En su columna de hoy, David Chávez nos habla de la responsabilidad de los ciudadanos para impulsar las condiciones de vida ideales de su entorno sin esperar que el gobierno asuma todo el compromiso.
Por: David Chávez Camacho
Autlán de Navarro, Jalisco. 3 de agosto de 2020. (Letra Fría) Hace algunos días, leí un post del gobernador Enrique Alfaro, quien informaba de la decisión de la empresa Mercado Libre, líder en comercio electrónico por todo Latinoamérica, de establecer su tercer centro de distribución en México y primero en la región Bajío en el municipio de El Salto, de la Zona Conurbada de Guadalajara.
Tal centro de distribución, sobre una superficie de 60 mil metros cuadrados, generará 3 mil 500 empleos formales de manera directa y también será un factor positivo para la reactivación económica de Jalisco, especialmente en lo que respecta a miles de pequeñas y medianas empresas, así como para emprendedores independientes.
Como era esperable, el gobernador del estado refirió el escenario de incertidumbre que la pandemia de COVID-19 ha generado, circunstancia en la que noticias como la citada son bienvenidas. Pero el mandatario estatal también refirió las condiciones de confianza y seguridad jurídica en Jalisco, que atraen inversiones.
Por supuesto, uno no puede sino coincidir con el gobernador Alfaro Ramírez en la ventaja que Jalisco agrega con inversiones como la de Mercado Libre. Esperemos sean más y de otros sectores productivos. Sin embargo, vale la pena reflexionar qué debe ocurrir en Jalisco para que lo anterior suceda una y otra vez.
Es obvio que el sector gubernamental debe hacer su parte, que no es menor, en el fortalecimiento del clima de confianza y de certeza jurídica que las empresas requieren para invertir y por tanto arriesgar su capital. En ello debe estar presente el tema de la seguridad pública, muy complejo y difícil de solucionar, pero aún más difícil de ignorar.
Al mismo tiempo, la población jalisciense puede y debe aportar algo más importante. Lejos de politizar este asunto tan observable, la población de Jalisco debemos entender que la situación de la economía se ha complicado con la pandemia, con efectos por venir.
Una circunstancia tal no invita a esperar que los gobernantes resuelvan todo, sino a reaccionar de inmediato para hacer alarde de serenidad e inteligencia, creatividad y trabajo. Al gobierno se le debe demandar que cumpla con sus obligaciones, pero se debe trabajar como si no se contara con el gobierno, no para incumplir la ley, sino para aportar uno las soluciones personales, familiares, comunitarias y sociales que la realidad nos exige.
En verdad será necesario un cambio de actitud entre los jaliscienses. Los ciudadanos podemos aportar a nuestra propia vida social mucho más de lo que creemos. Necesitamos de una ética que corte el cordón umbilical del gobierno, una ética de trabajo, colaboración y sana competencia, de inventiva. Esta no es una idea política, ni progubernamental ni de oposición, sino un asunto práctico que conviene a la misma población. Lo ideal sería, de hecho, la autosuficiencia de los ciudadanos, como base real de la democracia.
Los momentos difíciles son propicios para la emergencia de caudillos y por algún defecto histórico los mexicanos estamos siempre a la espera de algún líder que venga a resolverlo todo, incluso lo que uno mismo debe y puede resolver.
Si la crisis ocasionada por la pandemia nos halla sentados a la espera del caudillo, la situación empeorará. La definición clásica de la democracia, como “poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, no significa que alguien, un gobernante, vendrá a solucionarle todo al pueblo, sino que éste debe hacerse cargo de los problemas y de las soluciones, no necesariamente para convertirse en gobierno, sino para permanecer en calidad de pueblo a cargo de sí mismo.
LL/LL
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