Por: Mayra Vargas.
Autlán de Navarro, Jalisco. 29 de mayo de 2018. (Letra Fría).- “Sin rostro y sin motivo”, el poeta uruguayo Mario Benedetti así lo expresa en su poema dedicado a los desaparecidos, y en realidad así es como empezamos a desaparecer. Nadie sabe quiénes somos hasta que nuestra foto se viraliza en las redes sociales como método de búsqueda, hasta que compartimos y recordamos que fue nuestro compañero de escuela, del trabajo, o alguien que en algún momento de la vida conocimos o que tal vez no conocemos, pero que al ver esa imagen circular por todos lados, algo se estremece en nuestro interior.
Los motivos de la desaparición suelen ser diversos, el murmullo de la sociedad se encarga de instalarlos, qué fácil es justificar el acto, qué fácil es decir -en algo andaba-…pero cuando quienes desaparecen son personas que -no andaban en nada-, el ambiente se torna diferente.
El académico y periodista, Darwin Franco, encontró que, hasta el 31 de diciembre del 2017, la Fiscalía General del Estado tenía registro de cinco mil 238 personas desaparecidas en Jalisco; sin embargo, la Fiscalía sólo reportó al Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas dos mil 791 personas.
Jalisco es el segundo a nivel nacional solo por detrás de Tamaulipas, en la entidad se vive una de las peores crisis de desaparecidos, con mujeres y hombres de diversas edades y rasgos físicos que de un día a otro ya no están, ya no regresan a casa.
La realidad, es que todos esperamos que aparezcan todos los desaparecidos de Jalisco y de todo México, vivos o muertos, pero que aparezcan, para calmar una angustia vivida por la familia de cada uno de los desaparecidos. Somos una sociedad a la que nos han quitado tanto, que ya nos quitaron hasta el miedo.
AJEM