Indiferencia y olvido: las estancias infantiles en la UdeG

Brindar un espacio seguro para las infancias de las y los estudiantes de la Universidad de Guadalajara que son madres o padres fue el objetivo que, desde 2010 y a lo largo de una década, persiguieron las estancias infantiles y guarderías ubicadas en distintos centros universitarios del Programa de Fortalecimiento de la Calidad Educativa (PFCE); sin embargo, esta innovadora iniciativa terminó abruptamente en 2020.

Por: Zona Docs | Alianza De Medios

En 2020, por decisión del Gobierno Federal, se cortaron los subsidios otorgados a nivel nacional para las estancias infantiles y guarderías dentro de universidades públicas, esta decisión afectó tanto a las personas beneficiarias del programa (niños, niñas, madres y padres) como a las y los trabajadores del proyecto. Sin embargo, según documentos oficiales de la UdeG, proporcionados a través de una solicitud de transparencia, las estancias infantiles siguieron laborando y atendiendo infantes, pagando honorarios, materiales y servicios, a pesar de haber reportado su cierre de actividades.

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En la Red Universitaria, tres de sus centros se vieron beneficiados del proyecto: el Centro Universitario de Ciencias Administrativas (CUCEA), Centro Universitario de la Ciénega (CUCIÉNEGA) y el Centro Universitario del Sur (CUSUR); además antes del cierre, estaban en construcción otras dos estancias: una en el Centro Universitario del Norte (CUNORTE) y otra en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).

Las madres y padres podían llevar a sus hijas e hijos desde los 45 días de nacer, hasta que cumplieran los cuatro años de edad, con el objetivo de ayudar al alumnado, para que pudieran continuar con sus metas de vida de forma exitosa.

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El abandono

Las estancias infantiles en la Universidad de Guadalajara no sólo significaban para las personas favorecidas por el programa, una oportunidad que les permitiera continuar con sus estudios, sino que también simbolizaba una cercanía con sus hijas e hijos, ejerciendo su maternidad o paternidad al mismo tiempo que cumplían sus metas.

Una de las afectadas fue Angélica Hérnandez, quien fue trabajadora en la estancia infantil del CUCEA desde 2014 hasta el cierre en 2020. En sus comienzos, ella era Jefa de Pedagogía; sin embargo, cada semestre la administración cambiaba los puestos y constantemente cumplía la función de maestra.

En su último año laborado, los casos en torno a la pandemia por COVID-19 en México cada vez se hacían más presentes, por lo que miles de personas perdieron sus empleos, al mismo tiempo el cierre de guarderías a nivel nacional por parte del Gobierno Federal preocupaba a las y los trabajadores de la estancia.

En ese mismo año se realizó una junta, donde se les aseguró a las y los empleados que no perderían su trabajo; sin embargo, al terminar las vacaciones de semana santa no regresaron a sus puestos “un siete de junio, nos llaman que ya no se va abrir la guardería, pero no nos avisaron antes”, comenta Angélica, además menciona que solo les pagaron el mes de junio, como si lo hubieran laborado, pero no les dieron la liquidación que por ley les corresponde, el finiquito, la carta de término laboral o en su debido caso una carta de recomendación.

Angélica formaba parte de las 32 profesionistas a quienes sin saberlo un día, repentinamente, las dejaron sin empleo. Además la administración del proyecto de estancias infantiles les prohibió tener comunicación con las madres y los padres estudiantes.

“A mí sí se me hace muy mala onda, porque nos dejaron sin trabajo y a ellas sin la oportunidad de un lugar seguro para sus bebés, mientras ellas están estudiando”, aseveró.

No obstante, según los archivos entregados por la Coordinación de Transparencia y Archivo General de la Secretaría General de la UdeG, el documento con el título “Dirección de Fortalecimiento Institucional Programa de Fortalecimiento a la Excelencia educativa Universidad de Guadalajara, GES 4(1): Estancias Infantiles y Guarderías”, menciona que, en 2020, a las asistentes educativas se les otorgaron honorarios profesionales por un total de 88 mil 644 pesos y en 2021, a pesar del cierre, el mismo documento declara la misma cantidad de empleados con un pago de 93 mil 076 pesos anuales, de los cuales Angélica no recibió un sólo peso.

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