En su columna de esta semana, Eloy Chávez explica los puntos claves para entender la posible invasión de Rusia a Ucrania y por qué es un tema que debería consternar al mundo entero.
Por: Eloy Chávez
Guadalajara, Jalisco. 12 de febrero del 2022. (Letra Fría).- Desde el 2013 con la campaña masiva de dignidad ucraniana, el país europeo y ex-soviético, buscaba recuperar el sentido nacionalista que nunca logró institucionalizar desde la caída del muro de Berlín. A raíz del conflicto geopolítico de la lucha por Crimea; Rusia y Ucrania han protagonizado el centro de una nueva “Guerra Fría”, solo que al transcurrir los años, esta lucha regional y que al parecer estaba aislada por coexistir con otras crisis internacionales (los conflictos entre Israel y Palestina, la tensiones frías entre las Coreas, la lucha por el mercado internacional entre China y los Estados Unidos, por decir solo algunos), se ha potencializado a escalas preocupantes.
En 2013 el conflicto se asentó en los medios de comunicación locales, mayoritariamente propaganda rusa que trataba de persuadir a los peninsulares crimeanos a que eligieran democráticamente su anexo a Rusia (algo similar en escalas históricas al anexo de estados del norte de México con Estados Unidos en el siglo XlX), la primera fuerza de política exterior surgió por medio de la desinformación y culminó en una derrota parcial para Ucrania.
Casi diez años después de este evento geopolítico, Rusia se encuentra al borde de un conflicto latente contra la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), al querer impedir la integración de Ucrania con los aliados de la Unión Europea en occidente: los Estados Unidos. En las últimas semanas, Estados Unidos y Rusia han sostenido diálogos y negociaciones, pero sin llegar a un acuerdo entre constantes ataques en redes sociales y medios de comunicación. La pauta rusa que surgió en el 2013, con el anexo de Crimea no ha terminado y son los rusos los que están dictando la agenda a sus adversarios, por el momento, Rusia está logrando agotar las instituciones diplomáticas que intentan darle sentido a los conflictos modernos; un día se sientan con Estados Unidos a negociar respecto a Ucrania y otro día buscan el apoyo de China “para lo que se ofrezca”.
Está claro que un país predominante como los Estados Unidos, el cual no pasa por su mejor momento político a nivel nacional e internacional, con un presidente que no logra unificar a su país y con fracturas partidistas en su interior que se involucran en la puja internacional por desestabilizar al gobierno de Joe Biden, presidente que ha quedado a deber a todos los Estadounidenses (y al mundo entero) es o por lo menos pinta, casi “imposible” que la OTAN pueda coordinarse y actuar de forma estratégica para impedir que estalle un conflicto en Europa del este, que frene la “Guerra Mundial Fría” que comenzó Rusia en el 2013 y sobre todo que pueda mantener un dominio en el mercado mundial respecto a las nuevas tecnologías, las cuales, están siendo aprovechadas por el bloque opositor ruso y sus aliados cómo China (claro dominante del mercado de la sociedad de la información).
Preocupa y mucho, la escalada de tensiones entre Europa y Rusia, sobre todo por proyectos recientes en común cómo el nuevo gasoducto desde Rusia a Alemania o la cooperación energética y estratégica en materia de seguridad entre Moscú y Bruselas, que no nos sorprenda que este conflicto pueda ponerle fin (con el tiempo) a lo que conocemos como la OTAN, la Unión Europea y el mercado capitalista tal cual lo conocemos en la actualidad, al final del día, la guerra nunca cambia, el poder se re configura y la historia se repite en lecciones no superadas. Este evento puede ser un punto de inflexión en la historia de Estados Unidos y desde México, todas y todos, deberíamos de estar preocupados.
EC/EA
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