Por: Veirtuh Gama Soria | Entre zangas y mangas
Autlán de Navarro, Jalisco. 06 de febrero de 2023. (Letra Fría) El lenguaje es la forma más común y efectiva de comunicarnos como individuos, tanto de manera interpersonal como en sociedad. Ha sido, es y será a través de lenguaje como organicemos nuestro entorno, los quehaceres personales, laborales y sociales.
A través del lenguaje diferenciamos los objetos, lugares, personas y todo lo que está a nuestro alrededor con la asignación de nombres y descripción de características.
Mediante el lenguaje se transmiten los conocimientos, ideas y formas de ver el mundo, se transmiten patrones y se moldea la opinión sobre las cosas y de nuestro entorno, generando así una determinada cultura que se normaliza y no se cuestiona. De esta manera, se ha normalizado el lenguaje sexista, estereotipado y discriminatorio hacia la mujer.
Las personas somos identificadas por el sexo biológico, siendo este hombre o mujer pero es a través de la socialización como asignamos roles, valores y características a las personas. Mientras el término sexo se refiere a “las diferencias biológicas entre hombres y mujeres”, género alude a roles, expectativas, funciones, valores que cada sociedad adjudica a los sexos y que los seres humanos aprendemos y hacemos propios.
A través de la socialización se han asignado valores y funciones a las personas en razón de su sexo biológico lo que conocemos como estereotipos de género.
El primer agente socializador es la familia, en donde la forma más efectiva de aprender el rol de género que le corresponde a niñas y niños es a través del ejemplo, los comportamientos y formas de tratar a las personas en razón de ser hombres o mujeres, por ejemplo, con la asignación de tareas y actividades dentro del hogar y la asignación de juguetes como lo son carros para niños y muñecas para niñas.
Por lo que además del lenguaje, las acciones que niñas y niños observan de su entorno familiar se convierten en patrones de conducta que se normalizan durante el desarrollo de sus vidas.
Este proceso de socialización se fortalece con la educación escolar, los medios de comunicación y la sociedad en general, generando con ello, una cultura estereotipada en razón de género.
El lenguaje, más que una herramienta de comunicación, influye en nuestra conciencia y representa una realidad, por ello la importancia de que se promueva la igualdad de género a partir de prácticas como la comunicación con un lenguaje con perspectiva de género, sin estereotipos de género asociados a los usos lingüísticos.
Fuentes: Espinar, E. (2009). Infancia y Socialización. Estereotipos de género. Padres y Maestros. No.
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