Por: Jesús D. Medina García | Simpatía por el débil
Autlán de Navarro, Jalisco.- Tal vez los grandes pilares en los que descansa el proceso civilizatorio de nuestra especie sean el arte, la ciencia y la espiritualidad reforzando la esencia humana. No van separadas, en la realidad ( espacio-tiempo) se entrelazan, retroalimentan, contradicen, evolucionan, involucionan, en resumen: son dinámicas, están en movimiento, recordemos que cada instante es único e irrepetible.
En el caso del arte, se calcula que las primeras manifestaciones artísticas se remontan a 50 mil años de antigüedad, aunque son aproximaciones. Cada vez surgen nuevos estudios que gracias a la tecnología actual brindan datos más precisos.
Han sido en las cuevas y concheros donde se han encontrado esas primeras manifestaciones artísticas, y hasta la fecha, se requieren los espacios, tiempos, condiciones, apoyos para su desarrollo. Digamos que se requiere a los artistas y la “gestoría” que les apoye e impulse.
Y precisamente ese perfil es el que quisiera comentar brevemente de Raúl Padilla López ( Descanse en Paz): el de promotor del arte, la cultura y la educación.
La puesta en marcha de la Reforma Académica dio pie a la Red Universitaria de Centros Universitarios Metropolitanos y Regionales y al Sistema de Educación Media Superior con lo que actualmente se alcanza una cobertura educativa prácticamente en todo el territorio estatal, en aquellos años de inicio de la Reforma en uno de sus documentos base se señala:
“La Universidad de Guadalajara será un sistema estatal de educación superior descentralizado y desconcentrado, que habrá consolidado su carácter popular al llevar los procesos, productos y servicios de su quehacer universitario a todos los sectores de la población, en las diferentes regiones del estado, con calidad y alto grado de competitividad”.
Y es en ese sentido que el quehacer universitario ha generado un vigoroso impulso a las artes, enriqueciendo la oferta artística local y algo muy importante: creciendo la gestión e infraestructura para el desarrollo personal y regional.
Algunos ejemplos (evidencias concretas) de lo anterior tan sólo en Autlán y El Grullo serían:
El centro cultural “José Atanasio Monroy” (auditorio y salas multiusos), la Casa Universitaria sede de la Pinacoteca que la Bienal de Pintura “Atanasio Monroy” ha generado, la Biblioteca “Antonio Alatorre” y se trabaja bajo el rectorado de la Maestra Ana María de la O y la coordinación de la Doctora Lilia Oliver en la creación del Museo de la Grana con todo el rescate arqueológico y estético que ello implica.
Las instalaciones y creación de la Licenciatura en Artes con sede en El Grullo, el impulso a la labor editorial…en fin. Y el mismo fenómeno se reproduce en donde está la presencia universitaria incluso en Los Ángeles, California.
Resulta esperanzador ver a miles de niños y jóvenes acompañados de sus profesores que desde hace décadas acuden anualmente de distintos municipios del estado a la Feria Internacional del Libro.
Queda el legado de Raúl Padilla, compromiso y pasión creativa.