El Mentidero: Hablar de huertos escolares para sembrar el futuro

Como "pequeñas fogatitas incipientes a lo largo de todo el país", así definieron los promotores de la agroecología a los huertos y parcelas escolares, durante el "1er Encuentro de Intercambio de Experiencias sobre los Beneficios de los Huertos Escolares en las Niñas y los Niños", realizado en la comunidad de El Mentidero, en Autlán de Navarro

Las manitas de las niñas y niños se hunden en la tierra para hacer pequeños surcos donde colocar semillas se arúgula, orégano y girasol. Foto: Darinka Rodríguez

Por: Darinka Rodríguez

Autlán de Navarro, Jalisco. 16 de agosto de 2022.— (Letra Fría) Como «pequeñas fogatitas incipientes a lo largo de todo el país», así definieron los promotores de la agroecología a los huertos y parcelas escolares, durante el «1er Encuentro de Intercambio de Experiencias sobre los Beneficios de los Huertos Escolares en las Niñas y los Niños», realizado el pasado sábado 13 de agosto en la comunidad de El Mentidero, en Autlán de Navarro.

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«La idea es que hoy confluyamos varias personas que hemos trabajado en huertos escolares, y aprovechando que estamos en El Mentidero, invitar a los niños, a las madres de familia y a todos los habitantes de la comunidad a compartir su experiencia en la parcela escolar, y a que también conozcan las experiencias de otros lugares, para saber cómo les ha ido allá: ¿Cómo ven a los niños que se relacionan con el huerto?¿Ha mejorado su salud física y emocional?¿Qué beneficios han identificado?», señaló Rodolfo González Figueroa, integrante del proyecto Reconfiguración Agroecológica, el cual se desarrolla actualmente en El Mentidero.

Este encuentro forma parte del proyecto «Reconfiguración Agroecológica» en El Mentidero, por lo que se contó con la participación de especialistas del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS Occidente), integrantes del Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega, y de la misma comunidad de El Mentidero. Este proyecto inició el pasado mes julio, con el objetivo de revertir los daños a la salud ocasionados a los niños y adolescentes por el uso de agrotóxicos.

La realización de este intercambio de experiencias en torno a los huertos escolares, fue posible también gracias a la participación de los miembros de «Pies ágiles», programa de investigación-acción enfocado a pequeñas localidades, y dedicado a implementar alternativas respetuosas con el medio ambiente; entre ellas el desarrollo de huertos escolares y comunitarios. Hay alrededor de 300 integrantes de «Pies ágiles» repartidos a lo largo y ancho de México.

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El programa de actividades del encuentro se desarrolló de las 10:30 a las 14:00 horas. La primera parte del programa se realizó en la Casa Ejidal de El Mentidero, en donde los participantes compartieron sus experiencias en la realización de huertos en los municipios de Zapotlán el Grande, Tomatlán, Poncitlán, Chapala, Tapalpa, Cuautitlán de García Barragán y Guadalajara.

De manera simultánea a este intercambio de experiencias, las niñas y niños de la comunidad participaron en la realización de un mural colectivo en las instalaciones de la escuela primaria de El Mentidero.

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La segunda parte del programa de actividades se enfocó al intercambio de conocimientos prácticos, y a la interacción con la parcela escolar, aledaña a la telesecundaria «Venustiano Carranza»; se plantaron algunos árboles frutales, se sembró el huerto circular ubicado en el centro de la parcela, y también se realizó un taller de elaboración de pomada con plantas orgánicas y otros ingredientes naturales.

En manos de particulares; la situación de las parcelas escolares en diversos municipios

«De donde yo vengo, lo que ocurre es que los padres de familia, maestras y maestros son un poco celosos con la parcela escolar, únicamente ellos querían tener acceso a ella. Pero luego pasaba que no la trabajaban y preferían rentarla.»

