Estoy muy agradecido porque el jueves primero de febrero, en el marco de la Semana Cultural Taurina, hubo un entradón en el Museo Regional de Autlán para escuchar la conferencia: “¿Por qué está chido que haya toros en Autlán?”.
Compartí con quienes asistieron algunas razones y reflexiones, y como la agenda carnavalera está muy fresca, me parece que aún cabe en este espacio compartir con ustedes las cinco razones que ofrecí para contestar a la pregunta.
Antes quiero decirle a quien no está de acuerdo con la práctica taurina que su postura no me molesta, creo que tiene derecho a opinar y a defender su postura, estoy convencido que en este país o en Autlán, cabemos personas que no tenemos la obligación de pensar y sentir igual, antes que taurino aspiro a construir, como dicen los zapatistas: un mundo en el que quepan muchos mundos. Podemos coexistir gestionando nuestras diferencias de manera pacífica.
Mi experiencia con los toros
En la charla compartí mi diagnóstico en el que considero que los argumentos que hemos usado para defender la fiesta no han sido los adecuados.
Remitir a la tradición, a la cultura, o que abundan los ganadores de premios nobel que eran asiduos visitantes de las plazas, no han sido razones de peso para que las nuevas generaciones dimensionen los aportes de la fiesta de toros. Mucho menos, el reclamar respeto a una brillante generación que tiene como bandera no respetar lo que no considera digno. Bien por ellos.
Sin embargo, he vivido numerosas experiencias que me permiten afirmar que hay razones a las que los jóvenes sí son sensibles, y es posible que si bien no sea hagan aficionados sí tengan una postura menos hostil.
En la charla y ahora, les comparto las cinco razones por las que estoy convencido que está chido que haya toros en Autlán o en cualquier ciudad que así lo decida.
Los toros y el medio ambiente
En primer lugar, es el propio cuidado de la especie y del medio ambiente. El toro de lidia solo existe en ganaderías donde una persona invierte tiempo y dinero en su cuidado, la muerte de seis machos adultos de la especie en una plaza de toros, garantiza que otras decenas de individuos de la especie vivan: todas las hembras, los jóvenes y muchos viejos no llegan a la plaza y viven muchos más años que bovinos de otras razas.
La evidencia empírica establece que en los países en que no se festejan corridas, la población de toros de lidia es inexistente, la vida de toda la especie depende de que alrededor del 15% de los individuos lleguen a la plaza.
A nivel ecológico un dato más: Jalisco es uno de los estados de México con más incendios forestales, ninguna de esas hectáreas quemadas fue de una ganadería de toro bravo.
Alta exposición
La segunda razón es que la fiesta de toros le abre las puertas del mundo a las poblaciones pequeñas.
El año anterior en las primera diez noticias sobre Autlán en Google, nueve tenían una referencia taurina, y tengo la evidencia que lo que ocurre en la ciudad durante los cuatro festejos de carnaval genera interés en numerosos países, con quienes tenemos vínculos que se pueden materializar en intercambios culturales, comerciales y laborales.
Ninguna otra actividad nos genera tanta exposición como los toros.
Generación de capital
La tercera razón es que se genera capital y no solo económico.
Las relaciones personales y profesionales que se tejen en el ruedo y en el tendido, son una estructura poderosa con la que jóvenes y no tan jóvenes pueden sentirse acompañados. La semana anterior, Isaac Fonseca estuvo en Autlán, 300 estudiantes convivieron con él y se tomó decenas de fotos que se subieron a redes sociales, abundaron los estudiantes que incrementaron su número de seguidores en estas plataformas: lo mismo le puede ocurrir a cualquier causa.
Decidir con libertad
La cuarta razón es vivir experiencias que te permitan tomar una decisión con libertad. He organizado numerosas clases prácticas, exposiciones en las que jóvenes toman un capote y sienten primero que es muy pesado y segundo que es una defensa muy débil para burlar una cornada, que intentar mover la muleta sin descomponer la figura es un reto mayor, que al visitar los corrales de la plaza podemos constatar que no son un espacio de tortura, y cuando tengan esos datos de primera mano pueden decidir con libertad, hay quien cambia de opinión y hay quien la mantiene y está perfecto, lo que está mal es construir el pensamiento con datos falsos.
Ejemplos de resiliencia
Por último, es que la fiesta está llena de ejemplos de resiliencia y de esfuerzo. La mayoría de los toreros son jóvenes pobres que ponen alma, vida y corazón al servicio de un sueño.
Que los jóvenes convivan con estas historias, que conozcan los obstáculos que hay que superar, pero que vean el triunfo después de la entrega, son relatos inspiradores.
El asumir los retos de la vida con serenidad, el compartir con otros la alegría, el sobreponerte a emociones paralizantes como el miedo y en ocasiones al dolor, son elecciones éticas que no abundan en la actualidad, y que los jóvenes las integren a su marco axiológico, los vuelve personas con más posibilidades de vivir dignamente.
Por eso está chido que haya toros en Autlán, porque abren la puerta un futuro digno y no solo porque es una tradición antigua.
Excelente argumentación, que chido que haya pasado toros no solo en Autlan sino en el mundo
Excelente artículo y comparto su opinión apreciable Mtro Efrén 🐂