Por: Néstor Daniel Santos Figueroa.
Guadalajara, Jalisco. 21 de febrero de 2018. (Letra Fría).- El Club Deportivo Guadalajara fue el primer equipo ganador y dominante del futbol profesional en México. Además, adoptó la tradición de jugar solo con futbolistas mexicanos, tradición que le significó miles, millones de seguidores en todo el país. El equipo más ganador, más mexicano, el de provincia que triunfó sobre los de una capital que lo acapara prácticamente todo, es también el que más aficionados puede presumir. Los colores rojo y blanco significan la tradición y orgullo nacional que identifica a los llamados chivahermanos.
El Club América ya existía cuando el Guadalajara dominaba el futbol mexicano. Sin embargo, fue hasta que Televisa lo compró que empezó a forjar su verdadera historia. Con el dinero suficiente y todo el aparato televisivo y de poder a su disposición, su misión estaba clara: competir con Chivas por el título de más grande equipo de México, fue así que nació el llamado “clásico nacional”. Se convirtieron en un equipo poderoso, y engreído. Al final, alcanzaron su objetivo, 30 años después empataron en títulos al rival y la presunción se convirtió en soberbia. “Ódiame más”, le gritan al país, así es como se reafirman ante los demás.
Los Pumas de la UNAM representan para muchos la identidad universitaria, rebelde, que no necesita de un sistema a modo para ganar, que incluso no necesita ganar siempre para ser grande, sino ganar en el momento correcto. De sus entrañas salieron el más grande futbolista que ha dado este país y el mejor portero mexicano de la historia. ¡Goya, goya! ¡Universidad! Las juventudes del país se unen en este grito, con los colores azul y oro grabados en su alma.
El Cruz Azul nació en una cooperativa. Ser seguidor de este club es apostar por la identidad que dan las causas comunes, el formar parte de una casta que persigue un mismo ideal. Antes que el América, fue el primer equipo del centro del país que reclamó un lugar en la historia, la segunda gran dinastía de futbolistas inscrita con letras de oro en el futbol nacional.
Toluca, León, Necaxa, Pachuca y Santos representan a esos clubes que unen ciudades. Su identidad radica en la localía y el amparo de su propia historia, en la que, al margen de los llamados equipos nacionales, han reclamado para sí con triunfos su dignidad, significativa para sus seguidores, para las gradas de sus santuarios.
El Atlas de Guadalajara es un equipo sectario, con una fanaticada que sigue un dogma. Sus triunfos son contados, pero significativos para alimentar su fidelidad.
Los Tigres de la UANL y el Monterrey dividen una ciudad que no permite otras filiaciones. Herederos de una tradición separatista, para ellos solo existe la competencia entre los dos equipos de la ciudad, al margen de lo que ocurra con el resto, exigen, reclaman al país la atención que se prodigan a sí mismos.
Al margen se quedan Morelia, Querétaro, Puebla Tijuana y Veracruz. Equipos que no alcanzan a reclamar una supremacía local, pero que encuentran en sus seguidores el motor suficiente para mantenerse en pie.
(El mexicano es un pueblo de identidades, de levantar banderas y defender causas… lamentablemente es más común encontrar en el futbol lo que sus políticos no pueden ofrecer para el país. Se avecina una contienda electoral en la que lo de menos es la ideología, la propuesta, la defensa de una postura, de un ideal… como siempre…)