Desoyendo los llamados a no donar, miles de capitalinos acudieron este fin de semana a los distintos centros de acopio para enviar ayuda a los damnificados del huracán Otis. Aún con desconfianza sobre quién y cómo hará llegar la ayuda humanitaria a Acapulco, ésta no deja de fluir
Texto: Arturo Contreras Camero, Camilo Ocampo, María Ruíz y Alejandro Ruiz
Fotos: Camilo Ocampo y María Ruíz
CIUDAD DE MÉXICO.- Dos trailers cargados con cuarenta toneladas de víveres e insumos salieron de Ciudad Universitaria rumbo a Acapulco.
La imagen, compartida por las redes sociales de la UNAM, muestra la unidad de la gente frente a la tragedia del otro. Un resquicio que nos hace pensar que la solidaridad y la ayuda mutua aún prevalecen en nuestra sociedad.
La escena, que bien pudo ser en cualquier otra parte del país, fue recurrente durante toda la semana en la Ciudad de México.
Aquí, la gente no deja de tener esperanza en las personas, y mandan sus donativos con la mejor de las intenciones.
Aunque algo es cierto, existe desconfianza a los centros de acopio. Motivada, a veces, por la desinformación de los grandes medios de comunicación y por la politización de la tragedia. Entre algunos cunden los rumores de que algún partido político pueda acaparar los donativos para transformarlos en despensas para la compra de votos, o algún otro tipo de triquiñluela.
Desde el jueves por la mañana el presidente López Obrador pidió a la ciudadanía que tenga deseos de ayudar, llevar la ayuda directamente a los centros de la Cruz Roja o a los puestos de la Marina y el Ejército, quienes son los encargados de llevar la ayuda a los damnificados por el paso del huracán Otis, el de mayor intensidad que haya golpeado las costas del Pacífico Mexicano desde que se tiene registro.
“Es importante que conozcan lo que estamos haciendo, porque hay mucha desinformación, mucha politiquería”, dijo este sábado en un mensaje en redes sociales.
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