Álvaro Díaz | Verbum Plurithema
Autlán de Navarro, Jalisco.- ¿Quieren una película live action de la sirenita más apegada al cuento de Disney? ¿Con la esencia del cuento de Hans Christian Andersen? No, no lo digas. Porque si no estuviste preparado para aceptar a una actriz afrodescendiente interpretando a la sirenita, muchísimo menos estás preparado para la «verdadera esencia» del cuento.
Para empezar, probablemente la sirenita debería ser un sirenito, un hombre que se enamora de otro hombre humano en plena homofobia. Y ese sirenito no sería un joven físicamente atractivo o por lo menos no para los estándares establecidos. Le cortarían la lengua, el príncipe sería un patán, el sirenito o sirenita lloraría y sufriría toda la película, tanto que terminaría decidiendo suicidarse arrojándose desde lo alto de un acantilado a las rocas.
En este cuento original no triunfa el amor, triunfa la hipocresía, la falsedad, la represión y la cruda realidad de que en este mundo terrenal ganan las mentiras y las apariencias. La Sirenita o el sirenito sólo tendrían un premio de consolación en el más allá, porque en el más acá literalmente «se jodió».
Esa sería una «peculiar interpretación» más fiel a la escencia del cuento de la sirenita.
La realidad es que el de la sirenita es un cuento duro sin final feliz, trágico y hasta sangriento, con un mensaje que a casi 200 años de haber sido escrito por el autor, Hans Christian Andersen, aún no se ha entendido; la sociedad se niega a dar el cambio, tanto así que ahí tenemos viva la resistencia y el rechazo porque una actriz de color interprete a La Sirenita. Este cuento es en realidad una alegoría trágica a un amor imposible y no correspondido, un amor gay de allá de 1,800. El autor, quien tenía fuertes traumas por su apariencia física, trasladó a ese cuento en códigos ocultos la escencia de su desencanto por un amor imposible en un mundo que no lo aceptaría.
Seguramente que Hans Christian Andersen se decepcionaría sobremanera si viera que casi 200 años después la sociedad se resiste todavía a dejar atrás la intolerancia y el rechazo a lo que es diferente, ya sea una orientación sexual o el color de piel oscura.
Desde mi perspectiva ese es el punto triste. Más allá de cualquier banalidad, lo realmente preocupante es el origen, la raíz profunda del problema: el racismo. Eso que si «el color del cabello», que si la «esencia del cuento», que si «el recuerdo de la infancia», todo eso no es más que bla, bla, bla, bla, todo ese rechazo, y la burla, y el bulling a la actriz, se llama racismo y punto. ¿Y has puesto atención quienes son los que mayormente están mostrando su odiosa inconformidad? Son los adultos, no los niños.
Según las valoraciones de los expertos hay bastantes probabilidades de que la película La Sirenita, fracase, y todo porque está claro que el mundo todavía no está preparado, a la sociedad le falta mucho camino por recorrer hacia la entera fraternidad, empatía, respeto, tolerancia. Porque tristemente en este específico caso lo que está predominando es el odio y el rechazo.
