Durante casi cinco horas un centenar de hombres armados dispararon, quemaron vehículos, bloquearon calles, tomaron el control de una parte de San Cristóbal de Las Casas. Hasta que empezó la lluvia, o se hartaron, se fueron sin que ninguna autoridad se presentara en la zona afectada.
Con el rostro cubierto, vestidos con chaleco antibalas, y portando armas largas, los hombres se pasearon por las calles de esa localidad chiapaneca con total impunidad. La fisonomía hablaba de personas que no son nativos de la región.
Se les sumaron jóvenes en motocicleta, con el rostro descubierto, conocidos por su juventud y la impunidad con la que, de manera cotidiana, recorren las calles disparando, como si jugaran algún juego.
La población se refugió en hoteles, tiendas, negocios, escuelas, en sus casas; llamaron desesperados a los números de emergencia pidiendo ayuda, porque niños y niñas estudiantes quedaron atrapadas dentro de las escuelas.