de la tienda de abarrotes “El Cedrito” enfrente del antiguo Mesón de las Ochoa situado en la calle José Mojica.
Agustín hizo su educación primaria en la Escuela Urbana Foránea No. 33 en esta población. En sus años de juventud militó en el equipo de fútbol San Gabriel, le gustaba jugar en la portería; más tarde fungió como árbitro en la liga intermunicipal de San Gabriel.
Contrajo matrimonio el 26 de noviembre de 1959 en el templo del Señor de la Misericordia de Amula, con la señorita Ma. de la Luz Flores Yáñez, procreando a doce hijos: Jaime Agustín, Gloría Angélica (falleció muy chica), Luis Alonso, Arturo Javier, Jesús (falleció pequeño), Gloria Angélica, Cecilio Clodoaldo, Gabriel Alberto, Luz Elena, Rosa Eréndira, María Guadalupe y Aarón Everaldo.Don Agustín Villalvazo apodado “El tacuache” formó parte de la banda de música Ireneo Monroy desde mediados de los años de 1960 tocando el trombón y permaneció en esa agrupación hasta 2005 aproximadamente.
En 1967 se creó el Quintero Romántico San Gabriel, teniendo como integrantes a Ramón Rodríguez Blas en el acordeón, Agustín Villalvazo Blas en la guitarra, Efrén Rodríguez Valdivia al violín y segunda voz, Austreberto Estrada Michel primera voz y maracas y Leoncio Estrada Sánchez en el contrabajo.
Con este grupo dejó grabada su extraordinaria voz en un disco compacto que contiene hermosas canciones de antaño, tales como “Amar y vivir”, “Consentida”, “Corrido de San Gabriel”, “Desdén”, “Desprestigio”, “En mi viejo San Juan”, “Martha”, “Mi linda esposa”, “Mil noches”. También cantaba: “Mucho corazón”, “No lastimes más”, “Nosotros”, “Nueva claridad”, “Ojos castaños”, “Siempreviva”, “Sin ti” y “Yo creí”.
Otra agrupación de la que formó parte don Agustín fue el “Mariachi González”, cuyo director era don José González Barajas; entre 1970 y 1973 esta agrupación cambió al nombre de “Mariachi San Gabriel” estando al frente don Leoncio González.
Este breve período se recuerda como el máximo florecimiento del Mariachi en San Gabriel, ya que logró consolidarse regionalmente, al grado de participar en un Concurso estatal de sones en Guadalajara, presentándose en el Canal 4 de la Televisión Tapatía, donde interpretaron la versión original del “Son de San Gabriel” de don J. Concepción González Barajas, en el programa “Conociendo Jalisco”.
Tuvieron una destacada participación en un concurso estatal de aficionados, organizado por la radiodifusora XEBC de Ciudad Guzmán, Jalisco, obteniendo el segundo lugar con el bolero “Alma rota”, interpretado por Agustín Villalvazo Blas, vocalista del Mariachi.
Empleaba su tiempo dedicándose a atender a sus numerosos clientes en la llantera “El tacua” situada en su domicilio de la calle Independencia, muy cerca del Puente Miguel Montenegro y frente a las márgenes del “Río Salsipuedes”.
También se ocupaba en realizar viajes a diferentes partes de la República en su vehículo particular llevando a las personas que necesitaban de sus servicios. Varias veces se presentó ante el Señor de la Misericordia de Amula en donde ofrecía su inigualable voz en las Veladas literario musicales que se realizan anualmente en ocasión de las fiestas patronales.
Falleció el 11 de junio de 2009, sus restos reposan en el Cementerio Municipal.
REFERENCIA:
GUZMÁN Mora, José de Jesús. Personajes que han forjado la historia de San Gabriel, tomo uno, edición 2014, patrocinado por el Gobierno Municipal de San Gabriel, Jalisco, administración 2012-2015.
MV
