Por: Vianney Martínez Pérez
Autlán de Navarro, Jalisco. 18 de octubre de 2022.-(Letra Fría).- En la misa dominical de la primera quincena de octubre, el obispo de la Diócesis de Autlán, Rafael Sandoval Sandoval, alentó a los fieles a orar para entablar comunicación con Dios y Jesucristo.
El Santísimo continúa siendo la sede para llevar a cabo la eucaristía en la Catedral de la «Santísima Trinidad» en Autlán de Navarro. Como cada semana, los instrumentos de cuerda y el coro de la iglesia amenizaron el inicio de la misa dominical realizada por el obispo de la Diócesis.
Alegre la mañana que nos habla de ti, alegre la
mañana
Alegre la mañana que nos habla de ti, alegre la
mañana
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
Salimos de noche y entrenamos la aurora,
Saludamos con gozo la luz que nos llega,
resucitada y resucitadora.
El sacerdote inició la celebración religiosa.
“Si les dijera hoy a cada uno de ustedes que expresaran lo que traen dentro, ¿Cuál sería esa palabra?, ¿sería algún sentimiento? Cada uno de nosotros piense cuál sería y qué definiría nuestra situación anímica”, dijo.
Luego, Sandoval paseó por el espacio que se genera entre las bancas de madera de la iglesia y preguntó personalmente a algunos asistentes. Entre las respuestas se lograron escuchar «misericordia», «alegría», «tristeza», «amor», «paz», «serenidad», y, «agradecimiento».
“Hay que ponerle palabras a nuestra realidad. Los sentimientos nos son buenos o malos, simplemente están”, aseguró Rafael Sandoval.
Así pues, el prelado enfatizó en que Dios no es un concepto, una idea o un objeto. Más bien, de acuerdo con el religioso, Dios era un ejemplo para vivir, mismo que está abierto a la comunicación con los terrenales.
Después, la eucaristía prosiguió la primera lectura extraída de la Carta a los apóstol San Pablo a los Efesios, en donde se desafía el comportamiento humano por los intereses personales y cómo Dios ha salvado a las personas de sus «egoísmos».
Rafael Sandoval pidió un momento para reflexionar en torno al escrito, e inauguró diciendo «Qué hermosa lectura”.
“Dios nunca quiere la guerra. Nosotros debemos levantar las manos porque estamos en guerra, pero ¿Cuál guerra? Nuestras guerras internas, el autocontrol, y para eso hay que orar para vencer los sentimientos malos que poseemos, porque nuestra vida es una batalla contra nuestras acciones violentas”, finalizó.
La misa siguió su protocolo. El evangelio de Lucas fue dado a conocer por el padre Francisco Méndez, quien narró el momento en el que Jesús respondió a un hombre que le pedía decirle a su hermano que le compartiera parte de una herencia, pero, a diferencia, le contestó que «la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.
Para abrir la homilía dominical, el obispo insistió con el rezo: “Hay que orar en todo momento sin desfallecer”.
A los asistentes les platicó, que durante la historia la iglesia ha sido perseguida por sus ideales y creencias; siendo ahora un momento de «persecución» la oración es una herramienta «indispensable».
“La oración no es decir muchos rezos, hay que expresar lo que hay en tu interior”, continuó, “Cuando ores entra a tu cuarto, cierra la puerta y no digas muchas palabras».
Además, aclaró que el rezo no es «mágico», es algo que requiere «mucha paciencia», porque es una herramienta que funge como conector interno con lo espiritual.
Para cerrar el sermón, Rafael Sandoval, recalcó la invitación a los fieles a orar, y reiteró que Dios es un ejemplo para saber cómo vivir.
Primera lectura y evangelio comentado por el obispo, Rafael Sandoval Sandoval:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
Ef 2, 1-10
Hermanos: Ustedes estaban muertos por sus delitos y pecados, porque en otro tiempo vivían según los criterios de este mundo, obedeciendo al que está al frente de las fuerzas invisibles del mal, a ese espíritu que ejerce su acción ahora sobre los que resisten al Evangelio. Entre ellos estuvimos también nosotros, pues en otro tiempo vivíamos sujetos a los instintos, deseos y pensamientos de nuestro desorden y egoísmo, y estábamos naturalmente destinados al terrible castigo de Dios, como los demás.
Pero la misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo y en Cristo nos ha resucitado, y con él nos ha reservado un sitio en el cielo. Así, en todos los tiempos, Dios muestra por medio de Cristo Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros.
En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús para hacer el bien que Dios ha dispuesto que hagamos.
Lectura del evangelio según san Lucas
Lc 12, 13-21
En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.
Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico tuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.
Edición: MV
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