Hija primogénita de Benigno Rivera Corona y de Emilia García Romero, María del Carmen Marina Rivera García nació en Autlán el 29 de noviembre de 1918.
Es una persona arraigada con fuerza en este valle: se tiene registro de antepasados suyos nacidos y avecindados aquí por lo menos desde el siglo XVIII.
Su padre fue un gran aficionado a la fiesta brava y heredó de su abuela materna, la señora Antonia Michel Corona de Corona, el rancho del Rincón de Luisa.
Entre los antepasados de doña Marina se cuentan personajes señeros en la historia de Autlán. Fue su bisabuelo don José Crescencio de la Cruz Corona Araiza, hermano del benefactor de Autlán José Corona Araiza.
La esposa de don Crescencio y bisabuela de Marina, María Antonia Norberta de Jesús Michel Corona, era hija de don Pedro Regalado Michel Corona, quien fuera propietario de la hacienda de Ahuacapán en el siglo XIX y uno de los hombres más ricos de Jalisco en su época. Don Pedro fue, por lo tanto, tatarabuelo de la señora Marina.
Otros parientes notables de doña Marina son los Corona Blake: Alfonso el cineasta, Sergio el empresario y político y Odette, reina del gremio Pollos en el Carnaval de 1944. Está emparentada, asimismo, con el poeta Rogaciano Arias Michel, una de las principales figuras de las letras autlenses, quien fue su primo segundo.
Cuando se abrió la carretera a Guadalajara, hacia 1935, la familia Rivera García se fue de Autlán: por consejo de Filogonio García Borbón, uno de sus parientes, su padre se mudó a Tecolotlán, donde instaló un restaurante para dar servicio a los viajeros, servicio de que carecía ese lugar.
Doña Marina lamenta que se tuvieron que deshacer de muchos muebles antiguos de la familia para esta mudanza. Para entonces, Marina ya estaba comprometida con Luis Hernández Camacho; pocos años después se trasladaría a vivir a Guadalajara.
A Marina Rivera le tocó vivir su infancia y juventud en un Autlán muy distinto al actual. Conoció de cerca a la generación de líderes sociales que forjaron el desarrollo intelectual y material del municipio en el siglo XX y fue parte de la dinámica social de ese tiempo, con elementos que hoy ya no existen: los paseos en los llanos del Coajinque, que consistían en días de campo y juegos de beisbol y futbol en los terrenos, que doña Marina recuerda como “un tapete verde”, que hoy ocupan las colonias del sur de Autlán, en los que además había audiciones de la banda municipal y de otros grupos musicales.
Un Carnaval todavía organizado por el pueblo para la diversión del pueblo, en el que los diez gremios se encargaban de la organización de las fiestas; entretenimientos como las representaciones teatrales, conciertos y cuadros plásticos en lugares como el Teatro Orozco; las acciones de la Guerra Cristera, que llenaban de pavor a la población civil, entre otros.
Doña Marina tiene una memoria prodigiosa. En su plática figuran personas e historias del Autlán de sus tiempos: don Miguel Valencia, padre de la poeta Margarita Valencia y propietario del ya extinto hotel Valencia.
Don Pedro Villaseñor, casado con doña Concha Mejía; don Gumersindo Alatorre, “persona muy amada y muy querida”, a quien visitaba en su casa y era famoso por su chocolate y, desde luego, a sus hijos Moisés, Carlos y Toño, el futuro filólogo; don Jaime Llamas García, gestor de servicios de los que el municipio carecía todavía en el segundo tercio del siglo. Fue alumna de la profesora Chayo Arias en tercer año de primaria.
Marina participó activamente en el Carnaval, fue reina de los Pollos en 1931, a la edad de 13 años. Recuerda que le prestaron todo el ajuar, porque para entonces ella todavía no usaba ese tipo de ropa: tacones, medias, vestidos.
Fue compañera en este trajín de una sobrina de Marcelino García Barragán, “la Chaya” Barragán, que era un poco mayor que ella. El chambelán de Marina fue Pedro Sandoval.
Famosa por su belleza, Marina Rivera tenía muchos admiradores. Hasta la fecha se recuerda en su familia su apodo de “la mejor Marina del mundo”: su mamá, doña Emilia, saludó en la calle a un vecino con un buenos días, a lo que el interpelado le respondió “buenos días, doña Inglaterra”. La señora, extrañada, regresó a preguntarle por qué la llamó doña Inglaterra, a lo que el zumbón vecino la respondió: “porque tiene usted la mejor Marina del mundo”.
El fin de semana pasado acudimos al domicilio de doña Marina Rivera en Guadalajara una comisión encabezada por el presidente municipal interino, Dagoberto Trujillo Hernández, a saludarla y hacerle saber que en Autlán se le admira y se le reconoce como un eslabón que conecta a las generaciones actuales con la época romántica de nuestro Carnaval y con la época en que Autlán comenzó su mayor desarrollo.
Le llevamos un pequeño presente de frutas de la temporada (pitayas, ciruelas y guamúchiles) y del cariño de su pueblo, y nos trajimos de regreso una buena carga de historias y la seguridad de haber conocido a una persona excepcional.
Fuentes:
- Entrevista realizada a María del Carmen Marina Rivera García por Danáe Kótsiras. 30 de noviembre de 2021.
- Investigación genealógica de María del Carmen Marina Rivera García, realizada por Sylvia Herenia Corona Cortés.
Gracias por compartir saludos desde Zapopan, yo nací en el barrio de la media pila un abrazo
Honor a quien honor merece.
Muchas gracias al municipio de Autlán y a don Guillermo To ar