Así comenzó su presentación el profesor Luis Macedo, quien emprendió acciones para reactivar el huerto escolar del CBTA 127, en Tomatlán, Jalisco. El objetivo era capacitar a los estudiantes en el cuidado del huerto escolar, para que después ellos lo replicaran en los patios de sus casas, y obtuvieran alimentos para su autoconsumo, e inclusive para comercializar a nivel local, siempre contemplando la sustentabilidad y el cuidado medio ambiental.

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«Lo mismo sucedió aquí. Apenas se está empezando a trabajar la parcela escolar en colectivo, entre toda la comunidad. Pero lo que nos compartes es la historia de la mayoría de las parcelas escolares en todo el país. Se rentan a particulares«, señaló Emilia Lara, investigadora del CIESAS Occidente e integrante del proyecto Reconfiguración Agroecológica, en respuesta a lo compartido por el docente.

Hace menos de un mes que la comunidad de El Mentidero recuperó su parcela escolar. La acción se concretó el 18 de julio de este año, mediante la firma de un contrato de comodato, en el cual ejidatarios del Ejido La Tuna, cedieron por tres años al Ayuntamiento de Autlán, dos hectáreas correspondientes a la parcela escolar de la escuela primaria, que está contigua a la telesecundaria «Venustiano Carranza». Apenas unos días después, el 25 de julio, los habitantes de la localidad comenzaron a sembrar la parcela escolar con semillas orgánicas y diversas.

En el pasado, este espacio educativo para la agricultura sustentable, era un pedazo de tierra que se rentaba al mejor postor; entre ellos a unos agricultores que cultivaban jitomate y pepino, que no la pensaron dos veces antes de rociar herbicidas en la parcela, y además hacerlo justamente en el horario de clases y receso de los estudiantes.

En consecuencia los niños y adolescentes de El Mentidero sufrieron una intoxicación por el contacto con los agrotóxicos. Así lo demostró el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Guadalajara y del CIESAS Occidente, cuyos resultados difundidos en junio de 2019 a través de un reportaje periodístico publicado en Letra Fría, revelaron la existencia de al menos cuatro tipos de herbicidas (glifosato, 2,4-D, molinato y picloram) en la orina de los adolescentes de la telesecundaria de la localidad, pero también en los niños y niñas del kínder y primaria.

«Este tipo de situaciones no deberían de ocurrir, porque inclusive en la ley está estipulado que las parcelas escolares deben ser utilizadas con fines de investigación y pedagógicos, en provecho de la comunidad estudiantil. Independientemente de quién sea la parcela, los beneficios deben ser para la comunidad escolar de El Mentidero», declaró Emilia Lara.

El profesor de Tomatlán, identificó entre las principales causas de que la parcela escolar no sea utilizada acorde a lo establecido en la ley, la reticencia por parte de los profesores a capacitarse en torno al trabajo de la siembra y el cuidado de cultivos, y la falta de interés por parte de los alumnos de involucrarse en actividades que no se reflejen en sus calificaciones o desempeño escolar.

«Este proyecto del huerto se inició en febrero de 2021. No se desarrolló cómo se planeó porque de manera repentina se suspendieron clases a causa de la pandemia, entonces no alcanzamos a capacitar a los alumnos en la escuela respecto al manejo del huerto escolar. En ese tiempo yo estaba como director del plantel, y se me ocurrió que los alumnos replicaran el huerto en sus casas y se les validara el servicio social, porque por la pandemia ninguna institución los podía recibir para hacerlo. De 100 alumnos , 42 aceptaron la propuesta, registraron su servicio así y desarrollaron un huerto familiar en el patio de su casa, con el apoyo y asesoría de sus profesores, pero a la distancia», compartió Luis Macedo.

Finalmente el profesor del CBTA de Tomatlán, y miembro del programa «Pies ágiles», concluyó que los huertos escolares son factibles siempre y cuando se les dedique tiempo, y se involucre a toda la comunidad en los cuidados.

