Por: Eloy Chávez
Guadalajara, Jalisco. 23 de febrero del 2022. (Letra Fría).- La prestigiosa revista británica, The Economist, en su índice de calidad de la democracia, estudia a más de 150 países que son evaluados por diversas variables, entre ellas; gobernabilidad, acceso a la información, transparencia y rendición de cuentas. Estas variables son valoradas por medio de encuestas y entrevistas a miembros destacados de la sociedad civil, periodistas o académicos. En la edición 2022, un diagnóstico a México lo ubica en el lugar número 87 de 167, situado como un “régimen híbrido”, con lo cual quieren indicar que México está en peligro de convertirse en un país autoritario.
Solo quiero destacar tres cosas; la historia reciente de la construcción del proyecto de democracia en el país, la crisis de cultura política que viene siendo señalada por previas ediciones del mismo índice que elabora The Economist año tras año y finalmente, la participación o influencia del actual Presidente de la República en este diagnóstico.
Resulta importante tener en cuenta cómo desde el periodo de alternancia de la década de los noventas hasta la primera década del siglo XXI, el crecimiento de la democracia en el país ha tenido de protagonista al actual presidente y un tripartidismo obsoleto en su totalidad (PRI, PAN y PRD). Esta contienda política que ha ganado el presidente ha logrado concentrar el apoyo mayoritario de la ciudadanía en una figura institucionalizada por medio del proyecto partidista de MORENA.
Esta breve interpretación de la democracia en México nos ayuda a recordar el ascenso de la izquierda por primera vez en la historia, teniendo en cuenta las bases de la democracia en México, como un desfase de un partido hegemónico y abiertamente autoritario como lo fue el PRI, una alternativa sin profundidad como lo fue el PAN y un partido opositor que fue un desencanto para todos como lo fue el PRD, ante esto, la ciudadanía en México se “ahogó en un vaso de agua” cuando las únicas tres alternativas que conocíamos se diluían, la alternativa fue la figura antagonista que desde la alternancia se paraba como fuerte opositor del tripartidismo.
El fracaso del tripartidismo, incluso con el intento del proyecto del “Pacto x México”, ha sido un claro ejemplo de la cultura política, heredada de un sistema de partidos que pasó de ser de un solo partido dominante a una competitividad exclusiva de los mismos partidos desprendidos del antiguo régimen. Esta herencia ha sido bien reflejada por el índice de cultura política que forma parte de las variables del estudio de la revista británica, teniendo en cuenta que una crisis sociopolítica que viene desde hace más de veinte años no es (exclusivamente) culpa del actual presidente. México comparte lugares en evaluaciones de cultura política con países como Corea del Norte o Sudan.
La falta de entendimiento de dónde vienen estos problemas a nivel nacional es preocupante por parte del partido morenista y sus seguidores, quienes han alzado un movimiento en redes sociales contra la oposición política sobre el diagnóstico de The Economist, ignorando el verdadero problema y cediendo la razón a la revista británica, por lo menos, en su sección de cultura política. Estas prácticas políticas dignas de un oscurantismo moderno y digital, corresponden perfectamente con los diagnósticos de la revista, pero sobre todo, con una disposición del poder ejecutivo de poder entrar directamente a la opinión publica como una fuente de poder, una pauta constante y una politización de los medios de comunicación con riñas abiertas entre periodistas afines a la oposición y el presidente.
Países en una dictadura abierta o con países asiáticos y africanos manejados mayoritariamente por redes del mercado negro, y políticos de esas naciones abiertamente narcotraficantes y con redes clientelares de tráfico de personas o de redes de producción que explotan y despojan a la mayoría de sus habitantes de cualquier posibilidad de sobresalir, ya sea por fines económicos o bélicos, probablemente sean un ejemplo del análisis de cultura política que ha expuesto la revista británica para México.
Solo queda preguntarnos si realmente estamos tan lejanos o somos más parecidos que estas dictaduras y países manejados por criminales, tal vez este país esta secuestrado en su totalidad y de eso AMLO, tiene solo una pequeña fracción de responsabilidad, el poder en este país ya sabemos en donde descansa, lejos de las calles, de las curules, descansa en fuertes grupos criminales, legítimos y culturalmente normalizados.
Edición: Gladiola Madera
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