In memoriam del corresponsal regional de El Occidental: periodista Guillermo Roldán; para mi, Don Memo Roldán.
Viejo guerrero de la tecla y la libreta de taquigrafía incrustada en la porción central de las nailon, buscando el balazo (así se le llama en el argot periodístico al encabezado principal que viene después del titular de la noticia), buscando la foto escandalosa, entrevistas de modo a los políticos, a los toreros. Corresponsal de El Occidental durante décadas.
Tuvo una cenaduría en pleno centro, donde se juntaban los bohemios de aquel Autlán de los años sesenta, setenta. Iba a El Occidental una o dos veces a la semana. Aprovechaba para irse al Mercado Corona y degustar taquitos al pastor, tepache y tlapehue.
Acudía a la iglesia de La Merced y a la Catedral. Caminaba por el centro de Guadalajara, sacaba de su maletilla una bolsa de maíz y en segundos decenas de palomas lo rodeaban atrevidas en busca del alimento. Gran espectáculo.
Anécdotas
La época de procesos electorales y el carnaval eran las temporadas más rentables e interesantes para su trabajo. Hacía entrevistas pagadas a los políticos aspirantes… ya saben; la foto familiar con la pareja oficial, grandes proyectos y trayectorias impecables. Sonrisas amables y sabios consejos y proyectos para todos.
Don Memo, iba al Centro Universitario de la Costa Sur, a pedir información, a tratar de vender publicidad, ahí nos conocimos.
Pues sucede que en la década de los años 90 decidimos junto con mi compadrito OSV (D.E.P) crear un semanario – quincenal regional, le pusimos “El Regional Nueva Era”. De formato tabloide, la línea editorial era atrevida: de análisis político, con secciones de cultura, arte, caricatura política, fotos eróticas de mujeres y hombres.
Alcanzamos a editar como …9…10 números, ya teníamos algunos clientes para la publicidad y puntos de venta como en seis municipios de la región, incluso un inversionista me invitó un café y en resumen me dijo:
– Este periodiquito puede crecer mucho más, pero hay que meterle algo de lana… mi padre anduvo en estas andanzas de los medios… me gusta como hobby, andamos invirtiendo en medios en diversas plazas del país, en software de tercera generación…
– ¡Qué bien! Le dije, pero tendría que consultarlo con mis socios-.
– Ah mira qué bueno que tocas ese tema, fíjate que ya hasta hemos pensado maquilar en otro lado, montar unas oficinitas decentes, contratar personal sobre todo para comercialización y un vehículo para su distribución… y sobre todo amigo: brincarle a lo digital. Puedes continuar con tus clases, pero serías el director, el que dé legalmente la cara por la firma ante la sociedad y las diversas instancias, y por supuesto; tendrás un sueldo decoroso-, dijo.
– Suena bien…- respondí; entonces ya tendríamos que hablar más seriamente de horarios, responsabilidades, pesos y centavos…
– Exacto, y mira Don Memo puede seguir… es de la vieja guardia, ya está viejón. Peeeroooo OSV no entra en este proyecto. No hemos tenido buenas experiencias.
Los tiempos gloriosos
Me sentí abatido, este proyecto editorial lo iniciamos románticamente con OSV y Don Memo, ese viejo corresponsal del Occidental que dibujaba el nombre del pueblo en el diario de circulación estatal, el que mandaba las pormenorizadas reseñas de las corridas de toros, no le tocó enviarlo por WhatsApp o cualquier otra plataforma, terminaba las reseñas lo antes posible y las enviaba por fax directo a la mesa de redacción de El Occidental.
Al día siguiente esperaba con ansia el periódico en la Papelería Casillas, buscaba una banca con sombra, abría su coquita y en esos momentos al descubrir su nota era el hombre más brillante y feliz del mundo.
Ocasiones especiales se presentaban cuando nos aceptaban elaborar suplementos de carnaval atiborrados de fotos, toreros, manolas, farolas, poesías y otras ocurrencias carnavalescas. Pagaban bien y se distribuían gratuitamente, principalmente en la plaza de toros, El Callejón o sitios públicos que el Patronato seleccionaba. El tiraje llegó a ser de 15 mil ejemplares, se maquilaba en las prensas de El Occidental. Publicamos sólo dos ediciones.
