Por: Lourdes Cano Vázquez.
Guadalajara, Jalisco. 20 de junio 2018. (Letra Fría). Al rapero QBA le pagaban alrededor de tres mil pesos semanales por estar al servicio de la organización, entre diversas actividades a realizar estaba desaparecer cadáveres, el método era disolverlos en ácido para después tirar los restos en cualquier parte.
Así fue como se presume fueron desaparecidos los rastros de los estudiantes de cine asesinados, al menos en el testimonio del rapero. Como él, hay miles de personas en el país al servicio de los cárteles que ante la escasez de recursos deciden dejar de lado su humanidad y se vuelven capaces de cualquier cosa por tres mil pesos.
Los criminales no se detienen a preguntar si estás en su plaza sin saberlo, por trabajo, por azar; aseguran su poderío con violencia cruda, con sangre, es por eso que se llevan a todos en el camino y como hemos visto antes, matan para después tener certeza.
Es el valor que tiene la vida en nuestro país hoy en día, tres mil pesos y un tinaco con ácido, sin dignidad, sin compasión hacia lo que es o lo que fue el cuerpo tirado en el piso, al dolor de su familia ante la incertidumbre.
Decir que los que se dejan comprar por el dinero del cártel lo hacen por necesidad es ver el problema de manera superficial, esto se trata también de una educación deficiente, de la falta de valores dentro de familias fracturadas o inexistentes que dan como resultado personas sin ética ni empatía para con el otro.
El caso de los estudiantes de cine en Tonalá es desgarrador, pero hay que tener en cuenta que es uno, que tomó relevancia entre miles de casos iguales que no tienen la atención de los medios ni ejercen la misma presión a las autoridades, miles a los que nadie está buscando y por los que hoy se levanta la voz.
Al día de hoy, las campañas electorales giran en torno a atacar al adversario, sin embargo, ningún candidato se atreve a proponer soluciones a los miles de desaparecidos; por eso la consigna que clama “No somos tres, somos todos”, toma un significado tan profundo. Si pueden morir tres estudiantes un día cualquiera, en su lugar podríamos ser nosotros, al ir camino al escuela, al salir del trabajo, o en una reunión con amigos, no importa, ya vimos que para los criminales eso no importa, van a despejar sus dudas hasta que nos tengan tendidos, listos para ser desintegrados.
AJEM
