Por: Roberto Suárez-Archundia
Zapotlán El Grande, Jalisco. 03 de abril de 2022. (Letra Fría) “Debemos ver el factor humano. (…) Yo te lo exijo». Discurso con el que cerró su participación la actriz trasngénero Dominique Jackson, protagonista de la aclamada serie LGBT+ Pose, en una de las últimas galas organizadas por Human Rights Campaing.
Pero, ¿por qué es importante este discurso? Hace apenas unos días, específicamente el 31 de marzo, fue el Día Internacional para la Visibilidad Trans, con el objetivo de remarcar el valor de la vida sin ningún tipo de prejuicio y reconociendo el arduo activismo que estas personas han hecho a lo largo de la historia.
Cabe mencionar que como persona cisgénero, esta batalla es ajena, sin embargo, el motivo principal para abarca este tema viene desde la empatía, la resiliencia y desde luego, la deuda histórica que como sociedad tenemos con todas y cada una de las personas trans.
No es un secreto que en México pertenecer a un grupo fuera de la norma establecida, conlleva diferentes tipos de discriminación y violencias, después de todo, nuestro país está catalogado como el segundo con más asesinatos de personas trans en el mundo, solo superado por Brasil, esto según el monitoreo que realizó la organización Transgender Europe.
¿Pero qué pasa cuando tu propia comunidad te ataca, acaso no debería ser esta un espacio seguro, de protección y resguardo? Por desgracia, dentro de la misma comunidad se visualizan escenarios poco gratos cuando de personas trans hablamos, expresiones como “esa vestida qué”; “¡qué asco!”; “se ve demasiado hombre para usar vestidos”; “lástima, era tan bonita de mujer”, y muchas más frases nos permiten visualizar que algo grave ocurre dentro de nuestro propio núcleo.
Perdiendo de vista algo extremadamente importante, muchos de los derechos que actualmente se han logrado para la comunidad son gracias a las personas trans, hermanos y hermanos que lucharon incansablemente para lograr un status digno, pese a que individualmente no se les reconoció su identidad de género hasta muchos años después.
En Estados Unidos, por ejemplo, la activista y ahora ícono LGBT+, Marsha P. Johnson, fue pionera en la lucha por la igualdad y los derechos de la comunidad, iniciando protestas por la extrema violencia, discriminación y precariedad laboral que las personas LGBT+, vivían en su tiempo. Participando en los disturbios de Stonwell, dando pie a lo que serían las marchas del orgullo.
Así que sí, esas marchas, derechos, visibilidad, y justicias ganadas lo debemos gracias a esas “vestidas”, mujeres transgéneros, drag queen, transformistas, travestis, trabajadoras sexuales…
Dominique destaca el factor humano en su discurso, y parece que en los últimos años es justo lo que hemos perdido. Heterosexual, gay, bisexual…, somos humanos y merecemos dignidad, merecemos respeto y las personas trans no son la excepción.
No está de más mencionar que muchas de esas reacciones de desapego, odio o rechazo, se originan gracias a los prejuicios que se nos han inculcado desde niños, prejuicios que van ligados a un mundo machista, patriarcal, violento y por supuesto, transfóbico.
Analicemos nuestro pensar y accionar, ¿de dónde viene, por qué lo hago y hacía dónde me está dirigiendo? Después de todo, lo único que realmente importa y necesitamos para avanzar como sociedad libre y justa es ver un poco más, y darnos cuenta que justamente se requiere no perder de vista “el factor humano”.
MA/MA
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