Este lunes, David Chávez Camacho habla acerca de la igualdad de género y el incremento de la violencia en contra de las mujeres.
Por: David Chávez Camacho
Autlán de Navarro, Jalisco. 24 de febrero de 2020. (Letra Fría) México no necesita un día sin mujeres, necesita un día con gobierno.
Siete de cada diez mujeres sufren algún tipo de violencia, lo que en casos no atendidos y por tanto agravados termina en feminicidio. Obviaré más cifras o indicadores, no porque no me parezcan importantes, sino porque creo que queda muy claro que el problema es grave, cotidiano y frecuente.
Ocurre en los hogares, en las instituciones educativas, en las banquetas y en todo lugar público, en el transporte urbano, en los centros de trabajo, en los ámbitos políticos y gubernamentales, en las zonas urbanas y rurales, en algunos medios de comunicación que aún no entienden el problema. Ocurre en todo lugar, a toda hora, a todo tipo de mujer, con mucho mayor sufrimiento para las mujeres en alguna condición de vulnerabilidad.
El problema ya está dicho, aunque no suficientemente, no porque no haya voces que lo griten, sino porque aún hay oídos que se niegan a escuchar lo obvio. La lucha por la equidad de género es el gran tema de nuestro tiempo.
Por supuesto, no intento minimizar las luchas de las mujeres en el pasado, sino apuntar que hoy las viejas tradiciones, incluida la tradición del machismo, están en bancarrota, aunque haya quien no se dé por enterado. En el presente se vive un momento histórico valioso, lleno de oportunidades para acabar de una vez por todas con la mayor de las violencias, la que ejerce consciente o inconscientemente la mitad de la población en contra de la otra.
La equidad de género, es decir, el respeto debido entre personas de igual valía, es visto desde dos ámbitos: uno, como asunto cultural, y dos, como asunto de política pública.
En teoría, y hasta cierto punto en la práctica, las leyes y los programas de gobierno han sido politizados con visión de género. Pero queda claro que el espíritu no sigue a la ley, y que por el respeto debido a las mujeres queda mucho por hacer en lo cultural.
Las mujeres ya subieron el tema a la opinión pública, pero la opinión pública es superficial y de ánimo muy variable; un día se ocupa del asesinato de una niña y a la siguiente semana está ocupada por el resultado de un partido de fútbol.
No es casual la contradicción entre dos hechos. Uno de ellos es la evidencia de que nunca antes se había hablado tanto de equidad de género y de empoderamiento de las mujeres, y que nunca antes se había legislado tanto al respecto. El otro hecho, contradictorio, es que la violencia en contra de las mujeres permanece.
Creo que la lucha debe ser más profunda, para bajar de la opinión pública y de la ley que se vuelve letra muerta con la simulación, a lo hondo de la cultura, insistir y persistir, hablarlo y hablarlo, exigirlo y exigirlo, en todos los espacios vitales, en todo lugar y tiempo en el que vivamos.
Las mujeres merecen oportunidades, reconocimiento de sus méritos, crédito a sus logros, seguridad… lo necesitan tanto como cualquier ser humano, como cualquier persona. No piden mucho ni nada especial, piden lo normal cuando el gran criterio es el respeto.
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LL/LL
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