Huertos escolares y comunitarios; una fuente de salud mental y emocional

En los años setenta se realizaron varios estudios que buscaban demostrar la existencia de beneficios fisiológicos en las personas por interactuar con la naturaleza. Un estudio realizado en un hospital, demostró que los pacientes que tenían vista a un jardín a través de su ventana, se recuperaban más rápido de su enfermedad y necesitaban menos medicamentos que los pacientes que no tenían ningún paisaje natural a la vista.

Lo anterior fue compartido por la doctora Helen Juárez, investigadora del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara, quién habló acerca de los huertos desde un enfoque terapéutico.

«Antes las instituciones de salud, los hospitales psiquiátricos, siempre tenían huertos o jardines robustos con flores y árboles. Ahora con la modernidad la mayoría son edificios cuadrados, fríos, desprovistos de naturaleza, y se ha encontrado que eso ha tenido un impacto muy importante en la sanación de las personas«, explicó Helen Juárez.

La investigadora compartió con los asistentes del encuentro, cómo el trabajo en huertos puede desencadenar un impacto positivo en la salud emocional de las personas; específicamente en personas en situación de cárcel y con problemas de adicciones.

Para ello presentó sus hallazgos durante la ejecución de un proyecto que realizó en el Centro Integral de Justicia Regional (CEINJURE) de Ciudad Guzmán, el cual consistió en el desarrollo de huertos ecológicos dentro del reclusorio.

Los resultados del proyecto fueron exitosos, a tal punto de que el huerto de la sección varonil se convirtió en un referente a nivel nacional de trabajo de producción de alimentos orgánicos manejado por presos.

En el caso del huerto de la sección femenil, la doctora externó que las mujeres se mostraron menos receptivas y abandonaron más rápido las tareas de cuidado de los cultivos. Sin embargo, hasta antes de la pandemia el huerto sí logro cumplir con su función de dotar a la internas de hortalizas, especias y hierbas aromáticas. 

«Pero más allá de los resultados, aquí es donde comienzo a hablar de los beneficios del huerto. Lo que nos decían las presas es que antes del huerto, ese espacio estaba desierto y les daba tristeza y ansiedad. Los espacios descuidados nos deprimen. Pero cuando se hace una transformación del espacio, también se transforma la percepción del mismo y hay un impacto emocional. Desafortunadamente el proyecto se dejo de trabajar con la pandemia. Había mucha expectativa de que ellas estaban recibiendo un beneficio físico, emocional e incluso espiritual a partir de trabajar las camas de tierra, de cuidar los cultivos y caminar entre las plantas y flores», expresó la investigadora del CUSur.

Otro de los autores citados por la doctora Helen Juárez, fue el investigador Jules Pretty, quien ha estudiado mucho la relación hombre naturaleza. Él afirma que las personas se benefician gracias a la interacción con la naturaleza en tres niveles; solo por observarla, por estar expuestos a ella, y el más intenso, por la interacción directa con los espacios naturales. Este último es el que se trabaja con los huertos escolares y comunitarios, donde las personas introducen las manos en la tierra para sembrar las semillas, y tienen contacto con los brotes de sus cultivos.

«Actualmente ya se habla incluso de terapias de la naturaleza, que es todo un desarrollo terapéutico a partir de uno estar activo en la naturaleza; caminar en el bosque, escalar montañas, etc. Todo esto ya por prescripción del psicólogo. En este caso el enfoque que nosotros utilizamos del trabajo en huertos, es terapéutico, ubicando cuáles son los beneficios a nivel cognitivo, físico, emocional y social. De ahí la importancia de que nuestros niños no pierdan los beneficios que da ese contacto con la naturaleza, y los huertos escolares son un espacio que permite esa interacción», concluyó Helen Juárez.

Recuperar la parcela escolar fue solo el primer paso ¡La Reconfiguración Agroecológica continúa!

