Autlán de Navarro, Jalisco.- El movimiento agroecológico está sostenido por las mujeres amas de casa, madres autónomas y jóvenes interesadas en el tema de la soberanía alimentaria que en muchos casos son invisibilizadas por el sistema. Ellas sostienen, pero son ellos los que hablan, dijo en entrevista la profesora del Centro Universitario del Sur (Cusur) de la Udg y doctorante en Recursos Naturales y Gestión Sostenible por la Universidad de Córdoba España, Yolanda Lizeth Sevilla García.
Para la investigadora una muestra de ello es todo el trabajo de documentación que se ha hecho por ejemplo de la agroecología en Jalisco, donde en la mayoría de los estudios se cita a los hombres y hablan de las mujeres como “actores sociales alternos” al movimiento agroecológico que lideran ellos.
Al hacer trabajo de campo, Lizeth Sevilla ha dado cuenta del papel que las mujeres juegan dentro de la labor agroecológica, ellas cuidan la parcela, alimentan a los niños y niñas, sostienen el sistema milpa y resguardan las recetas tradicionales agroecológicas.
Aunque el trabajo no se detenga, hay que nombrarlas
Las mujeres dedicadas a la agroecología están conscientes de que ellas van a seguir trabajando- las nombren o no- sin embargo, es esencial ubicarlas, conocer su trabajo, nombres e historias.
Entre las mujeres agroecólogas, activistas, campesinas que Lizeth Sevilla trajo a colación están los nombres de Paola Uribe, Sagrario Guzmán, Carmen García, Flor López. Hay diversas voces que es indispensable nombrar y buscar que la academia les haga justicia.
En esta región de la Sierra de Amula, hay grupos de mujeres en Autlán, El Limón, El Grullo que están dedicadas a las labores agroecológicas. En la región Sur -donde Lizeth acompaña- hay diversos movimientos sostenidos por mujeres, desde finales de los años 80. Hay movimientos como la red agroecológica Acdra-Surja y la Red de Defensoras de Jalisco que abraza varios territorios del sur y sureste.
Las integrantes de esta red se reúnen constantemente a dialogar sobre el territorio, lo que le pasa a la naturaleza, la agroecología, tienen una escuela ecofeminista “Benita Galeana” y el mercadito Flor de Luna en Guadalajara donde venden lo que producen principalmente en la zona de la sierra Tapalpa, la Sierra del Tigre, y Llano Grande.
Soberanía Alimentaria para El Rodeo
En la sierra del Tigre está el Grupo Agroecológico de El Rodeo, que son mujeres que tienen alrededor de diez años trabajando en la defensa de los bosques, el agua, la defensa de las semillas endémicas frente al esquema agroindustrial que trabaja en la zona.
Lizeth trabaja en la comunidad de El Rodeo, donde de manera similar a lo ocurrido en El Mentidero han encontrado evidencias de la presencia de agroquímicos en la orina de niñas y niños. Alrededor de esta problemática las mujeres han promovido la creación de huertos de traspatio, huertos en las escuelas, además de participar con la academia para desarrollar estudios para conocer la situación de salud de las y los niños en esta zona.
En esta comunidad, desde noviembre de 2022 empezó a funcionar la escuela agroecológica Pitenzin -como una iniciativa entre la comunidad y la academia- en este espacio niñas y niños aprenden sobre la protección de las semillas, conocen el bosque y ocurren intercambios de experiencias y conocimiento con niñas y niños de territorios no rurales.
Teocintle, gaceta agroecológica
La gaceta agroecológica Teocintle es una publicación que forma parte del proyecto Practi-torio Comunidad y Buen Vivir, que desde el Centro de Investigaciones en Territorio y Ruralidad (Citer) en el Centro Universitario del Sur (Cusur) de la UDG.
El número de marzo pasado estuvo dedicado a las voces de las mujeres y niñas vinculadas al tema agroecológico, no sólo en Jalisco, si no en otras latitudes del país.
Las mujeres se vinculan a la agroecología desde la tierra, el agua, las semillas, las plantas medicinales, hay quienes se reconocen como campesinas y otras más que no. Ellas se conectan y reconectan con la tierra, la naturaleza y el proceso alimentario agroecológico.
Matices y perspectivas de las mujeres agroecólogas
Entre la diversidad de mujeres involucradas en el tema agroecológico, Lizeth ha detectado un común denominador y es que independientemente de que ellas se nombren ecofeministas o no, todas parten de cómo se le ha hecho daño a la naturaleza nombrándola “recurso” como un pretexto del desarrollo económico para explotarla.
Las mujeres han dado cuenta de cómo el sistema desde una mirada antropocentrista, usa, violenta, invisibiliza, explota y deshecha a la naturaleza cuando “no sirve”, tal y como en muchos casos ocurre con las mujeres.
A partir de ahí, ellas desarrollan una relación con la naturaleza buscando que persista, resista y continúe, primero para sí misma y luego para las próximas generaciones.
“Acá es más de compartir, sanar, de preocuparse por las problemáticas”, agrega la académica.
Mujeres: Espacios de horizontalidad
Otra condición que se replica en los espacios de mujeres agroecólogas es la horizontalidad, donde pueden dialogar de cualquier tema sin temor a ser violentadas. Esto ocurre principalmente en los espacios separatistas, aunque también la idea es que suceda en los grupos mixtos.
Las mujeres campesinas desde su interés y preocupación por su entorno se han acercado a la academia para saber cómo pueden ellas mismas hacer diagnósticos participativos para entender qué le está ocurriendo a su territorio, compartirlo desde su voz y buscar soluciones.
Ellas han creado espacios intergeneracionales para compartir saberes que convocan a las bisabuelas, abuelas, hijas, nietas, donde todas las voces se escuchan. Son también lugares abiertos a las mujeres madres donde se comparten los cuidados de las y los más pequeños.
“Hay una filosofía dentro del hacer, en estos espacios, de la sororidad, protección, cuidado mutuo, del intercambio, respeto sin romantizar porque por supuesto ha habido situaciones como en cualquier grupo social vivo en que discrepan”, compartió Lizeth Sevilla.
Desde la experiencia de Lizeth estas características son las que les han permitido permanecer en el tiempo.
Una cosmovisión de parcelas
El tema agroecológico trasciende la parcela y entra a las relaciones sociales, políticas, se han involucrado en la generación de políticas públicas y todo el tiempo están generando saberes y compartiéndolos.
“El acto de sembrar que para ellas es tan importante porque ahí empieza la vida de pronto abraza todas las otras parcelas que tienen ellas”
Las mujeres entre el diálogo de saberes, preservan sus tradiciones, conocimientos, consumen sus propias cosechas, se sanan con sus plantas medicinales y conviven también con la medicina occidental.
Por ejemplo, algo recurrente en la vida de las mujeres es la presencia de las violencias, ellas las conocen, buscan protegerse e incluso buscan manera de apoyarse cuando los casos requieren de acompañamiento especializado.
Desde la mirada de Lizeth los espacios de las mujeres en la agroecología implican un cuidado integral, intergeneracional y político.