El Glifosato está prohibido en 17 países, entre ellos Colombia y los Estados miembros de la Unión Europea; el 2,4 D es un herbicida utilizado para el control de malezas, el tercero más usado en el mundo. Ambos son considerados por la OMS como “posiblemente cancerígeno para los seres humanos”.
Mayra Vargas | Carmen Aggi
Autlán, Jalisco; 03 de julio de 2019. (Letra Fría) La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró en 2015 al Glifosato, como “cancerígeno probable”. Para la OMS el glifosato es un perturbador endocrino y alertó sobre la vinculación del herbicida glifosato (el más utilizado en el mundo) y el cáncer. La OMS confirmó que existen pruebas de que el herbicida puede producir cáncer en humanos y en animales de laboratorio. “También causó daño del ADN y en los cromosomas en las células humanas”.
El glifosato se utiliza de manera masiva en soja y maíz transgénicos (entre otros cultivos) y desde hace más de una década es denunciado por organizaciones sociales, campesinas, médicos y científicos independientes.
El Glifosato está prohibido en 17 países, entre ellos Colombia y los Estados miembros de la Unión Europea.
El 2,4 D es un herbicida utilizado para el control de malezas. Es el tercer herbicida más usado en el mundo.La Agencia Internacional de e Investigación del Cáncer de la OMS, emitió, el 22 de Junio de 2015, su revisión sobre el agrotóxico 2,4-D ácido diclorofenoxiacético clasificándolo como posiblemente cancerígeno para los seres humanos.
Estos herbicidas, prohibidos en otros países, se aplican en el valle de Autlán y son usados sin regulación, como Diuron, Glifosato, el 2,4-D.
Aunque las causas del cáncer y enfermedades renales son multifactoriales, el Jefe del departamento de Ciencias de la Salud y Ecología Humana del CU Costa Sur, Carlos Palomera García, sostuvo que también están los factores epigenéticos que son los ambientales y que éstos pueden potenciar el desarrollo de dichas enfermedades.
El investigador consideró que haberse reunido este lunes con los representantes de los distintos sectores es un gran paso, sin embargo, lamentó que a la industria alimentaria y a la de los agroquímicos solo les preocupa su propio beneficio y no la salud de las personas.
Para el académico esta situación es “como una historia de terror” porque toda la sociedad está expuesta a los químicos, ya sea por el consumo de alimentos, por el contacto con el aire. Sin embargo, apela al cambio de hábitos y de conciencia de las personas, pues en otros países la presión social ha logrado cambios importantes.
MA/AJEM