Poner la parcela escolar de El Mentidero en manos de la comunidad, fue un paso crucial para revertir los daños a la salud ocasionados a los habitantes de la localidad, principalmente niños y adolescentes, por el uso de agrotóxicos. A partir de este momento todas las prácticas agroecológicas realizadas en la parcela y huertos escolares irán encaminadas a abastecer de alimentos orgánicos a los comedores escolares de El Mentidero.

«Una de las fuentes más importantes de exposición a plaguicidas es a través de los alimentos. Por eso lo que nos proponemos es obtener de la parcela una producción de alimentos libre de agrotóxicos, para que esta sea abastecida entre los comedores escolares de El Mentidero, y que así los niños tengan al menos una comida orgánica al día, con el objetivo de disminuir los niveles de plaguicidas en su organismo. En otros países se han realizado estudios donde someten a un grupo de niños a una alimentación orgánica y a los 15 días ya no se les detectaban plaguicidas en la orina», expuso Emilia Lara, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS Occidente).

Parte de este «1er Encuentro de Intercambio de Experiencias sobre los Beneficios de los Huertos Escolares en las Niñas y los Niños», también fue compartir los avances del proyecto «Reconfiguración Agroecológica» en El Mentidero, y especialmente informar las acciones que se realizarán próximamente para monitorear la exposición de la comunidad a los pesticidas.

«Las principales vías por las que estamos expuestos a los pesticidas son por el aire, por los alimentos, por el contacto directo y por el agua. Entonces, en estos ejes estaremos realizando actividades que nos ayuden a disminuir la exposición a agrotóxicos. Estamos haciendo mes con mes la evaluación de los pozos de agua potable de la región, y hemos detectado la presencia de plaguicidas en todos ellos. También estamos haciendo el monitoreo de partículas en la temporada de la zafra, con el objetivo de medir la calidad del aire. En 2018 hicimos un estudio aquí y los resultados indicaban que en tiempo de zafra, El Mentidero está mucho más contaminado que la Ciudad de México«, aseveró la investigadora del CIESAS.

Este año las niñas, niños y adolescentes de El Mentidero, fueron nuevamente evaluados, y aunque los resultados arrojaron que han disminuido considerablemente la presencia de plaguicidas en su organismo, todos siguen teniendo. Lo que no se encontró fue daño renal.

«También vamos a evaluar algún daño neurocognitivo que pueda estar asociado a la presencia de los plaguicidas, pues estas sustancias atacan principalmente al sistema nervioso central, y puede haber afectaciones en el humano por la exposición crónica. El año pasado se hizo un estudio a aproximadamente 20 jornaleros agrícolas de El Mentidero, próximamente compartiremos los resultados con la comunidad, pero les adelantamos que todos sin excepción presentan algún tipo de plaguicida en su organismo, algunos con hasta 17 plaguicidas diferentes y en niveles bastante elevados«, afirmó Emilia Lara.

La estrategia del proyecto «Reconfiguración Agroecológica» va a durar dos años y medio más en El Mentidero, estrechamente ligada con el desarrollo de la parcela escolar y los huertos de la comunidad.

Por lo pronto, la primaria de El Mentidero ya cuenta con dos huertos; uno de hortalizas y otro medicinal. También tiene un vivero de producción de plántulas para la parcela escolar. También el kínder de la comunidad ya tiene varias camas de tierra listas para ser sembradas con semillas orgánicas y diversas. Y así, poco a poco las niñas y niños de El Mentidero recibirán todos los beneficios que pueden aportarles los huertos escolares.

Niñas, niños, adolescentes y adultos disfrutando juntos de actividades al aire libre en la parcela escolar, durante la segunda reunión de El Club Agroecológico de El Mentidero
Fotografía cortesía de Rodolfo González Figueroa

Edición: MV

Queda prohibida la reproducción total o parcial. El contenido es propiedad de Letra Fría.

Egresada de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Colaboró como reportera para Radio Universidad de Guadalajara Ciudad Guzmán, y en el periódico mensual El Puente. Apasionada de las letras y la defensa de los Derechos Humanos.

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