Recuerdos
Conservo un suplemento fechado en febrero de 2004, en la portada aparece Pablo Hermoso de Mendoza, que se presentaría el lunes 23 de febrero de ese año, otra foto de Piedad Arias “La primera reina -1921-, en interiores una foto de la reina Mary Chuy, de las candidatas, otra de los integrantes del Patronato, reseñas de obras de Antonio Alatorre, Ernesto Medina, Atanasio Monroy, Hermilo Hernández.
Incluía también el programa de lo que denominamos “El carnaval también es cultura”, que consideraba charlas, conciertos, como el del Maestro Ernesto Cano y su grupo completo “Huehecuicalt”, Luna Morena, espectáculo festivo y carnavalesco de zancos y títeres urbanos, y una muy buena exposición que se montó en el portal Guerrero de fotos históricas de reinas de carnaval y sitios emblemáticos Autlense. En ese año se presentaron: Alejandro Fernández, Joan Sebastian y Julio Preciado entre otros.
Los viajes por la región
Recuerdo una ocasión que recorríamos la ruta: Autlán-Casimiro-Cuautitlán-La Villa- La Huerta -Cihuatlán, con su servidor al volante apreciando el paisaje y discutiendo con Don Memo. Íbamos por fotos, nunca salía sin sus armas: una vieja Canon, su ya mencionada libreta de taquigrafía y la lapicera en la oreja.
De alguna experiencia salía alguna nota, cobrábamos publicidad de números anteriores vendíamos (a veces) nueva publicidad más lo que fuese saliendo en el camino…incluyendo tejones, vacas, aves diversas, gusanos, víboras, tlacuaches, campesinos y zorrillos que eventualmente se cruzaban en el camino.
De esa mañana, lo que aún recuerdo es que cuando menos me di cuenta se quedó dormido camino de Cuautitlán a Villa Purificación, habíamos discutido pues yo le reprochaba los vicios y corruptelas del sistema que él tanto difundía.
Él me tiraba de rojillo, de ingenuo despistado, ignorante de cómo se mueven las cosas… sin embargo, se ufanaba de haber conocido a Fidel Castro y al Che Guevara en un café de la Ciudad de México, donde los cobijaba clandestinamente Fernando Gutiérrez Barrios, un poderoso y temido agente federal del gobierno de ésa época. Llegó a ser secretario de gobernación: Don Fernando.
Me encantaba que se apasionara en nuestras discusiones con su Coca-Cola que no soltaba por nada, se enojaba con facilidad, pero como no era una persona tonta también se contentaba con facilidad, no guardaba rencores. Al rato en el calor de la costa brindábamos con una deliciosa coca cola: “agüita negra del capitalismo yanqui”: La amistad, el perdón y el cariño por delante.
Había que andar de regreso al Valle de Autlán por la sierra a esa hora, con los caminos solitarios, con temor a que nos fueran a bajar, promoviendo la prensa escrita y con Don Memo a un lado. Buena pareja: el de la voz y un viejón émulo del sistema, juntos ahí: más románticos que un par de insectos en la sierra.
Las cosas siguen igual… como cuando estaba Don Memo
Los camiones y tráileres siguieron comiéndose la línea en las curvas del Chorrillo, de la Cumbre, que eran de sus temas recurrentes, la agüita negra del imperialismo yanqui sigue rifando.
Mi compadre OSV igual que don Guillermo Roldán -que se cuenta cayó de muy mala manera de las escaleras de un billar- han fallecido y descansan en la paz del eterno oriente. A veces los extraño, tal vez porque de alguna singular manera los sigo queriendo… “como el primer día”. Diría el gran Alberto Cortez.
Ah, por cierto, olvidaba mencionar que rechacé amablemente la oferta del inversionista lo cual nunca comenté con nadie.
Invadiendo carriles igual ando aún por estos barrios, y bueno, sigo creyendo como dije en un poemario que “La Verdad es lo Único que no cambia”, aunque dice la novelista Silvia Quezada que descubrió en ese poemario que encriptadamente sería “La muerte es lo Único que no cambia”. Otro furtivo escritor me dijo susurrando que “Dios es lo Único que no cambia”.
Don Memo Roldán quijotesco a su manera y buen corresponsal, mejor aún su estilo como cronista taurino. Ese recuerdo sí que tampoco cambia.