Por: Vianney Martínez Pérez
Autlán de Navarro, Jalisco.– Las sirenas no paraban de sonar. El silencioso y cotidiano día fue rápidamente interrumpido por el sonido saturado de artefactos que indican emergencia y alarma. Tal vez, en un intento de auxilio o por el efecto natural de lo que llamaremos «curiosidad», los autlenses dirigían su atención hacía de donde provenía el ruido: eran los flamantes hombres y mujeres de rojo, las y los bomberos de Autlán.
Los elementos, como se llaman entre ellos, comandantes o simplemente los bomberos, son quienes están 24/7 al acontecer de la ciudad. Desde 2001 están aquí. Si tan solo en ocho meses han brindado 4 mil 500 servicios, en 22 años es incontable.
Se pudiera pensar que los bomberos solo apagan incendios, pero no, hacen mucho más que eso: desde derribar panales hasta ser pieza clave en desastres naturales.
En 1956, México estipuló que cada 22 de agosto se celebraría el Día del Bombero; gracias a que, en esa fecha, se fundó el primer cuerpo de bomberos de la República Mexicana, en el puerto de Veracruz.
La base de la Coordinación Municipal de Protección Civil y Bomberos Autlán se fundó en 2001. En la actualidad, la unidad de Autlán se subdividió en 4 bases que apoyan específicamente a algunas colonias y barrios; en unos meses, estarán por inaugurar una más.
Parte de los 64 elementos de la Coordinación Municipal de Protección Civil y Bomberos de Autlán se reunió para celebrar su día feriado; ni tanto, porque como la vigilancia nunca para, cierto número de elementos tuvieron que permanecer en guardia. Como no es nada común, los bomberos se pasearon en silencio en sus vistosos camiones rojos, para estacionarse afuera de la presidencia municipal.
Unas sillas negras y un toldo que impedía la entrada de los rayos solares los esperaban. Desorganizadamente, entraron: unos más serios que otros, otros más formales que los demás. El contingente se separó para tomar sus asientos, de acuerdo a sus respectivos rangos y edades.
Unos minutos después del medio día, la ceremonia comenzó. Lo protocolario, lo de siempre: honores a la bandera y discursos políticos.
Quien se dirigió con honestidad fue el Jefe de la Unidad de Protección Civil y Bomberos de Autlán, Roberto Núñez. Con sinceridad, recordó a sus compañeros las dificultades de sus labores y la insuficiencia de su entrega ante un mundo impreciso y rebelde.
«Cada momento en el que se colocan su equipo y abren paso a través del humo, están portando el heroísmo. El apagar las llamas y atender las emergencias se hace con el fin de salvar vidas, es un trabajo de enormes proporciones», dijo Roberto.
Un reconocimiento de la sociedad
La ceremonia era presenciada por civiles, gente que estaba en presidencia haciendo trámites. Aunque no lo habían planeado, estar ahí para ellos era satisfactorio. Si pedían que aplaudieran, aplaudían y, al concluir la reunión se tomaban fotos con los de rojo.
A nombre la comunidad, el pleno del Ayuntamiento de Autlán de Navarro entregó a los más de 50 bomberos presentes camisolas, playeras y botas de trabajo. Gustosos, los homenajeados recibieron sus regalos y se encaminaron a sus unidades.
La base en Autlán cuenta con 26 unidades, es decir, vehículos como motobombas y ambulancias. Al evento trasladaron menos de 10, pero fueron suficientes para armar el alboroto.
Las sirenas comenzaron a sonar y, aunque no era una emergencia, las personas se alarmaron. Con miradas pérdidas trataban de encontrar el origen del sonido, hasta que veían a lo lejos como los hombres y mujeres del fuego se paseaban por el Centro Histórico.
Sin pendiente alguno, los oficiales saludaban a la gente desde la cima de sus unidades.
Tras varios minutos de ruido fuerte, los camiones rojos se alejaron lentamente. Era el fin del Día del Bombero para comenzar, de nuevo, a ser bomberos para siempre.
MV